Señor Presidente: Le felicito por su elección y, en nombre de la delegación cubana, le deseo éxitos en la conducción de nuestros trabajos. Deseo también transmitir nuestras condolencias a las víctimas de las recientes catástrofes naturales en Pakistán, la India y otros países del Sur de Asia, así como en Guatemala, El Salvador, México y […]
Señor Presidente:
Le felicito por su elección y, en nombre de la delegación cubana, le deseo éxitos en la conducción de nuestros trabajos.
Deseo también transmitir nuestras condolencias a las víctimas de las recientes catástrofes naturales en Pakistán, la India y otros países del Sur de Asia, así como en Guatemala, El Salvador, México y otros países de América Central.
Expreso también nuestra satisfacción por estar aquí hoy, 10 de octubre, día en que hace 137 años los cubanos comenzamos nuestras luchas por la independencia nacional y la abolición de la esclavitud.
Señor Presidente:
Hace sesenta años nació la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura con el objetivo de contribuir a la paz y la seguridad en un mundo aún bajo los influjos de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial; para fomentar el conocimiento y la comprensión mutuos de las naciones, brindar un nuevo y vigoroso impulso a la educación popular y a la difusión de la cultura, y contribuir a la conservación, al progreso y a la difusión del saber.Entonces, reconocimos «la necesidad de asegurar a todos el pleno e igual acceso a la educación».
Pero, seamos francos, no vivimos realmente en el mundo de paz, armonía, acceso general a la cultura y a la ciencia, educación para todos y justicia social que preludiaba la Constitución de la UNESCO.
Vivimos en un mundo en el que más de 2600 millones de personas mal viven con menos de uno ó dos dólares por día; donde 11 millones de niños mueren cada año a causa de enfermedades prevenibles y 600 mil mujeres pobres mueren en el parto; vivimos en un mundo en el que 852 millones de personas, 300 millones de ellos niños, sufren hambre todos los días. ¿Qué decirles a los padres de los casi 20 mil niños que morirán de hambre en el día de hoy, mientras transcurre nuestra reunión?
¿Participan acaso de la justicia, la libertad y la paz por las que aboga la UNESCO los más de 800 millones de adultos que no saben leer ni escribir, o los 103 millones de niños que no van a la escuela?
¿Y cuáles son las causas de esta situación? ¿Por qué en nuestro planeta crece más la desigualdad cuanto más crece la riqueza?
En primerísimo lugar, Señor Presidente, por el injusto orden económico, social y político que se ha impuesto a nuestro planeta, que impide el desarrollo, la paz, el progreso y la cultura para la mayoría de nuestros pueblos.
Vivimos en un mundo signado por la violencia, en el que se amenaza a nuestros países con guerras preventivas, intervenciones y «cambios de régimen».
Nos intoxican con un modelo de consumismo desenfrenado que nada tiene que ver con la educación, la ciencia o la cultura y que, por el contrario, agota valiosos recursos naturales y destruye nuestro medio ambiente.
Vivimos en un mundo en el que a los países subdesarrollados, la mayoría, se les niega cada vez más el acceso a las tecnologías y a los avances de la ciencia y, al mismo tiempo, se les roban sus recursos humanos.Sólo de América Latina y el Caribe hay 1,2 millones de profesionales trabajando en Estados Unidos y otros dos países desarrollados.Ese capital humano equivale a 120 mil millones de dólares.
El actual orden internacional no es compatible con los postulados de la UNESCO. No lo puede ser, en un mundo donde los países subdesarrollados pagan tres dólares como servicio de la deuda por cada dólar que reciben de Ayuda Oficial al Desarrollo y, al final, la deuda crece interminablemente.
Vivimos en un mundo donde resulta imposible ejercer el derecho a una información veraz y objetiva.Mientrasla información sea una mercancía, será propiedad de los que tienen el dinero.Los medios de información, cada vez más concentrados y monopólicos, responden a los intereses de sus dueños oligárquicos y no a la verdad.La campaña que contra Cuba financia el gobierno de Estados Unidos, que incluye la transmisión ilegal de 2300 horas semanales de radio y televisión, es una prueba incuestionable.
No puede haber democracia si no hay justicia social.No puede haber libertad si no hay ejercicio del derecho a la educación y la cultura.No se tienen derechos humanos si no se disfruta de igualdad y equidad.Los ricos y los pobres no disfrutarán jamás de iguales derechos aunque estén proclamados en el papel.
Vivimos en un mundo donde se aplican bloqueos genocidas que afectan a pueblos enteros, como el que el gobierno de los Estados Unidos impone contra Cuba desde hace 45 años. En el que el Presidente de la nación más poderosa de la Tierra -soñando con una meta imposible- ha declarado que cuando conquiste a nuestra Patria, cerrará la industria biotecnológica porque, según dice su Plan para Cuba, «no es apropiada por su magnitud y gastos para una nación fundamentalmente pobre». Me pregunto cómo se corresponde una declaración de esta naturaleza con los objetivos de la UNESCO, o si la prohibición a científicos norteamericanos de asistir a eventos en Cuba y viceversa está acorde con «el intercambio internacional de representantes de la educación, la ciencia y la cultura» que la UNESCO debe alentar.
Ahora bien, Señor Presidente, cabe también preguntarse si la UNESCO no ha errado el rumbo. La celebración de eventos, mesas redondas, foros de los más diversos tipos y debates académicos del más alto nivel es sin dudas útil y necesaria. Pero creemos firmemente que ha llegado la hora de que las actividades de la Organización tengan un carácter mucho más operativo y dinámico. Es la hora de que la UNESCO ejerza realmente el liderazgo en las esferas que deben constituir su prioridad.
¿No es acaso este el momento para que la UNESCO lance una poderosa campaña universal con el objetivo de erradicar totalmente el analfabetismo en el próximo decenio y sobrecumplir así las metas de Dakar? En Venezuela fueron alfabetizados 1,4 millones de personas en año y medio y el próximo día 28 se declarará «territorio libre de analfabetismo».Felicitamos a la delegación de la República Bolivariana de Venezuela.Nos alegra haber contribuido a este noble empeño con el método «Yo sí Puedo», tal como informó a esta Conferencia el Ministro de Educación de ese hermano país.
Señor Presidente:
Esta Conferencia General examinará tres importantes Documentos Internacionales en cuya preparación Cuba ha participado activamente.
Consideramos que la Convención sobre la Protección de la Diversidad de los Contenidos Culturales y las Expresiones Artísticas es de particular importancia, máxime cuando hoy, más que nunca, se pretende imponer al mundo la cultura y el pensamiento únicos. Es por ello que el Gobierno de los Estados Unidos se opone obsesivamente a este proyecto, que respeta las identidades y el fruto creador de todos los pueblos y promueve con ello la comprensión y la solidaridad necesarias a la paz del mundo.
Apoyamos también la Declaración Universal sobre Bioética y la Convención Mundial Antidopaje en el Deporte.
Señor Presidente:
De Cuba, mi Patria, diré que, pese al bloqueo y las agresiones, tenemos hoy más de 700 mil graduados universitarios, todos los niños en sus escuelas y todos los maestros con empleo. Hemos graduado en cuatro décadas casi 43 mil estudiantes del Tercer Mundo y tenemos estudiando becados hoy en nuestro país otros 18 mil jóvenes de 107 naciones. A esta hora, en decenas de países, 25 mil médicos, enfermeras y técnicos cubanos salvan vidas y alivian el dolor.
Hemos acordado, además, que en los próximos diez años entre Venezuela y Cuba prestaremos asistencia hospitalaria gratuita para salvar de la ceguera a 6 millones de latinoamericanos y caribeños y graduaremos entre ambos países a 200 mil nuevos médicos de nuestra región en la próxima década.¡Hechos y no palabras es lo que se necesita en esta hora!
Los cubanos sabemos bien qué significa el acceso a la educación, la ciencia, la cultura y el deporte. Sabemos también el precio de la dignidad y la soberanía. De ahí nuestra férrea confianza en el valor de las ideas. No por gusto la Revolución Cubana estrenó su victoria publicando un millón de ejemplares del Quijote, y Fidel le dijo a nuestro pueblo: «No te decimos cree, te decimos lee».
Cuba, Señor Presidente, cree con su Héroe Nacional, José Martí, que la Patria es la Humanidad, que ser culto es el único modo de ser libre; que saber leer es saber andar y saber escribir es saber ascender; que la enseñanza, desde la escuela primaria, ha de ser científica y ha de convertir al hombre en resumen viviente del mundo que lo ha antecedido, para que sea un hombre de su tiempo y de su pueblo, capaz de contribuir a crear una sociedad con todos y para el bien de todos, porque es hora ya de que en el mundo las fuerzas de la construcción venzan a las de la destrucción.
Creemos en la UNESCO y en los valores que representa.Creemos en el multilateralismo y en la cooperación internacional.La UNESCO, Señor Presidente y Señores Delegados, puede seguir contando, para el logro de sus nobles objetivos, con el apoyo del pueblo generoso y solidario de Martí, el Ché y Fidel.
Muchas gracias