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¿El asunto colombo-venezolano estará en manos de otros?

Fuentes: Rebelión

Gabriel Silva Luján, no es cualquier columnista advenedizo en el diario oficial de Colombia, El Tiempo.com. Es un “intelectual orgánico de la oligarquía colombiana” muy bien formado, tanto nacional (U de los Andes) como internacionalmente (U Johns Hopkins de Washington), que comenzó su carrera pública durante la presidencia de Virgilio Barco formando parte del “Sanedrín”, que sustituyó al presidente por su enfermedad cerebral y asesorándolo en asuntos de seguridad. Luego, en el “Kinder” del gobierno siguiente de Cesar Gaviria continuó como asesor de Seguridad Interna y responsable de orientar la diplomacia presidencial, coordinar las relaciones con Estados Unidos y participar en la formulación de la política de lucha contra la insurgencia, el terrorismo y el narcotráfico.

Con esto, el presidente Gaviria lo nombró embajador de Colombia en Washington para coordinar la cooperación militar y comercial con los EEUU, y de este alto cargo, pasó con Gaviria a las mieles de la burocracia internacional de la OEA. Posteriormente regresó a Colombia para dirigir durante 7 años el superpoderoso gremio de los cafeteros (Fedecafé). De ahí, rescatado por el presidente AUV para que reemplazara al desgastado general Padilla de León, pasó a ser ministro de defensa de Colombia (agosto 2009- agosto 2010) desde donde dirigió la operación militar de gran escala, en junio de 2010, con la cual se rescató al General de la Policía Mendieta (apodado mi última lágrima) quien se encontraba en poder de las Farc, y con la que abrió el camino a la presidencia a su amigo JM Santos.

En pago, Santos ya elegido presidente lo vuelve a designar embajador de Colombia ante los EEUU, cargo que desempeña por dos años, para regresar a Colombia a realizar negocios financieros privados con su amigo Santos en los “Paradise Papers”  (Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Paradise_Papers#Colombia ) y, a desempeñarse como el columnista de fondo del diario El Tiempo desde donde orienta la fracción santista de su clase social.

Con este curriculum de servicios; hoy 1 de marzo del 2021, escribe en su periódico matriz una columna titulada “Convidados de Piedra”, donde pone en alerta máxima a sus muy especializados lectores con el siguiente subtitulo: “Una Venezuela chavista representa una amenaza estratégica para Colombia”; en donde después de hacer el acostumbrado análisis de clase que hace la oligarquía colombiana sobre la revolución Bolivariana de Venezuela, y explicándose de manera subjetiva las posibles acciones que tomará el nuevo presidente de los EEUU Biden, cuyo balance del primer mes de gobierno no deja dudas que va encaminado a recuperar (como sea) el terreno perdido en la hegemonía de su  país durante el pasado gobierno de Trump, y no se sabe con qué tanta información diplomática clasificada, o discreta y privada dispone, que sólo él puede obtener, llega a la siguiente conclusión,  la que me permito transcribir para la información y análisis de los lectores de esta opinión:

“En ese contexto, la única manera de cambiar esa dinámica es si EE. UU. involucra el tema de Venezuela en el diálogo que iniciará Biden, precisamente con esos rivales estratégicos, dentro de su política de reencuentro diplomático con el mundo. Es decir, en vez de ponerle más sanciones a Venezuela, hay que usar las que existen contra los aliados internacionales del régimen chavista. Dado que en Washington ya están pensando en modificarlas a cambio de concesiones en los temas de interés, se puede incluir en las exigencias su colaboración en la solución de la cuestión venezolana. Mejor dicho, si la crisis en Venezuela no se integra a las prioridades estratégicas globales de los gringos, no habrá demasiada esperanza.

Venezuela es un ‘activo’ valioso para los rivales de Estados Unidos. Sin embargo, Maduro no es tan importante como para dejar de sacrificarlo a cambio de un nuevo acuerdo nuclear con Irán, a cambio del levantamiento de las sanciones económicas a Rusia, a cambio de un acceso no conflictivo de China al mercado gringo, a cambio de una normalización plena de las relaciones económicas y diplomáticas con Cuba. Es decir, la transición en Venezuela no pasa por Bogotá, ni siquiera por Caracas. Ya está en manos de otros.” (https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/gabriel-silva-lujan/convidados-de-piedra-columna-de-gabriel-silva-lujan-570076)

Entonces, ¿estará el complejo asunto colombo venezolano en manos de otros?