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La vía chilena al desarrollo

El asalto al ex Pedagógico

Fuentes: Rebelión

Hace 5 años y por una cadena de absurdos terminé en una charla informal que sostenía el entonces canciller mexicano Jorge Castañeda, con periodistas mexicanos en el lobby de un hotel santiaguino, a propósito de la visita que por entonces el presidente Vicente Fox realizaba a Chile. En un inesperado sinceramiento el funcionario afirmaba que […]


Hace 5 años y por una cadena de absurdos terminé en una charla informal que sostenía el entonces canciller mexicano Jorge Castañeda, con periodistas mexicanos en el lobby de un hotel santiaguino, a propósito de la visita que por entonces el presidente Vicente Fox realizaba a Chile. En un inesperado sinceramiento el funcionario afirmaba que en conversaciones con las autoridades locales, de la gobernante Concertación Por la Democracia, estas le narraban «francamente» acerca del fracaso de la coalición en disminuir las escandalosa desigualdad social, «pero evidentemente no lo van decir públicamente» decía Castañeda en toda una «cátedra» democrática.

Ahora ellos – seguía el intelectual – plantean una reforma a la educación como una forma de disminuir la brecha y «esa el experiencia que queremos recoger».

La reforma educacional se planteó a mediados de los noventas como la solución definitiva a la inequidad económica, que en el caso Chileno es, junto a Brasil y Guatemala, una de las peores de la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Construida sobre la base de dos grandes pilares, el aumento de las horas de clases y un cambio metodológico en la entrega de contenidos lo cierto es que a comienzos de este año se comenzaron a conocer los primeros resultados de la reforma, fue la prueba internacional Timms, la encargada de entregar las malas notas. Efectuada en los años 1995, 1999 y 2003 en aproximadamente 40 países: el 60% de los alumnos chilenos de 8º básico no alcanza los conocimientos mínimos en matemáticas y el 44% está en igual situación en ciencias, ubicándose en el penúltimo lugar del ranking respectivo.

En el plano de las mediciones locales o Prueba a Simce los resultados del año pasado continuaban demostrando que la equidad en el aprendizaje está tan lejos de alcanzarse como las autoridades de admitirlo.

La verdad es que la mentada reforma terminó siendo un inesperado impulso económico para las constructoras, lejos los grandes favorecidos con la mentada reforma.

El asalto al ex Pedagógico que este lunes realizó un numeroso contingente policiaco pistola en mano, como pudo apreciarse por televisión – lo que visualmente parecía un asalto de marines a un cuartel de Al Queda – nos recordó que la concertación también se ha «ocupado» de la educación superior.

Se trató de todo un hito en el largo proceso del gobierno de centroizquierda por reformar definitivamente el sistema de crédito fiscal traspasando las deudas que contraen los «afortunados» que logran estudiar en la universidad al sistema bancario, entregándole además al mundo financiero la calificación crediticia en términos tales que será un ejecutivo bancario quien determinará lo que estudiará un alumno sobre la base de la rentabilidad futura de la carrera.

Los estudiantes, así como académicos y funcionarios han planteado en todos los tonos su rechazo a la iniciativa privatizadora convertida en ley en tiempo record a instancias del Ministro de Educación, Sergio Bitar, un ex prisionero político en el campo de prisioneros de Isla Dawson, que saludó el asalto de Carabineros a la Universidad de Ciencias de la Educación o Ex Pedagógico.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la Universidad pública, que en países desarrollados tiene un aporte fiscal cercano al 80%, en Chile sólo llega a un 18. Más aún, si el gasto en educación en los países de la OCDE es del 1,2 respecto al PIB, nosotros gastamos el 0,3 del presupuesto en un ítem fundamental para dar el salto al desarrollo.

Uno de los estrategas de la coalición gobernante, el ultraliberal José Joaquín Brunner, explicando el nuevo ideario en la prensa este domingo advertía que «necesitamos por lo mismo abandonar estas categorías antiguas -de público y privado- y asumir el nuevo reto, que consiste en asegurar la función pública de la educación superior en general… reforzar las actividades de investigación y desarrollo en estrecha vinculación con el sector productivo».

Un esquema que para intelectuales como el Premio Nacional, Humberto Maturana, consiste en poner la universidad al servicio de los intereses del mercado, «algo que muchas veces es contrapuesto al sentido nacional, que pone acento en la competencia mercantil y de depredación ambiental y no en la construcción de una sociedad en la colaboración».

En la edición de este domingo del diario argentino Clarín un senador chileno, el economista socialista Carlos Ominami, reconocía que el «secreto del éxito» de la Concertación ha sido el seguimiento irrestricto de las recetas del FMI y el Banco Mundial, «algo que a ellos les gusta citar como ejemplo». Lo que nos ha transformado en «los mejores alumnos de la clase». La conclusiones son evidentes y preocupantes.

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