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El antiimperialismo hoy

Fuentes: Rebelión

En los tiempos que corren, China y Rusia encabezan esta política necesaria para el avance de la sociedad, para resolver los graves problemas que aquejan a la humanidad. Esta combinación es realmente determinante, ahora más con la consolidación de las relaciones estratégicas entre China y Vietnam. Es un verdadero eje político, con un poder económico y militar superior al decadente occidente al que se suman los BRICS, ahora con 10 países, conformando un grupo político-económico que constituye la tercera parte de la economía mundial. 

El bando imperialista está lidereado por el par anglosajón, venido a menos, desnudado en su esencia imperialista, e incapaz de dar coherencia a su política y objetivos, estratégicos y tácticos, pero no podemos engañarnos del poder que tiene aún, ahora más peligroso por su desmoronamiento sostenido e irreversible. La hegemonía imperial anglosajona, y sus acólitos occidentales, incluye al resto de los países satélites en otras áreas como Latinoamérica, Oceanía y la zona Asia/Pacifico.

Es un renovado esquema de confrontación bipolar, ahora por adversarios bien diferentes. 

Del lado imperialista tenemos, de nuevo, a unos EE.UU. ahora en decadencia, mostrando todas las costuras de su nacimiento esclavista y colonizador, con similares aliados que cuando la ¨guerra fría¨, los mismos colonialistas de siempre, también perdiendo influencia hasta en sus excolonias, con agregados dóciles o contestones de Europa del este, algunos bien indoctrinados por lo que puede llamarse el ¨proyecto Nuland¨, otros conscientes de que este proyecto solo persigue convertirlos en otras ¨Ucranias¨, como Hungría, cuyo nacionalismo en el poder le permite mantener distancia del resto de los corderos europeos, y Serbia, víctima a finales del pasado siglo de masacres increíbles por defender su nación.

Volviendo al lado del progreso, el antiimperialista, aquí se reúnen los países que no buscan retomar la bipolaridad de hace 40 años, por el contrario, su triunfo será el de un mundo multipolar, más democrático.  

Encabezado por dos grandes potencias mundiales: China, pujante económica y políticamente, con creciente prestigio e influencia en todo el mundo, en camino de un más convincente poderío militar, ahora complementado con la primera potencia militar mundial: Rusia, hoy sólida como nunca, afincada en un floreciente capitalismo monopolista de estado, antesala natural del socialismo, país liderado por un carismático, sólido y decidido presidente, que ha rescatado el poderío militar y económico de su país, que domina los errores y las virtudes del fracasado socialismo en la URSS, con creciente y efectiva influencia mundial, puesta a prueba ahora con la guerra en Ucrania. Su política es cada vez mejor comprendida por el sur global que brega por zafarse del neocolonialismo con más éxitos que fracasos, incluso en la sufrida África, que avanza con buen ritmo en desatarse de las ataduras coloniales de Europa y neocoloniales de EE.UU.

Se suman a esta vanguardia dos países claves de la región Asia-Pacífico: Vietnam y Corea del Norte, lo que completa una formación de poder real nunca antes alcanzado en la mencionada ¨guerra fría¨ del pasado siglo.

Más importante aún, es el grupo BRICS, creado para la concertación económica y política, aún en ciernes, hasta ahora coherente en sus objetivos de lograr en su seno mayor libertad económica, ahora asfixiada por el dominio del dólar estadounidense, con consecuencias prácticas nocivas en lo político. Es la organización más democrática en el concierto mundial, que lucha consecuentemente por ampliar dicha democracia internacional, la multipolaridad liberada del control imperial de occidente que sigue pisoteando la democracia hasta hoy, utilizando a las Naciones Unidad y demás organismos internacionales, incluidos los de justicia, desprestigiados y expuestos como instrumentos del occidente neocolonial.

Integran el grupo BRICS otros países de importancia global:  India que ha pasado a ser el país más poblado del planeta y que viene zafándose las ataduras feudales que arrastra con un crecimiento económico sostenido; Brasil, el de mayor tamaño y diversidad de recursos de América Latina y que puede asumir el liderazgo de integración de nuestra región; Sudáfrica, líder indiscutido al sur del Sahara después de haber superado y vencido al Apartheid, y más recientemente los países del Norte de África y Asia occidental, líderes del mundo islámico y potencias productoras de petróleo que pueden dar el golpe definitivo al petrodólar y con ello a la dominación del llamado ¨mundo civilizado¨. 

Están apoyados por la aplastante mayoría de los países del sur, donde tiene lugar una lucha política, también económica, por captar los pueblos de estos países, y cuando no se logra, pues el occidente imperial apela a todos los trucos sucios para controlar a los gobiernos. 

Pero ¿qué significa el antiimperialismo en las actuales condiciones? 

Es la primera condición de ser revolucionario. Es la primera misión de todo revolucionario, todo aquel que bogue por el progreso, de toda izquierda consecuente con su pueblo, con la humanidad.

Y ahora conviene entender como esto se asume, o debe asumirse, en cada país, en cada sociedad, en cada pueblo, por cada una de las fuerzas políticas que en ellos operan.

Lo más abordado son las posiciones de la izquierda con relación, por ejemplo, a la guerra antiimperialista que tiene lugar en Ucrania. Si no se entiende así, como lucha contra el imperialismo y sus dictados, pues, se quiera, o no, se está del lado del imperialismo y el neocolonialismo en la actualidad. Es entendible que los partidos comunistas y de izquierda de Europa, atrapados en la trampa ¨democrática¨ de sus países, condenen esta guerra, condenen a Rusia. Pero no tienen justificación alguna, solo tendrán un papel político en sus países cuando reconozcan esta verdad. Ser ¨consecuentes¨ con sus ¨necesidades políticas¨ como ¨partidos electorales¨, los hunde cada vez más en el olvido de la sociedad en que actúan. 

Recuerdo la intervención de las tropas soviéticas en Afganistán, de consecuencias desastrosas, tanto para ese país como para la URSS. Esta guerra tuvo una fuerte oposición de los países No-Alineados encabezados por Cuba. Aquello fue un error colosal de la política soviética, que descansaba en manos seniles y luego pusilánimes, desconectadas de su pueblo y de la situación mundial. Los resultados lo prueban con creces. Muchos consideran, yo incluido, que se trató de otra supuesta razón ideológica del socialismo en el poder y del juego de la ¨guerra fría¨, que no lograban entender, como si lo hace el presidente ruso ahora.

Por esta última razón la situación hoy es totalmente distinta. El bando antiimperialista es pragmático y decidido. Su política se basa en las condiciones objetivas predominantes a su favor, tanto en lo económico, como en lo político y militar, así como la las necesidades concretas de sus países partidarios que son mayoría y luchan por salirse del neocoloniaje y alcanzar una vida mejor para sus pueblos.

De dirigentes seniles y pusilánimes tiene que deshacerse el movimiento comunista, y todas las fuerzas de izquierda, sin excepción de país alguno, incluso los que estamos en el poder, como Vietnam viene haciendo. 

Acabo de recibir de un compañero algo así como ¨la hoja de crímenes del imperialismo¨ en los últimos 250 años. Lo integran casi todos los regímenes explotadores que han existido: el colonialismo británico, francés y alemán; el esclavismo norteamericano (con Constitución ¨democrática¨ y todo) devenido capitalismo floreciente 90 años después de aquel documento; el japonés del pasado siglo; que por suerte incluye el moderno ¨semicoloniaje otanista¨, con su destrucción de países y sociedades, hasta las más recientes de Libia, Afganistán, Siria; para finalmente añadir todos los golpes de estado perpetrados en América Latina, África y Asia, con asesinatos políticos incluidos. Un trabajo encomiable del autor, que desconozco lamentablemente, como ocurre a menudo cuando la información proviene de las redes de conexión en internet.

Es un instrumento a tener a mano para desarmar toda la desinformación occidental que nos inunda nuestros sentidos. Le decía a mi hermana que ¨no hay opción con el veneno, si lo consumes te hace daño, te envenena¨, aunque también es verdad que hay antídotos excelentes contra estos ataques, no solo por lo efectivos que sean, sino porque son ¨balas enemigas hechas con mentiras¨, ¨materia prima¨ muy deficiente en realidad. 

Todavía estamos lejos de desintoxicarnos, pero vamos en camino, se ven muchas iniciativas y acciones concretas progresando, debieran ir más rápido. Se ha demostrado con creces que la lucha antiimperialista pasa irremediablemente por este campo de batalla.

Milei tiene importancia como muestra de lo que piensan y hacen los capitalistas sobre y contra los otros, el resto de la sociedad, los que viven del trabajo, no solo todos los asalariados, sino, buena parte de los trabajadores por su cuenta y micro y pequeños propietarios. A algunos los consideran ¨clase media¨, concepto cuya única razón de existencia es distorsionar al concepto de clases que Marx dejó tan contundentemente establecido.

La clase obrera de Marx se ha expandido y, en estos momentos, incluye a toda la clase trabajadora, a todo asalariado, sobre todos ellos se ejerce la explotación capitalista, no solo en la industria, sino en los servicios, incluyendo la educación, la salud, la ciencia.

La explotación capitalista es generalizada, total, nadie escapa, y, en tiempos malos, como los de ahora, se siente crudamente sobre la llamada ¨clase media¨, algo así como el sector explotado con mayores ingresos y mejor nivel de vida. Es el que más se aprovecha del colonialismo, el neocolonialismo y el robo de recursos del sur superexplotado, porque a la explotación capitalista local se añade la colonial o neocolonial, que este esquema implanta.

La izquierda la integran tanto la clase trabajadora, incluida el sector ¨clase media¨, como el micro y pequeño burgués. Esta mezcla es importante porque agrupa a todas las fuerzas que se oponen al imperialismo occidental. Está insertada, en la mayoría de los casos, en la ¨trampa democrática¨ electoral, de lo que se trata es de como lo hace, y, sobre todo, hasta donde entrega o no intereses de las clases que la componen y a las que representa políticamente. Si no sabe en cada momento discernir de que lado está el antiimperialismo, se amputa sus posibilidades políticas. 

El imperialismo lleva centurias manejando la política en el sur global, ahora hace lo mismo con buena parte de la Europa occidentalizada sobre la base de los intereses del capital anglosajón/sionista, que ha controlado al mundo hasta muy reciente, hegemonía que lucha por sostener a cualquier precio, sea el exterminio palestino, la carne de cañón ucraniana, o las condiciones para la vida en el planeta Tierra. La manipulación política de países, donde aún tiene resultados, como Ecuador, Chile, Georgia, Alemania, Finlandia y otros, se les hace cada vez más difícil. Todavía la madurez, la consolidación del arte político de los revolucionarios dentro de la izquierda, les permite cosechar algunos éxitos temporales. Hay que cerrar estos espacios hasta hacerlos desaparecer, es nuestra misión antiimperialista. 

Diego Ruzzarin, un pensador de izquierda, para definirlo a mi manera, explica como nos envuelve, nos guía, la lógica del capital para asumirlo, aceptarlo e incluso defenderlo. Para lograrlo, lo primero que utilizan es la ¨democracia¨, o la ¨trampa democrática¨ como decía antes. De Rusia y China, de Cuba, Venezuela y Nicaragua, de Irán, el blanco fundamental es su ¨falta de democracia¨, basada en como la definen, desde lo electoral: si hay elecciones como las quiere occidente, hay democracia, aunque ese occidente lleve cientos de años sin mover una pizca de la esencia explotadora de su sociedad.

Que nos dicen: ¨Si China crece y supera a occidente, es porque es capitalista. Si no tiene ¨democracia¨ es porque es socialista¨. La realidad objetiva nos muestra que China los supera porque es esencialmente socialista, porque los objetivos que persigue, y su cumplimiento, son por y para el pueblo chino, no por y para el gran capital chino, que solo es parte de las fuerzas económicas que aportan a su crecimiento y desarrollo, y lo hace y hará mientras sea necesario. 

Como socialista, China y Vietnam utilizan al mercado más eficientemente que occidente por manejarlo desde la planificación y el marketing, como instrumentos que le permiten corregir la marcha en cada instante, ubicar los recursos corrigiendo las deficiencias naturales del mercado. Logra una unidad de acción que EE.UU. no es capaz de alcanzar, y esto lo explica mejor que nadie Bill Maher, un gestor de opinión de ese país que no tiene nada de comunista o pro chino. El culpable, en su opinión es la bendita ¨democracia¨, sin referirse a ella, por supuesto, que impide poner de acuerdo a tantos ¨intereses¨, en su mayoría mezquinos.

Se trata de entender que es socialismo hoy, y que es democracia. Y esto solo puede hacerse desde la situación del mundo en que vivimos y los intereses que dicha situación demanda para el bienestar de la humanidad. Entonces, la izquierda, o para decirlo de otra forma, los que luchen por el progreso y no por los intereses del capital, tienen que escoger entre el fetiche electoral y la democracia del mejoramiento humano. 

Ah, no equivocarse, los socialistas queremos elecciones, pero socialistas. Reconocemos su necesidad, más aún dentro de una sociedad socialista, pero no elecciones donde el, o los candidatos de la oposición, sean los de EE.UU. y el occidente imperialista. Querer ¨respetar¨ las imposiciones norteamericanas en las elecciones venezolanas es un suicidio político, si en el gobierno, y creo que también en el poder en Venezuela, está la clase trabajadora. El imperialismo lo sabe demasiado bien, no descarta a que el PSV se equivoque, aunque sabe esto improbable, pero le queda el efecto de la ¨trampa democrática¨ en lo internacional, en la que se ¨basa¨ para recrudecer la guerra contra ese país, y, de paso, captar a los que pueda dentro de la izquierda que esté más comprometida con dicha ¨trampa¨.

Ahora han surgido contradicciones, entre gobiernos de países con presidentes de izquierda, por las elecciones en Venezuela, porque no se deja participar a una candidata de EE.UU., perdón, de la ultraderecha en ese país. Esa ultraderecha, perdón, EE.UU., amenaza con retomar el ¨garrote¨ con más fuerza y violencia contra la economía venezolana. Los que nos afiliamos a la izquierda debemos definir de qué lado estar. Jugar a la revolución sin entender el imperialismo, cuesta caro. Llegar al gobierno por elecciones es solo un paso más en los objetivos políticos de las clases que representa la izquierda. Lo primero que persiguen EE.UU. y la ultraderecha local es dividirnos, estas ¨contradicciones¨ son solo un punto a su favor. 

Tuve la oportunidad de ver el proceso chileno encabezado por el Presidente Allende, era terrible la arremetida económica en su contra que lo dañó seriamente, pero no pudo evitar el avance de la izquierda en las elecciones parlamentarias de aquel 1973. Pero estaban decididos a destruir al país si era preciso para derrocar a Allende. Lo siguen estando, solo que utilizan instrumentos menos brutales cuando pueden, como el presidente Traidor que relevó al Presidente Correa en Ecuador, o la Judicialización política en los golpes de estado a Dilma Rousseff en Brasil, Evo Morales en Bolivia, o Pedro Castillo en Perú.

Pensar que el imperialismo puede ¨digerir¨ presidentes de izquierda consecuentes con la clase trabajadora, es engañarse, no sólo porque hayan sido guerrilleros, expresión armada de esa posición política. Para el imperialismo, y su base ultraderechista local, si la izquierda acepta jugar a la ¨trampa democrática¨, bienvenida sea, siempre que no haya opción política, económica, legal, militar, terrorista, de narcotráfico, o cualquier otro tipo, para impedirle el intento. Si llega al gobierno a impedirles gobernar con cualesquiera de los métodos anteriores, y si logra ganancias decisivas en poder real de los trabajadores y pequeños empresarios en la economía, la política, la seguridad y lo militar, pues ya sabemos, golpes de estado militares, judiciales, de colores, o la ejecución del o los líderes. Este es el ¨menú¨ político para el que hay que estar preparados.

Me parece que los presidentes de izquierda de América Latina que han hecho declaraciones negativas sobre las elecciones en Venezuela en mayo próximo, sin proponérselo, o si, le hacen el juego al imperialismo en su cerco y guerra no convencional contra Venezuela. Tengo que reconocer que a los 3 que lo han hecho, Lula, Mujica y Petro, los he admirado siempre y espero seguirlo haciendo, pues espero que sigan del lado del antiimperialismo, en mayor o menor medida. Les sugiero, con perdón de mi inmodestia, que analicen las declaraciones recientes del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian A. Nichols, donde todo esto que decimos sobre las políticas del gobierno norteamericano quedan claramente expuestas.

Agregar que la guerra contra Venezuela, comenzada por Obama, no solo persigue destruir la Revolución Bolivariana, sino apretar más fuertemente el cuello a Cuba. La misma razón fue el golpe de estado a Dilma. Carambola imperialista de 4 bolas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.