Los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, de Colombia, Álvaro Uribe, y de Venezuela, Hugo Chávez, alcanzaron este viernes en República Dominicana, a instancias del presidente venezolano, un compromiso para que no se repitan violaciones a la soberanía de una nación latinoamericana por parte de otra. El entendimiento entre los países en crisis llegó tras un […]
Los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, de Colombia, Álvaro Uribe, y de Venezuela, Hugo Chávez, alcanzaron este viernes en República Dominicana, a instancias del presidente venezolano, un compromiso para que no se repitan violaciones a la soberanía de una nación latinoamericana por parte de otra.
El entendimiento entre los países en crisis llegó tras un agrio debate en el seno de la XX Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río, que concluyó con abrazos y apretones de manos, a los que se sumó el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega.
Antes, durante la jornada de discusiones, el presidente colombiano recibió críticas generalizadas de sus homólogos regionales a su acción unilateral en la nación vecina.
«Se logró con el diálogo superar un gravísimo conflicto. Dios bendiga a República Dominicana, Dios bendiga a ese hermano entrañable como es el pueblo colombiano, Dios bendiga a Ecuador, Dios bendiga a América Latina», dijo Rafael Correa al finalizar el emotivo momento.
«Era las excusas sin atenuantes de Colombia, han sido dadas, no de manera explícita, pero hay un documento donde constan, el compromiso de nunca más agredir a un país hermano», añadió
El malestar se superó con un reconocimiento por parte de Colombia de que, efectivamente, violó la soberanía de Ecuador, con un pedido de disculpas al vecino por la incursión ilegal y con el compromiso formal entre los gobernantes de que no se repetirán acciones unilaterales similares, sino que se privilegiará el diálogo y la concertación política.
No obstante, no se pudo zanjar el rechazo de Uribe a la creación de un grupo de naciones amigas que sirvan de interlocutoras para buscar un acuerdo humanitario en su país, ni la exigencia de Nicaragua de que Colombia respete la soberanía nicaragüense sobre el Archipiélago de San Andrés.
A pesar de ello, el presidente Ortega afirmó que «Nicaragua da para atrás en la ruptura de relaciones con Colombia».
Chávez jugó papel clave
El papel del presidente venezolano fue clave para lograr la conciliación de posiciones y el compromiso entre los mandatarios, plasmada después en la declaración final de la Cumbre.
Su exposición, antes de la reconciliación, se distanció de las acaloradas discusiones entre los demás protagonistas del diferendo durante la jornada, a la vez que hizo un llamado a la mesura y a la conciliación, en nombre de la estabilidad regional.
«El conflicto se desborda, vean ustedes la amenaza que eso representa para la paz, para región», advirtió. «Busquemos el camino a la paz, alejémonos de la posibilidad de más guerra».
Chávez fue quien dio el primer paso para poner fin a la crisis diplomática, al plantear que lo que estaba en juego era algo muy serio para los pueblos de la región.
«Es tiempo de reflexiones y acciones, estamos a tiempo de detener una vorágine de la cual pudiéramos arrepentirnos y no sólo nosotros, sino nuestros pueblos, hijos y comunidades, no sabemos durante cuánto tiempo», alertó.
«Detrás de esto está el Gobierno de Estados Unidos y el guerrerismo del Imperio, hay que decirlo», lamentó. «Hay un interés del ala más guerrerista del Gobierno de EEUU de que no acabe esta guerra en Colombia».
Las paces con Uribe
Chávez se extendió largamente al hablar sobre la nueva crisis con Colombia, relató sus años en el Ejército y crisis bilaterales anteriores, como la del secuestro del guerrillero Rodrigo Granda, que «fue en Caracas, y no como dijeron primero, que había sido en la frontera».
Aunque terminó haciendo declaraciones de amistad hacia el vecino país, fue polémico en sus revelaciones.
Cuando él mismo era capitán, perseguía a la guerrilla «dentro de Colombia», dijo, y recordó faenas y «operaciones conjuntas» en un pueblo llamado Caracol, en el departamento del Arauca.
«De capitán, yo patrullé territorio colombiano», aseveró Chávez bajo la mirada disgustada de Uribe. Fue «con tropas venezolanas y tropas colombianas, porque aquellos gobiernos de Venezuela asumían que eso era un conflicto común, un conflicto de los dos países».
«Por eso era que la guerrilla atacaba unidades venezolanas, por supuesto, Venezuela estaba en guerra también».
Aseguró que en febrero de 1995, el ejército colombiano mató a 14 soldados venezolanos en el departamento del Meta, en un confuso incidente con la guerrilla, «porque en ese tiempo Venezuela participaba en el conflicto colombiano».
El entonces presidente Ernesto Samper «me acusó de que yo había ‘comandado’ el ataque, no eran unos datos en una computadora, no. Yo, junto con un señor a quien apodan ‘Gabino’, uno de los jefes del ELN (Ejército de Liberación Nacional)», dijo Chávez.
¿Tú sabes cuándo vine yo a conocer a Gabino? Ahora en noviembre (de 2007), vino a Caracas Gabino», exclamó, en referencia a la visita que el líder guerrillero hizo a la capital venezolana paralelamente a las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de la cual resultaron liberados posteriormente seis rehenes civiles.
No hay relación con las FARC
Tanto Chávez como Correa reiteraron en sus intervenciones que las acusaciones de Colombia sobre financiamiento o apoyo militar a las FARC eran falsas, y que su participación en las iniciativas humanitarias ha sido a pedido de los mandatarios colombianos, como ocurrió con Andrés Pastrana y ahora con Uribe.
Chávez dijo que, en casos mucho más graves de falsas acusaciones, nunca nadie lo había amenazado de manera «temeraria, sin ninguna prueba en la mano», de llevarlo a la Corte Internacional de Justicia, a referirse a la demanda que Uribe anunció que entablaría contra él en la corte de Naciones Unidas.
A pesar de ello enfatizó que «yo no considero a la guerrilla terrorista», sino que son «movimientos insurgentes que deberían tener estatutos de beligerancia».
«Yo lo que he ayudado a financiar son actividades económicas en Colombia, con toda la buena fe, un Gasoducto Transguajiro que costó mil 500 millones de dólares», dijo Chávez, al evocar la obra inaugurada por él, Correa y Uribe a fines del año pasado.
Correa, por su parte, se mostró muy molesto y enfatizó que el conflicto es de Colombia, y que es el deber de ese país cuidar sus fronteras, donde tiene miles de militares destacados, para evitar que la guerrilla entre en Ecuador.
«Nadie discute el sufrimiento del pueblo colombiano, pero Ecuador es víctima también de ese conflicto», dijo.
Sobre los supuestos documentos rescatados en las computadoras de las FARC, que según Uribe implicaban a Ecuador y Venezuela con el asesinado Raúl Reyes, Correa pidió que se las facilitaran «para entregarlos a la oposición política (de Ecuador) para que sean investigadas».
Previamente, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, había comentado ante el foro que sería «muy difícil» certificar la autenticidad de las computadoras, presuntamente tomadas por el ejército colombiano del territorio ecuatoriano donde ocurrió la matanza.
«Tendríamos mucha dificultad para certificar su veracidad», dijo Insulza sobre la posibilidad que las máquinas puedan ser presentadas como prueba en una eventual investigación.
Final inesperado
Tras la larga diatriba, la cumbre tuvo un final inesperado, pues el mandatario Leonel Fernández, anfitrión de la Cumbre, aprovechó el impacto del discurso de Chávez para llamar a los países a poner en práctica el espíritu de la concordia expresado en estas palabras.
«Aquí todos quieren la paz, aquí todos queremos contribuir con Colombia, con Ecuador, con Venezuela, con todos para que efectivamente podamos vivir en las mejores relaciones posibles, relaciones armoniosas, relaciones fraternas, relaciones de amistad», dijo.
Uribe se levantó para estrecharle la mano a Correa y luego atravesó la amplia sala de la Cancillería dominicana para estrechar también la mano de Chávez, mientras un sonoro aplauso de los presentes se escuchaba en el recinto.
Correa concluyó saludando a la «dos mujeres extremadamente valiosas que para mí son ejemplo de vida: la senadora Piedad Córdoba, colombiana, y a Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt, bienvenidas compañeras», quienes estaban presentes en la reunión.
«En segundo lugar quería agradecer a ustedes, colegas hermanos, latinoamericanos por todo ese apoyo», expresó.
La XX Cumbre del Grupo de Río cumbre puso fin a una semana de tensiones desatada por el asesinato en Ecuador de 24 personas, entre ellas el comandante de las FARC Raúl Reyes, por parte de fuerzas militares colombianas el pasado sábado 1 de marzo.
Si bien persiste el diferendo territorial con Nicaragua, tanto Venezuela como Ecuador dieron por superada la crisis con Colombia y aseguraron la total normalización de las relaciones.
Respecto al papel del Grupo de Río, foro de concertación política creado en 1986, demostró que no ha perdido su vigencia como mecanismo eficaz para la solución de controversias en la región.
Del mismo modo, probó ser autosuficiente respecto a instancias multilaterales mayores, que a lo largo de la historia reciente han emitido resoluciones apáticas sobre conflictos que convulsionan a distintas regiones latinoamericanas y del mundo.
También su declaración superó en contundencia al documento emitido el miércoles por la OEA, durante la reunión extraordinaria del Consejo Permanente.
Por su parte, durante un discurso que sirvió para calmar las tensiones, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llamó este viernes a sus homólogos latinoamericanos a buscar el camino hacia la paz y no hacia la guerra, antes de que ocurra una «vorágine de la cual pudiéramos arrepentirnos».
«Es tiempo de reflexiones y acciones, estamos a tiempo de detener una vorágine de la cual pudiéramos arrepentirnos y no sólo nosotros sino nuestros pueblos, hijos y comunidades, no sabemos durante cuánto tiempo», dijo el mandatario venezolano en la XX Cumbre de jefes de Estado del Grupo de Río, que se celebró en Santo Domingo, República Dominicana.
Chávez, quien participó luego que lo hicieran sus pares de Colombia y Ecuador, urgió a «buscar una salida entre gente racional», a la crisis desatada tras una incursión bélica que el Gobierno de Bogotá ordenó realizar a sus tropas en territorio ecuatoriano.
«Paremos esto», enfatizó Chávez, quien pidió a los presidentes reflexionar porque, si no, «seguiría calentándose» el conflicto.
«De los conflictos del siglo XX queda la guerra de Colombia. Queremos, por eso, buscar un camino a la paz. Lo que ha ocurrido en Ecuador no tiene nombre. Alejémonos de la guerra», afirmó.
El presidente Chávez ratificó, además, que a esa guerra en Colombia, hay que buscarle una salida de paz.
«Este problema nos puede conducir a una hecatombe en la región suramericana y no queremos guerra», manifestó el jefe de Estado venezolano durante su intervención en la cumbre de Río.
«Queremos paz, no queremos guerra», reiteró Chávez.
Igualmente, advirtió que Estados Unidos es el principal interesado en que se lleve a cabo un conflicto entre los países suramericanos.
En ese sentido, Chávez subrayó: «No queremos un escenario nefasto como el de la guerra entre países hermanos, por eso insisto en el canje humanitario y en la paz».
Chávez propuso a Uribe retomar la idea de conformar un grupo de «países amigos» que contribuyan a lograr un intercambio de rehenes.
«Retomémoslo, retomemos un grupo de países amigos de la paz, el grupo de paz Santo Domingo», expuso.
Chávez dijo que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, está dispuesto a participar, y citó a otros países interesados en ayudar, como Argentina, Ecuador, Suiza, Brasil, Bolivia, Italia, además del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la ONU.
Más pruebas de vida de retenidos por FARC
En medio de su intervención, el mandatario venezolano anunció tener en su poder pruebas de vida de seis rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre ellos el cabo Pablo Emilio Moncayo, que lleva más de diez años retenido.
Chávez mostró unos segundos el video en el que aparecen los seis militares colombianos.
«Debo anunciar algo que me parece positivo, nos han llegado ayer las pruebas de vida de seis nuevos ciudadanos colombianos que están en manos de la guerrilla (de las FARC) estos son militares y policías», dijo el jefe de Estado venezolano, quien pidió a su par colombiano Álvaro Uribe, autorización para recuperar a estos rehenes.
«Presidente Uribe permítanos ir a buscar a esta gente, así como nos permitió ir a buscar a los secuestrados anteriores, permítanos. Insistimos en el canje humanitario», declaró.
«Acusación temeraria»
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, calificó este viernes de «temeraria» la acusación hecha por su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, quien amanazó al mandatario venezolano con demandarlo ante la Corte Penal Internacional (CPI) por haber «patrocinado» a «genocidas».
«Es una acusación temeraria», dijo Chávez, quien se mostró sorprendido que se le acuse en base a pruebas «salidas de una computadora» y sin «ninguna prueba en la mano».
«Creo que es la primera vez que un Jefe de Estado amenaza a otro de una manera temeraria sin ninguna prueba en la mano», expresó.
Chávez desmintió que haya financiado o entregado armas a las FARC, y dijo que nunca lo hará porque su intención es alcanzar la paz.
«El presidente Uribe no debe preocuparse. Nunca lo haré y nunca lo he hecho, no lo voy a hacer nunca», enfatizó.
«Busquemos el camino hacia la paz, alejémonos del camino de la guerra», ratificó Chávez.