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El baile de los que aún sobran

Fuentes: Rebelión

Cinco años tenía aquel día cuando una colación política llamada Concertación lograba derrotar en un plebiscito a la Dictadura Militar, ya habían pasado 17 años desde que por medio de las armas se daba fin en forma violenta al gobierno democrático de Salvador Allende, donde militares en conjunto con empresarios y ciertos grupos políticos como […]

Cinco años tenía aquel día cuando una colación política llamada Concertación lograba derrotar en un plebiscito a la Dictadura Militar, ya habían pasado 17 años desde que por medio de las armas se daba fin en forma violenta al gobierno democrático de Salvador Allende, donde militares en conjunto con empresarios y ciertos grupos políticos como un ala de la Democracia Cristiana destruían los sueños de miles personas, la historia es sabida, cientos de muertos y desaparecidos, además de un perdida total de la organización de las bases de carácter popular  (no confundir con UDI popular). Bueno volvamos a ese día de 1989, si la memoria no me falla, tomando en consideración lo frágil que es, me encontraba en mi casa junto a mis padres y abuelos esperando los resultados, los nervios eran evidentes el gobierno una y otra vez dilataba la entrega de los resultados finales, los canales de televisión repetían incesablemente dibujos animados, hasta que por fin se daba lo esperado por miles de chilenos, el SI perdía y ganaba la opción del NO.

Con dicho triunfo y posterior elección de Patricio Alwyn se habrían nuevamente en este país las puertas de la Democracia, se vislumbraban tiempos mejores, con oportunidad para todos los que algún día habían sido excluidos en forma arbitraria, regresaban los asilados y exiliados, los políticos y los guerrilleros, los poetas e intelectuales, era hora de reconstruir nuestro país, todos seríamos parte, sin exclusión. Lamentablemente ese discurso con el tiempo se fue diluyendo, yo iba cumpliendo años y cada vez me hacía un poco mas viejo o mejor dicho adquiría mayor experiencia, y poco a poco me interesaba por los temas de carácter social y me entusiasmaba el hecho de ser dirigente, recuerdo que en mi enseñanza básica en el Colegio Guillermo Velasco muchas veces me tildaron de ser un líder negativo, siempre de frente y nunca escondiendo la cabeza ante mis errores, creo que de 8 años que ahí estuve durante 5 fui presidente de curso u ocupe algún cargo en la directiva, incluso forme parte como vice- presidente del primer centro de alumnos que existió en ese colegio. Mi paso por la enseñanza media y la universidad no fue distinto, solo varió en  que cada día me  hacía mas un orgulloso militante de la izquierda, no del PC ni mucho menos de algún partido que forme parte de la Concertación, sino que de la izquierda, la de los trabajadores, de los estudiantes, cesantes, deudores habitacionales, profesionales excluidos (donde me incluyo) y muchos otros. Mientras tanto la Concertación, si esa alianza que había derrotado a la dictadura con el apoyo de la izquierda seguía gobernando. Poco a poco tome conciencia que siempre en los cargos de importancia se repetían los mismos nombres y se sucedía una especie de rotación incluso de carácter familiar, -¿Quieres ser ministro?- No, Pregunta a mi hijo o tal vez a mi hermano- .

Algunos gozaban de privilegios mientras tanto otros cada vez estábamos más afuera. Excluidos o mejor dicho exiliados dentro de nuestro país. -Necesito trabajar- ¿De que partido eres? – Pero no eres de Concertación, lo sentimos eres bueno pero hay un camarada que tiene a su hijo, yerno, nuera y un par de primos cesantes, son primera prioridad. De dicha forma se comenzó a repartir la torta, todos pusimos los ingredientes, pero una vez hecha solo algunos pocos tenía derecho a comerla, incluso los diabéticos. Esto fue ocasionando desilusión y rabia en la gente, me incluyo. Ricardo Lagos se jactaba que hoy día uno de no se cada cuantos Chilenos esta en la universidad y es primera generación de profesionales en su familia, me incluyo en ese porcentaje, (endeudado y todo), pero de que sirve tener profesionales si por motivos de índole político no se les da trabajo -de anarquista me tildaron- si fuera así que tanto, no me como a los bebes ni ando violando monjas, como alguna vez se dijo. Si solidarice con los trabajadores de la quebrada Textil Bellavista, con los inundados de mi barrio, y tantos otros que no vale la pena contar ni jactarse, si esos es ser anarquista y revoltoso lo soy, si ser un profesor con compromiso social es ser peligroso para el sistema, soy un peligro publico, si ser insolente es decir a quien me da trabajo que con la dignidad de los profesores no se juega, si soy insolente. Pero les recuerdo la concertación no perdió porque Piñera y la derecha son los salvadores de Chile, sino que perdió debido a su prepotencia, intolerancia y sectarismo, y tal cual pasó en Enero en Chile, posibilidades ciertas existen que en Tomé, mi comuna suceda lo mismo. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.