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Ejército Chileno desaparece a soldados en localidad sureña

Fuentes: Rebelión

Con estupor se están conociendo detalles de la terrible pérdida de 45 soldados en la localidad de Antuco, en donde hasta el día de ayer se habían encontrado 5 conscriptos muertos de frío, luego de que una tormenta de nieve los encontrara en medio de una travesía de 25 kilómetros a pie, en un ejercicio […]

Con estupor se están conociendo detalles de la terrible pérdida de 45 soldados en la localidad de Antuco, en donde hasta el día de ayer se habían encontrado 5 conscriptos muertos de frío, luego de que una tormenta de nieve los encontrara en medio de una travesía de 25 kilómetros a pie, en un ejercicio militar mal planificado y apertrechado. Los militares chilenos a cargo de esos soldados no midieron las consecuencias de un ejercicio que comenzó a las cinco de la mañana en una región fría, ni mucho menos pusieron atención a la mala calidad de la vestimenta de los soldados ataviados con unas camisetas de algodón, un chaleco reglamentario y una chaqueta de camuflaje pobremente acolchada. Por otra parte, tampoco se llevaban instrumentos de localización satelital, ni carpas adecuadas a las malas condiciones climáticas.

Chile es uno de los países con mayor gasto militar en la región al utilizar el 10% de las ventas totales del cobre, las que ascienden a un monto superior a los 500 millones de dólares anuales. Los dineros que los militares reciben del Estado se invierten principalmente en la compra de armamento sofisticado y con ello se descuidan graves problemas sociales en el país. Decidor es que justamente el día del conocimiento de esta tragedia de soldados, los estudiantes secundarios y universitarios realizaran un paro nacional para evitar la aprobación de una ley privatizadora. En Chile hasta el último funcionario del Estado sabe que se podría solucionar completamente el problema de educación si se hubiera evitado la compra de uno de los 10 aviones cazabombarderos F-16 proyectados para el 2006. Las paradojas en Chile son brutales; justo el día en que el presidente Lagos organiza una fiesta para despedir al «Panzer» José Miguel Insulsa en su camino hacia la presidencia de la OEA, mueren soldaditos a causa del frío y la nieve en vez de las balas, mueren casi desnudos jugando a la guerra, caen rendidos y seguros confiando en sus instructores que los llevan a un matadero helado. En paralelo, otros 45 se pierden en la escarcha, desaparecen inocentes en el polvo blanco a manos de ese mismo Ejército que hace 32 años comenzó a desaparecer chilenos.