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Análisis de coyuntura, primer cuatrimestre de 2008

El bloque en el poder y los que luchan

Fuentes: Rebelión

Unas breves palabras   En estos dos años de compartir nuestras posiciones, hemos intentado contribuir al desarrollo de la construcción de una teoría revolucionaria para la liberación de nuestro pueblo sustentada, básicamente, en el materialismo histórico y en el método dialéctico. Hemos hecho un esfuerzo por aportar a un debate con altura de miras luego […]

Unas breves palabras

 

En estos dos años de compartir nuestras posiciones, hemos intentado contribuir al desarrollo de la construcción de una teoría revolucionaria para la liberación de nuestro pueblo sustentada, básicamente, en el materialismo histórico y en el método dialéctico. Hemos hecho un esfuerzo por aportar a un debate con altura de miras luego de años de discusión interna, sin temor a rescatar y actualizar ciertas categorías teóricas desechadas por buena parte de la izquierda y asimilar lo que consideramos los mejores aportes para desnudar a este país en sus miserias, saludamos en este sentido a Rafael Agacino, Marcel Claude, Hector Kol, entre otros compañeros que han contribuido, sin saber, al desarrollo de estos aportes.

 

Creemos que este esfuerzo ha permitido aclarar efectivamente ciertas cuestiones que durante mucho tiempo entrampaban el devenir de una franja de la izquierda revolucionaria, y de nuestra organización, la que poco a poco ha ocupado su lugar en la trinchera del pueblo de Chile. Hemos visto asimismo, como otros proyectos políticos han compartido nuestros análisis, tomando elementos y categorías para caracterizar al Chile actual, al tiempo que con su enorme generosidad nos han permitido aprender de ellos, para estos compañeros nuestro especial saludo. Para finalizar, habrá quienes por distintos motivos no estén de acuerdo con nuestra línea, de ellos esperamos la crítica fraterna.

 

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Ante la actual coyuntura social, económica y política por la que atraviesa el país, nuestro partido toma posición:

 

I.- El bloque en el poder y sus avances en la implementación del pacto social

 

1.- El pacto laboral

 

A inicios de este mes, Bachelet recibió el informe final de la Comisión de Trabajo y Equidad (comisión Meller), luego de más de ocho meses de trabajo. La comisión no logró llegar a acuerdo en temas centrales de institucionalidad laboral, como la negociación colectiva, sindicatos y huelga.

 

Los acuerdos fueron menores en comparación a la pompa con la que se inauguró esta nueva comisión, el informe final sólo contiene tres puntos en el que hay un total acuerdo. El primer punto consiste en el aumento del aporte de los empleadores al actual seguro de cesantía del 2,4% actual al 3%; el segundo una batería de subsidios estatales para incentivar el ingreso al mercado laboral, equivalente al 30% del salario a las personas que reciban menos de 150 mil pesos mensuales, un aporte de 0,5 UF por niño hasta cinco años pertenecientes al quintil más pobre y de 20 UF por año para la educación de jóvenes destacados. El tercer acuerdo es la creación de una autoridad social que coordine las políticas del Estado en áreas como salud, educación, vivienda y pobreza.

 

En conclusión no hubo propuestas  sobre los puntos más complicados y sensibles para los trabajadores, a lo más, a través de la política de bonos no se hace más que compensar de alguna forma la caída en el salario real. Así, la comisión Meller, resultó ser otra mesa «mula» funcional al bloque en el poder como ya veníamos diciendo desde el año pasado, y esto, porque la arena de la discusión real está en las conversaciones trilaterales entre el Ministerio del Trabajo, la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

 

Con todo, Bachelet ya dio su voto para echar a andar este año dos proyectos que abordan los tópicos no resueltos por la Comisión de Trabajo y Equidad: uno que modifica la negociación colectiva y fortalece el «sindicato de empresa», y el otro, para potenciar el seguro de cesantía y modificar el régimen de indemnizaciones por años de servicio.(1) El primer anuncio estuvo contenido en el mensaje de este 21 de mayo, que marca el inicio del período electoral que parte con las municipales en octubre y termina con las presidenciales en 2009. Pero ojo, como dice el dicho «hecha la ley, hecha está la trampa».

 

Desde el gobierno y la CPC se pretende modificar la negociación colectiva extendiéndola a temas actualmente prohibidos como la jornada, horarios, horas extraordinarias y beneficios sociales, un mazazo a los trabajadores que ni José Piñera, redactor del Código del Trabajo dictatorial, se atrevió a dar; todo coronado con la flexibilización del régimen indemnizatorio en materia laboral (2). Pero esto no es todo, el pacto social laboral busca fortalecer el «sindicato de empresa», desincentivando los grupos negociadores de trabajadores, y obligando a los no sindicalizados beneficiados de los acuerdos de la negociación, a aportar el 100% de la cuota sindical, finalmente se pondría fin al reemplazo de trabajadores en huelga en algunos sectores, pero se excluirían a los considerados estratégicos, lo que constituye un verdadero bolsillo de payaso al no determinarse que se entiende por ello.

 

El punto central es que las modificaciones laborales no establecen la negociación por holding ni elimina el concepto de empresa del código del trabajo que permite múltiples razones sociales para un mismo conglomerado, situación que corresponde a la actual estrategia de explotación y a la que se han opuesto ampliamente los trabajadores; en definitiva se quitan avances históricos a los trabajadores, al tiempo que se da un baño de legitimidad a los «sindicatos de empresa» a fin de encausar las demandas a los empleadores directos, en una realidad donde impera la fragmentación productiva, la subcontratación y el suministro de trabajadores.

 

El problema que enfrenta actualmente el bloque en el poder es que carece de una sólida referencialidad en el mundo de los trabajadores que permita impulsar la nueva batería flexibilizadora, que tiene como precedente al Acuerdo Marco de principios de los noventa. Con las últimas movilizaciones, la CPC desconfía en que el gobierno tenga pleno control del mundo sindical y es por ello que su presidente, Alfredo Ovalle, prefiere poner todas sus fichas en fortalecer la figura de Arturo Martínez (PS) y la CUT como el único interlocutor de los trabajadores, lo cual viene como anillo al dedo a la Concertación que también busca recuperar terreno en el mundo social, negociando con el PC para que este último sirva de pivote, subordinándose a Martínez, a cambio de la reforma electoral.

 

No es casual que Arturo Martínez señalara en el acto del primero de mayo que la CUT está disponible para esa alianza con los partidos, alianza social, alianza política(3), con esto solo ratificamos lo que veníamos diciendo, la CUT no es más que instrumento al servicio del bloque en el poder, cuya relevancia ejecutiva está justamente alimentada por este bloque, en la práctica y en el discurso. De esta forma, combatir el pacto social laboral se transforma en una tarea de primer orden para el sindicalismo clasista.

 

2.- El pacto en educación

 

La lentitud con que se va implementando la Ley General de Educación (LGE), genera tiempos muertos que los estudiantes deben saber utilizar. A pesar de que el mandato de Bachelet a la nueva ministra de educación Mónica García fue sacar rápidamente adelante el proyecto de LGE, la iniciativa se empantanó en el congreso (4) por la oposición manifestada por un grupo de diputados del Partido Socialista (PS) y el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) que buscan modificar el actual proyecto pero solo en lo que respecta a ordenar el sistema de subvenciones escolares. Ante esta situación la ministra de educación mandó un mensaje de tranquilidad a la oposición al señalar que «la idea es respetar el acuerdo firmado con la Alianza y mantener la política de los consensos», mientras  Francisco Vidal llamó a enfocarse en el ‘espíritu’ del acuerdo y dijo que espera que las indicaciones que se presenten ‘sean consensuadas con la Oposición ‘ (5).

 

Por otro lado, se evidencia una reactivación de la movilización estudiantil impulsada por los secundarios y universitarios, que aún están lejos de mostrar una mayor cohesión; con todo, el gobierno lanzó dos pildoritas el 21 de mayo a fin de desvirtuar el conflicto de fondo, otorgando la gratuidad de la PSU y beca para la totalidad de los estudiantes secundarios en practica profesional, que si bien constituye una pequeña victoria de los secundarios, es utilizada como comodín por el bloque en el poder a fin de desinflar ante la opinión publica la posición combativa mantenida por los estudiantes.

 

Creemos que lo central es acumular en un plano estratégico, lo que significa avanzar en la articulación de las expresiones político-sociales estudiantiles clasistas en torno a acuerdos que permitan proyectar la discusión de fondo por sobre la autoreferencia instalada en éste medio. Esta línea la hemos impulsado desde diversas expresiones político sociales y sociales, lo que ha permitido levantar iniciativas de articulación a lo largo del país, donde se pueda proyectar la tarea a largo plazo de construir una expresión nacionalmente articulada y clasista estudiantil, pero no solo para combatir en la coyuntura a la LGE como expresión del pacto social interburgués; sino que fundamentalmente, avanzar en una perspectiva estratégico-programática que ponga énfasis en acumulación de fuerzas para el fortalecimiento del conjunto del movimiento popular clasista.

 

3.- El pacto político-electoral

El gobierno impuso con urgencia el debate del proyecto de reforma constitucional que elimina el número fijo de 120 diputados, ampliando la cifra para abrir cupo a representantes de fuerzas políticas que, siendo minoría, obtengan 5% de los votos en las elecciones. El esta reforma al sistema político, fue rechazada en la cámara baja y está pronta a discutirse en el senado, por lo que no está dicha la última palabra. En cuanto a la modificación que establece la inscripción automática en los registros electorales (6), fue aprobada el 19 de mayo por la cámara de diputados, quedando para su aprobación en el senado.

 

El fondo de la cuestión radica en la necesidad de blindar el sistema electoral binominal, incluyendo a fuerzas políticas actualmente imposibilitadas de acceder al parlamento y de paso dar un bálsamo al modelo democrático representativo, cautelando el respeto de las reglas de convivencia política en el Estado. En contrapartida se preparará, la aplicación de todo el rigor de la ley a las fuerzas que no se someten al orden del Estado democrático-burgués ni a su Ley de Partidos Políticos. Recordemos que los instrumentos constitucionales y legales para el control de la asociación política existen, sólo que la concertación no ha tenido la voluntad política de utilizarlos, por la presión local e internacional que significa la existencia de un sistema electoral que excluye a los referentes minoritarios. En cierta forma ya no habría «excusa» para mantenerse al margen del juego «democrático».

 

II.- La nueva correlación de fuerzas en el parlamento y el estado de fuerzas de los conglomerados centrales.

 

Con el nuevo escenario, en que la concertación perdió la mayoría en el senado, cualquier reforma sustancial pasa por la conveniencia que tengan los sectores emergentes en el parlamento; que si bien no tienen una propuesta programática unitaria y distinta a la neoliberal, en la medida que van teniendo una importancia gravitante, se legitima la posibilidad de construir un referente precisamente de centro; una suerte de «policía» político-parlamentaria, como ocurrió en la acusación constitucional de Yasna Provoste, para ello necesitan tener un grado de independencia que les garantice jugar ese papel contralor, por tanto el retoque al binominal le es positivo.

 

Decíamos hace un tiempo que la Concertación se encuentra debilitada desde inicios del actual gobierno y que dicho debilitamiento iba a profundizarse en la medida que la crisis económica también lo haga. De esta forma, para mantener su situación política y administrativa, utilizan las pequeñas fisuras presentadas en su interior y que buscan corregir el modelo neoliberal en beneficio del bloque dominante del que forman parte. En otras palabras, las «dos almas de la concertación» son neoliberales y funcionales para mantener cautivas al abanico de fuerzas que sustentaron a los gobiernos anteriores. De esta forma buscan proyectar la administración de un modelo en crisis que requiere a los mejores cuadros «curtidos» para el próximo periodo que coincide, en palabras del mismo Ministro de Hacienda Andrés Velasco, con el peor escenario económico en los últimos 30 años.

 

No es casual entonces que la CUT y el Parlamento Político y Social (incluido el Partido Comunista) hayan convocado a los partidos políticos de la Concertación para crear una alianza político-social que genere una gran mayoría que impida que la derecha gane las elecciones en 2009 y evitar que llegue al Gobierno (7), pues lo que se busca es tensar la interna concertacionista a fin de fortalecer una línea que busque corregir el modelo y evitar así una crisis más profunda. Por ello adquiere sentido lo que ocurrió en el 8º Congreso de la central el pasado mes, cuando la mayoría PS y PC llamó al Gobierno a recuperar su capital político, el movimiento social. No es casual que Martínez, siembre la confusión entre los trabajadores señalando que «el Gobierno ha ignorado el movimiento social, a lo mejor no por voluntad propia, sino por la composición de la gente que constituye el Gobierno». La estrategia para la estabilidad del modelo pasa precisamente por generar las cuñas que permitan descomprimir la situación actual, poniendo parches y muros de contención para que el botín no se arranque de las manos.

 

En cuanto a la derecha podemos decir brevemente que siguen siendo una expresión carente de proyección política, insípida y contradictoria, demostrando que para lo único que sirve es para labores de vigilancia, de denuncia y de reacción; con eso no tienen para ser gobierno, no les alcanza y la CPC lo sabe.

 

III.- El ¿reformismo? en Chile

 

El Partido Comunista renunció hace rato a tensar la ruptura del binominal, ante la imposibilidad de avanzar en este cometido. En lo inmediato, es posible apreciar como el PC apela a fortalecer una alianza con ciertos sectores de la concertación a fin de corregir el modelo, esto se manifiesta en el acuerdo por omisión para las elecciones municipales, en la renuncia a la disputa a la conducción de la CUT , en el pacto JS-JJCC, etc.

 

En la actual coyuntura, el arco de la izquierda «antineoliberal» (en términos del PC, y por tanto no necesariamente anticapitalista), tenía tres posibilidades: concertar un nuevo pacto social con el Bloque Dominante y «buscar atemperar» los rigores del actual modelo económico mediante un ajuste del mismo; avanzar en la acumulación de fuerzas para la construcción de un proyecto que se plantee sólo la sustitución del neoliberalismo por otro modelo de desarrollo capitalista (neodesarrollista, por ejemplo); o, finalmente y con base en la segunda opción, abrir camino al socialismo, a través de un programa de reformas políticas y sociales con el estado burgués como instrumento (reformismo clásico).

 

Extrapolando dicho planteo general a la situación interna del Juntos Podemos Más, lo cierto es que el PC, el Partido Humanista y la Izquierda Cristiana optaron por la primera alternativa, mientras el universo restante de organizaciones que conformaban el JPM, sostienen las restantes. El abandono en el plano táctico del objetivo de terminar con el binominal (punto central del programa de reformas políticas del JPM) por parte del PC, el PH y la IC , hoy dejan a las demás fuerzas en el aire y aisladas, incluso, fuera de la reforma electoral que solo alcanza para las fuerzas mas grandes de este conglomerado.

 

Con esto, el PC instala una «nueva táctica» sobre la originaria emanada de su XXIII congreso en que se privilegiaba la unidad de la izquierda «antineoliberal», base del JPM. El PC establece acuerdos con la concertación, expresión del bloque dominante, bajo el argumento de que existen sectores «antineoliberales» que permitirían configurar esa «Nueva Mayoría», todo esto a objeto de mantener subordinado al segundo grupo.

 

La verdad de las cosas es que los sectores «antineoliberales» al interior de la concertación son minúsculos (por ejemplo, en las elecciones internas a la Mesa del PS solo alcanzaron el 13,4%), con ello el PC, el PH, la IC al igual que el Movimiento para la Democracia y la justicia Social, se muestran de cuerpo entero, integrados al bloque en el poder como pivotes para su intervención en el movimiento popular, a fin de dotar de la estabilidad necesaria para que el actual patrón de acumulación capitalista siga su marcha.

 

Es necesario hacer un comentario especial y que dice relación con los demás sectores «antineoliberales». A inicio de este año Jorge Arrate levantó su candidatura presidencial, este ex ministro concertacionista apareció convocando a un nuevo «pacto popular», reeditando la necesidad de una alianza de fuerzas «antineoliberales» que sean capaces de irrumpir en la escena nacional, sin embargo, no a mucho andar saluda a Martínez y su «pacto social» para la estabilidad del modelo, lo que confirma las desconfianzas de las bases «históricas» del PS. Una hipótesis establece que si esta candidatura fuera apoyada por todas las fuerzas «antineoliberales», podría alcanzar un 25% con la reforma electoral del voto voluntario, desplazando a la derecha como segunda mayoría (8). El análisis carece de base, pues de partida incluye al PC, el PH, la IC , y el MDJS; que, como dijimos, se encuentran amarrados al bloque en el poder y en disposición de ajustar el actual modelo económico.

 

El reformismo clásico, por su parte, es marginal y disperso. En el PS no suman más que el 4,7%, las pequeñas expresiones del JPM y las otras fuerzas que corren solas como el referente Solidaridad, Organización y Lucha (SOL), no tienen más fuerza que el conjunto de la izquierda de intención revolucionaria: El camino que ofrece el reformismo a las masas, no existe, es un espejismo.

 

Para finalizar, la categoría «antineoliberal» es ambigua, propia de concepciones etapistas y solo genera confusión. Las reformas políticas y sociales que puedan arrancarse, solo serán producto de la lucha decidida de las masas en función de sus objetivos de clase, esto es, en función de la acumulación de fuerzas revolucionarias en el plano estratégico.

 

VI.- La coyuntura económica

 

1.- La inflación llegó para quedarse

 

A fines de marzo la derecha, la DC , y el empresariado levantaron juntos la propuesta de rebajar el IVA en un punto porcentual a fin de «combatir la inflación y prevenir la desaceleración de la economía»; pero el gobierno cerró la puerta a dicha reducción «populista» esgrimiendo la necesidad de ser responsables en el manejo de los recursos y en la imposibilidad de que dicha rebaja se traspase al público (9). El primer argumento se basa en la proyección que los tecnócratas neoliberales hacen en torno a la profundización de la crisis económica mundial en un par de años. En efecto, fue el Banco Central en su comunicado del 10 de abril quien señaló que ‘las perspectivas para los EE.UU. han continuado debilitándose, existiendo una elevada probabilidad de que esta economía ya esté o se encuentre pronto en recesión. Además, persiste una tensión relevante en los mercados financieros internacionales y las condiciones crediticias globales se han deteriorado»; reconociendo además que las perspectivas de crecimiento para las economías emergentes se han ajustado a la baja, a pesar de los elevados precios de las materias primas o commodities.(10).

 

Aún en el marco de una crisis declarada, el Banco Central proyecta una inflación baja para este año (3%), sobre la base del acumulando en el primer cuatrimestre (1,6%) (11), producto del fortalecimiento del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles con US$200 millones adicionales y la rebaja del impuesto a la bencina en el mes de marzo. Pero la verdad de las cosas es que la variación del IPC en los últimos 12 meses equivale a un 8,3% y todos los indicadores van en ese sentido; así ocurrió, por ejemplo, con el petróleo cuando bordeó los US$ 120 el barril, al otro día las bencinas subieron en $6 por litro en promedio (12) y para el 2 de mayo aumentaba el precio en 9 pesos (13). Estas alzas atemperadas con inyecciones de recursos fiscales o rebajas, se basan en una política de ahorro a fin de descomprimir de forma focalizada ciertos factores de incidencia gravitante en los precios.

 

Sin embargo la crisis se profundiza, y es palpada por el bolsillo popular:  la Unidad de fomento traspasó la barrera de los $20.000, afectando a los deudores de toda índole; los aranceles en las universidades y en las matriculas en los colegios se elevaron entre un 10 y un 30 por ciento en comparación con el año pasado; aumentaron estrepitosamente las tarifas energéticas, a lo que se suman las alzas en los planes de salud hasta en 15% por parte de las ISAPRES y el aumento de precio en los alimentos como el pan y de arroz en $1.000.- pesos el kilo (para el mes de mayo) debido a la crisis energética mundial que gatilla la demanda de granos para agrocombustibles (malamente llamados biocombustibles para darle un soporte mediático a través de la ecología). En el mes de enero el economista José Cademartorí, vaticinó que la inflación en Chile podría romper la barrera sicológica del 10 por ciento este año, ya que las medidas económicas «mas gruesas» no tienen impacto en la realidad (14); mientras la Comisión Económica para América Latina (Cepal) señaló que los Índices de Precios al Consumidor de alimentos se han acelerado en la mayoría de las economías de la región, registrando un ritmo anual que oscila entre 6 y 20 por ciento en los distintos países, y que alrededor de diez millones de personas pasarían a la indigencia como consecuencia del aumento de precios. Un contingente similar pasaría a la condición de pobres. Esto sin contar con el agravamiento de la situación social de las personas que previo a estos aumentos ya vivían en la pobreza e indigencia.(15).

 

Así las cosas la espiral inflacionaria no tiene para cuando detenerse, siendo las políticas económicas implementadas por el gobierno concertacionista, meros paliativos para una situación que tiende a agravarse. Entre estas «aspirinas», podemos contar el bono de 20 mil pesos que el gobierno entregará por única vez para el millón 400 mil familias más vulnerables del país, con un costo aproximadamente de 62 millones de dólares (16) y un bono anunciado el 21 de mayo de $20.000 para 1.5 millones de pensionados que obtengan menos a 250 mil pesos. Las medidas paliativas a la crisis ya suman más de mil millones de dólares (17), entre las que se encuentran, además, el bono extraordinario para paliar el alza en las cuentas de la luz (que llegó al 15%), subsidiando con 34 millones de dólares al 40% más vulnerable de la población; la rebaja transitoria del impuesto específico a las gasolinas que significó la disminución de hasta 50 pesos por litro de bencina; y los 23 mil millones de pesos para ir en ayuda de los pequeños campesinos.

 

En conclusión, el gobierno pretende contrarrestar el alza inflacionaria con una política miope, focalizada y de parche que en definitiva sólo tiende a aplacar coyunturalmente una olla a presión generada en gran parte por factores externos, pero también en gran medida por la especulación. En este último sentido la política de bonos incentiva el alza de precios a los artículos de primera necesidad, que sin control eficaz (propio del modelo neoliberal) tiende a desbandarse amplificando la presión inflacionaria. Es más, aún cuando «hipotéticamente» se rebajara al 10% el IVA a los artículos de primera necesidad, en consideración de que el 54% de la población económicamente activa no alcanza a recibir una remuneración de 216.000.- pesos mensuales; nada garantiza que esto se traduzca en una baja generalizada de los precios.

 

La confianza tecnócrata para implementar una política económica tan «pacata» se sustenta en la creencia (a esta hora absurda) de que la crisis económica mundial es de corto alcance y de bajo impacto interno, por lo que la política «antinflacionaria» se sustentará (como dijimos) en el ahorro, en una política tributaria inmutable y en la «confianza» de que el cobre va a seguir generando altas utilidades sin entrar a una fase decreciente.

 

Esta política, en contrapartida, está incubando una mayor jibarización de las capas populares, gravadas con un impuesto regresivo como es el IVA y a un 19%, y con un IPC proyectado por sobre el 10%. Lo que vendrá, es un aumento significativo de las huelgas (legales e ilegales) con mayores rasgos de radicalidad destinadas a compensar la caída del salario real; y la profundización de la percepción de crisis generalizada, que comienza a manifestarse en indicios de «acaparamiento doméstico» de ciertos insumos básicos como el arroz y la harina, sobre todo en nuestras poblaciones.

 

La alarma está instalada, la inflación está desatada y las políticas focalizadas están haciendo aguas; pero mientras los sectores populares no enfrenten de forma decidida la crisis apelando a su superación revolucionaria, el látigo va a seguir golpeando. Una rebaja al IVA, sin más, solo beneficia a la burguesía; así como una rebaja del IVA para los insumos de primera necesidad, y sin un mecanismo de control de precios, solo beneficia a los especuladores. Sobre éste último punto, el hecho de instalar la necesidad del establecimiento de una banda de precios, puede significar un golpe táctico al modelo neoliberal, en la medida de que esta lucha permita aclarar los limites estructurales del actual patrón de acumulación y capitalizar en términos revolucionarios en torno a una perspectiva estratégica que sitúe el control popular del abastecimiento, como un aspecto programático de la planificación socialista y autogestionaria de la economía.

 

2.- Una breve mirada a la ¿»Crisis energética»?

 

Desde el punto de vista energético, Chile tiene una capacidad instalada de 12.700 MW, y actualmente existe una demanda máxima que se empina sobre los 6 mil MW gatillada por los enormes proyectos mineros como Cerro Casale, Pascua Lama, Collahuasi, Los Bronces, entre otros. Para el 2020, y de acuerdo a las proyecciones que maneja la Comisión Nacional de Energía (CNE), la demanda llegaría a cerca de 19 mil MW (18). Ahora bien, la demanda residencial solo alcanza el 15,7%, el resto es consumido por las empresas, donde solo la minería consume el 33% del total de la energía producida (19), por lo que la proyección de la futura matriz energética está destinada a acrecentar el patrimonio de los monopolios imperialistas que expolian nuestra riqueza para luego venderla a precio de huevo.

 

De esta forma los proyectos de construcción de centrales termoeléctricas en el norte e hidroeléctricas en el sur, necesitan materializarse rápidamente; sin embargo se han encontrado con una enorme oposición por parte de la población afectada, tanto en la XI región respecto del proyecto «Hidroaysén» de Endesa España, así como en el norte del país frente a la instalación de centrales termoeléctricas para la industria minera.

 

Para acrecentar la tasa de ganancia de los monopolios imperialistas en nuestro país, éste debe alcanzar en 2015 una capacidad instalada de 23.287 MW; para ello requieren hacer pasar «su» necesidad como una necesidad de todos los chilenos. A la instalación de una verdadera campaña del terror dirigida por el gobierno y los monopolios energéticos destinada al ahorro de energía por parte de la población, le siguen las reiteradas amenazas de cortes y apagones; mientras, se sigue gravando con alzas el consumo de energía domestica al igual que a la industria minera (que en cambio reporta enormes utilidades).

 

3.- La crisis del dólar corroe los eslabones más débiles del modelo primario exportador chileno

 

Frente a la caída precipitada del dólar, el gobierno anunció el 1 de febrero un primer paquete de medidas a favor de los exportadores (20). No contentos con ello, Fedefruta y Asoex solicitaron al Ministerio del Interior limitar el ingreso de inversiones extranjeras para evitar el ingreso de capitales especulativos o «golondrinas» solicitando se establezca un encaje del orden del 30% al capital extranjero para inversiones financieras (21); por otra parte incluía la compra de dólares por parte del Banco Central. Un mes mas tarde el gobierno lanza un segundo paquete económico, esta vez de medidas tributarias (22), destinada a amortiguar la inflación y a dar una señal al empresariado, consistente en la rebaja del impuesto específico a los combustibles (23); y la reducción del impuesto de timbres y estampillas a las micro, pequeñas y medianas empresas.

 

Sin embargo, el 11 de marzo el dólar cerró en 434 pesos (24), lo que gatilló una avalancha de reacciones, entre ellas destaca la del Grupo de Política Monetaria (GPM) llegó a recomendar al Banco Central subir la tasa de interés en 25 puntos base, con todo el costo inflacionario que ello pudiera acarrear. Por otra parte el zapatazo de la burguesía no se hizo esperar, el 28 de marzo la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) realizó un paro agrario contra las autoridades económicas por el bajo precio del dólar y por una intervención de la divisa (25) Luis Schmidt, presidente de la SNA , señaló que ‘La baja del dólar está poniendo en jaque nuestro modelo exportadorpor el exceso de regulación, inflexibilidad laboral, conflictos laborales violentos llevados por unos pocos afiebrados, muchas veces, amparados por algunas autoridades del Ministerio del Trabajo‘.

 

Como respuesta a la movilización patronal el presidente del Banco Central, José de Gregorio, señaló que la prioridad del manejo monetario estaba colocada en la inflación «por sobre» la depreciación de dólar (26), advirtiendo que las consecuencias de una intervención del mercado cambiario terminaría en una espiral inflacionaria tremendamente costosa para los sectores más pobres del país, señalando además que «el Banco Central no va a ir a rescatar a personas que están tratando de obtener ganancias por percepciones‘ (27). Frente a la presión de la burguesía agroexportadora y fin de desvirtuar acusaciones de «oídos sordos» por parte de la CPC , el Gobierno lanza un tercer paquete económico focalizado a sectores que están «arriba del INDAP» y que exceden 3.500 UF de productividad (28).

 

Mientras en La Moneda se ponían paños fríos, los roces a propósito de la caída del dólar llegaron a remecer la interna de la Confederación de la Producción y del Comercio. La Asociación de Exportadores llegó a amenazar con retirarse de este gremio porque no se sentían apoyados ante los problemas cambiarios; mientras la Sofofa y la Asociación de Bancos, proponían otras medidas por sobre el control del precio de la divisa.

 

El «gallito» interno tenía por protagonistas a la SOFOFA , la Sociedad Nacional de Minería, la Asociación de bancos (por un lado) y la Sociedad Nacional de Agricultura y la Cámara Nacional de Comercio (por otro); extendiéndose los desacuerdos a una serie de puntos más que incluían, entre otros, la posición de la CPC frente a la rebaja del IVA y el apoyo a Martínez para la presidencia de la CUT que impulsa Alfredo Ovalle para evitar que Cristian Cuevas logré la presidencia de la Central (29). La tensión al interior de la CPC , gatilló la necesidad de que la burguesía y el capital monopólico trasnacional se ordenaran rápidamente y articularan una salida inmediata al problema exportador, a la vez de concertar esfuerzos para enfrentar los temas de fondo.

 

Como muestra de «unidad de clase», la CPC logra que el día 11 de abril el Consejo del Banco Central «por arte de magia» anunció la intervención al mercado cambiario, incrementando el nivel de reservas internacionales hasta en US$ 8.000 millones, mediante la compra de divisas, a partir del 14 de abril hasta el 12 de diciembre de 2008 (30). De esta forma, el 14 de abril, el Banco Central realiza la primera operación comprando 50 millones de dólares, con lo que el dólar cerró a $450 (31), manteniendo desde se entonces un alza sostenida; sin embargo, a partir del 20 de abril comenzó nuevamente a bajar, debido a la debilidad del dólar en el mercado internacional y al alto precio del cobre, lo que terminó por aguar este verdadero «veranito de San Juan» para los exportadores (32). Ante esta situación dicho sector (al que se sumó la Cámara Nacional de Comercio) exigió nuevas medidas apuntando a que se restablezca el encaje al ingreso de capitales golondrinas e implementar reformas estructurales como mayor flexibilidad laboral y del sistema tributario.

 

El cuarto paquete de medidas, esta vez dirigida a los sectores estratégicos de la economía, fue lanzado por Bachelet el 21 de mayo y consiste en el apoyo a la industria salmonera y un programa nacional de diversificación acuícola para en diez años, a fin de generar exportaciones por 500 millones de dólares; en el sector alimentario y frutícola destacan proyectos por 30 millones de dólares; en la minería desarrollo tecnológico para la generación de nuevos servicios por 250 millones de dólares; biocombustibles en base a residuos forestales, e inversiones de 650 millones de dólares en infraestructura vial.

 

Con cuatro paquetes de medidas «a la medida» por parte del gobierno y un giro excepcional en la ortodoxia neoliberal del Banco Central al intervenir el dólar favor de los exportadores, la burguesía y el capital monopólico transnacional busca blindarse por todos lados sin mayor éxito para los sectores más zamarreados por la crisis. La unidad de clase, pudo remediar en algo dichas falencias, lo que les permitió en la coyuntura evitar mayores roces al interior de la CPC para proyectar ordenadamente su estrategia de fondo. Así fue que el sector exportador de commodities (amparado en su mejor situación) solidarizó con las demandas de los gremios perjudicados por la crisis, articulando en conjunto una posición contundente que permitió, sin más tramites, bajar la línea al Banco Central, aún cuando la medida constituye un verdadero espejismo como ha quedado demostrado; y al mismo tiempo subordinar a las políticas centrales a sectores que producto de la crisis tienden a crisparse generando confusión en sus filas.

 

Es así como la CPC se blinda para retomar la perspectiva estratégica, girando su ofensiva en torno a las «políticas estructurales» o de «fondo» consistentes en exigir una mayor flexibilidad laboral y del sistema tributario, medidas destinadas a recortar los costos de las empresas y aumentar la productividad, ante la tendencia a la baja en cuanto a crecimiento económico se refiere (la cifra de Imacec de marzo, alcanzó solo un 0,7%). La burguesía y el imperialismo tienen las herramientas y la voluntad para implementar una política de estas características (cuyo costo social es gigantesco en el marco de la crisis mundial); es más, ya están llevándolo a cabo, precisamente en el seno del mundo de los trabajadores, donde la burocracia adscrita al bloque en el poder está haciendo su pega, pavimentando el camino para el nuevo pacto social.

 

V.- El movimiento popular: Momentos de definiciones

 

Este último cuatrimestre los trabajadores de los sectores estratégicos han continuado su lucha, comprendiendo el rol fundamental que juegan dentro del esquema primario exportador del capitalismo chileno, en su expresión neoliberal. Los salmoneros en Calbuco y Puerto Montt combatieron por más de 50 días a la patronal de la industria del salmón, huelga sin precedente en el sector, a lo que se suma la movilización protagonizada por los temporeros del Valle de Copiapó; y finalmente la huelga de los trabajadores subcontratados de CODELCO. En la otra cara de la moneda, la caída del dólar ha sido responsable de la baja en las exportaciones afectando de forma directa al sector industrial y comienzan a manifestarse las medidas de ajustes empresarial: despidos y rebajas salariales como en la manufactura maderera de la VIII región, quiebras como la de la empresa Bellavista Oveja Tomé, o el cierre como es el caso de Cerámicas Cordillera, lo que abre un segundo flanco en la lucha de los trabajadores, esta vez contra la cesantía y la defensa de los puestos de trabajo, en definitiva una lucha por la sobrevivencia; en este último aspecto podemos sumar las protestas protagonizadas a inicio de año por los pescadores artesanales contra el actual Régimen Artesanal de Extracción, dispositivo racionalizador que destina las cuotas de captura según criterios de muy dudosa «racionalidad».

 

Los avances en organización y lucha en los trabajadores han sido importantes, y creemos que es sumamente valorable el esfuerzo que han realizado miles de trabajadores y trabajadas, ya que sabemos lo difícil que resulta llevar a cabo movilizaciones populares prolongadas, sobre todo cuado está en juego la supervivencia de las familias. Sin embargo las conquistas en lo económico no han tenido mayor trascendencia, evidenciándose asimismo graves limitaciones de orden político.

 

El 2 de abril, y tras 52 días de huelga el Sindicato de Trabajadores Aguas Claras votó la última oferta; si bien avanzaron en la negociación conjunta (en que se incluyeron los Sindicatos Estuario y Chonchi), terminaron aprobando la oferta que hizo el holding el 8 de febrero, debido al gran desgaste que sufrieron producto de una movilización tan larga. Al calor de esta movilización se generó un amplio arco de solidaridad, lo que es importante de destacar, sin embargo la falta de perspectiva política de los dirigentes sindicales salmoneros en su conjunto (por desconocimiento, falta de experiencia o por otros motivos), impidió extender la huelga a todo el sector y de esta forma constituir a los monopolios salmoneros como un bloque para efectos de la negociación, perdiéndose la oportunidad de provocar un triunfo general para los trabajadores, en momentos que la patronal no se encontraba condiciones de enfrentar semejante crisis laboral debido a la crisis sanitaria generada por la enfermedad del cáligus, y luego con el ingreso del virus ISA. La crisis profunda de la industria salmonera, se expresa actualmente en una ola de quiebras y en el despido de más de 3.000 trabajadores en lo que va del año, esperándose una mayor agudización de la crisis este cuatrimestre, en el que se suman las negociaciones colectivas como la que enfrentara los trabajadores de la empresa Ventisqueros.

 

Decíamos en diciembre que el dictamen de la dirección del trabajo que ordenaba la internalización de miles de subcontratados por CODELCO y mineras privadas, constituía una victoria parcial para los trabajadores, ya que el mismo Estado que emitió el dictamen, judicializaba el conflicto. El pasado 15 de abril, la CTC retomó la huelga logrando 20 días después una magra salida a un conflicto mediado por tensiones políticas y que concluyó con una derrota si se miran los objetivos y se comparan con los resultados. Cuatro de las cinco divisiones aprobaron la propuesta de gobierno (Codelco Norte, Andina, Salvador y Ventanas), sólo los trabajadores de El Teniente la rechazaron. La guinda de la torta, fue el fallo de la Corte Suprema que revocó la única sentencia que daba la razón a los trabajadores, en el intertanto una huelga de hambre por parte de los dirigentes que no tuvo mayor impacto y nuevos llamados a movilizaciones a fin de exigir el cumplimiento de los acuerdos.

 

En el mejor de los casos, este empate a cero, lo constituye el hecho de negociar con el gobierno y no con Codelco; reafirmando los primeros el papel «independiente» de la cuprífera, asumiendo un rol de mera intermediación entre ésta y los subcontratados, dando la señal a la CPC en torno a su negativa de impulsar la negociación interempresa o por holding. El segundo aspecto lo constituye el tema de los despidos ya que los trabajadores, luego de los incumplimientos de Codelco en el 2006 y 2007, no tenían ninguna garantía incorporación de sus compañeros despedidos, (y menos del cumplimiento de los acuerdos), los acontecimientos posteriores a la huelga dan la razón a las bases que rechazaron el acuerdo. Por otra parte, la CTC empezó exigiendo el cumplimiento del acuerdo marco entre Codelco y las empresas contratistas que fue firmado el 1 de agosto de 2007, y en cambio terminaron aceptando una evaluación del mismo en una mesa, al igual que la definición de un itinerario para el cumplimiento de la Ley Subcontratación por parte de Codelco, siendo el único beneficio económico conseguido fue un bono superior al del año pasado, de $500 mil, a todo evento , pagaderos en dos cuotas: $300 mil en la primera quincena de mayo y $ 200 mil en la primera mitad de diciembre.

 

Creemos seriamente que la dirección de la CTC no pudo andar gritando a los cuatro vientos que fue una «Gran victoria para los trabajadores», hay que hablar claro y por último plantear que no se avanzó en lo sustancial, esto lo decimos por muchos dirigentes sindicales honestos que leen estos análisis; hoy estos compañeros deben ser capaces de convocar a la reflexión de la que nazca una autocrítica profunda a fin de no volver a cometer los mismos errores en torno a los liderazgos, métodos, prácticas, al manejo de la negociación, e incluso a las estructuras orgánicas de los sindicatos; pero también a la intervención del Partido Comunista en función sus intereses de corto alcance.

 

Sostenemos que fue un profundo error poner a Arturo Martínez como mediador, en un momento en que los trabajadores, más que la descompresión del conflicto, necesitaban por una parte, poner mayor énfasis en la movilización de masas y por otra separar aguas ante una virtual manipulación de la movilización por parte de La Moneda. Al abrirle la puerta al PS, se terminó por fortalecer la figura de Martínez por sobre la organización de base de los trabajadores, legitimándolo como interlocutor valido en el marco de un cálculo político mayor y de paso preparando su candidatura electoral para el mes de agosto.

 

Una cosa es evidenciar eventuales fisuras en el gobierno y otra distinta es salir abrazando a Osvaldo Andrade, eso confunde a los trabajadores, dando esperanzas que no existen; para lo único que sirvió levantar a Andrade como paladín de los trabajadores, fue para preparar la entrada de la «segunda alma» concertacionista a fin de terminar prontamente el conflicto y de paso propinar una derrota a un movimiento al que los trabajadores, en general, están atentamente observando como referente.

 

Es posible revertir esta situación, sin embargo pasa por comprender de una vez por todas que lo anteriormente dicho no fue casual, aquí jugaron intereses muy alejados a los de los trabajadores del cobre. El Partido Comunista cumplió un papel de pivote para descomprimir la lucha al levantar la figura de Martínez para su reelección en agosto, y de paso, se congració con la CPC para meter un fórceps al fin de su exclusión político-parlamentaria, aún a costa de una salida apresurada y peligrosa para los trabajadores del cobre. No es casual que una semana después viniera la votación a la modificación del binominal. Si alguien opina lo contrario, lamentamos decirle que esto es una tendencia que se expresa también en los resultados del 8º Congreso de la CUT.

 

En dicho congreso el Partido Comunista y del Partido Socialista, operaron groseramente para que no se lograra el voto universal dentro de la central y de paso asegurar a Martínez por un periodo más, justamente en uno de los más complejos escenarios políticos y económicos. El bloque en el poder y sus marionetas insertas en el mundo de los trabajadores, hoy tejen las telarañas que servirán de trampa para los trabajadores honestos y que aún están dispuestos a aguantar basureos como el del 8º Congreso en aras de la unidad de los trabajadores como mito Clotariano. Pero esa unidad es distinta a la que pregona Martínez y la CUT que denuncia el paralelismo sindical dando palos a los trabajadores clasistas, mientras sus compañeros de partido participan en la pro patronal Unión Nacional de Trabajadores, como Juan Miranda, dirigente de los forestales. Y es que la CUT está realmente vaciada de contenidos clasistas y por ello la «unidad» carece de sentido, siendo solo funcional al pacto social interburgués. Hoy más que nunca la tarea es el rearme ideológico de la clase para asumir la disputa por la hegemonía del proyecto político revolucionario y la conducción del movimiento popular a los enemigos internos, a los rastreros y los oportunistas que finalmente no hacen más que representar los intereses de la burguesía nacional, del Estado y del imperialismo al interior del campo popular.

 

La tarea central de la izquierda de intención revolucionaria, en el actual momento, es comprometernos en nuestras organizaciones sociales, político-sociales y políticas, transformándonos en forjadores de futuro, construyendo las herramientas necesarias para ampliar la base de militantes sociales, político-sociales y políticos y fortalecer de esta forma a nuestras organizaciones para enfrentar el pacto social laboral y prepararse para momentos más duros. El hecho de desgastarse en guerrillas de declaraciones, que por justas diferencias que tengamos, hoy no permiten levantar cabeza; la historia dará la razón a quienes con honestidad construyen sus procesos de acumulación en silencio y sin grandes pompas, pues no hay que confundir las aspiraciones de quienes nos reclamamos de intención revolucionaria, con el estado actual del movimiento de masas; debemos reconocer el papel de minoría activa dentro del movimiento popular y tener la paciencia suficiente para asumir la larga tarea que importa ampliar la inserción de masas, poniendo lo mejor de lo nuestro para construir organizaciones realmente autónomas y clasistas.

 

Reafirmamos dos ideas centrales contenidas en los análisis anteriores. A la activación de la lucha de masas, y particularmente sindical, le pesa la falta de un referente de masas clasista, que sea capaz de convocar a los demás sectores populares que priorizan la lucha social por sobre la conciliación, que abran la posibilidad de negar el pacto social y de esta forma enfrentar la crisis estructural del modelo de acumulación neoliberal. Sin embargo hemos constatado que la tarea de concertar el encuentro de estos sectores clasistas va a seguir pendiente en la medida que una parte de la izquierda de intención revolucionaria siga actuando autocomplacientemente, de forma autorreferencial, sectaria y desordenada.

 

Debemos ser capaces de articular lo que tenemos en torno a los ejes productivos centrales disputando sectorialmente y de forma ordenada la posiciones al reformismo y al bloque en el poder, ésta debe ser la orientación para construir las coordinaciones sindicales, no como un conjunto de siglas sin mayor conexión que la sola voluntad de la unidad clasista de los dirigentes «puntudos», eso ha demostrado ser inútil. Proponemos, de esta forma, reconstruir la unidad del sindicalismo clasista en torno a la «funcionalidad» que pueda reportar a las lucha de estos mismos sindicatos, tejiendo un proceso de articulación coherente que responda a las necesidades reales de los trabajadores y que les permita identificar la unidad clasista como una necesidad de orden táctico-estratégico. Este es el piso para avanzar en la construcción de un referente de masas clasista, creemos que nadie puede asumir esta tarea por si solo.

 

La segunda idea es avanzar en el desarrollo de iniciativas que permitan identificar la demanda particular con la lucha contra el pacto social y el bloque en el poder; de forma que a partir de estas mismas demandas económicas o sociales, elevamos el piso de la discusión para el desarrollo de elementos programáticos en el seno de las organizaciones populares, lo que significa poner énfasis en la alfabetización política de las bases sociales.

 

VI.- La izquierda de intención revolucionaria: dividida entre dos estrategias de acumulación de fuerzas

 

La necesidad de acercamiento político se va haciendo cada vez más evidente, sin embargo la desesperación de algunos que ven como las cosas se están sucediendo de forma veloz, los lleva a repetir los errores cometidos en experiencia anteriores y nos referimos a una franja de la izquierda de intención revolucionaria que llamaremos «referencial» que al parecer pone este aspecto por delante de la construcción político-estratégica, y que toma forma en la Coordinadora de la Protesta Popular. Convocar a las masas para las fechas emblemáticas están muy lejos de generar avances en conciencia e inclusive resulta hasta contraproducente, en la medida de que no exista capacidad para enfrentar la disputa ideológica que importa levantar este tipo de convocatorias; por otra parte, con los grados de precariedad de las construcciones políticas, las acciones coyunturalistas sólo delatan nuestras posiciones a un enemigo que está dispuesto a todo con tal de vernos liquidados. Apelamos a que estas organizaciones hermanas, asuman con altura esta crítica, pues entre revolucionarios debemos hacer y aceptar las críticas con humildad, la soberbia es propia de los reaccionarios.

 

En cuanto a los sectores movimientistas, propios de los 90, creemos que van en retirada produciéndose decantamientos que son susceptibles de capitalizar en torno a proyectos políticos más sólidos o que comienzan a tomar sentido; en contrapartida las organizaciones políticas de intención revolucionaria que apelan a la construcción de fuerza social y política revolucionaria de forma más inadvertida, han pasado este último tiempo por pequeños decantamientos que les han permitido avanzar de forma importante dejando atrás concepciones movimientistas, basistas, sobreideologizadas o vanguardistas, alimentadas en torno al activo político «desencajado».

 

Creemos que comienza a configurarse una tendencia en cuanto a la proyección de salida por parte de ciertos sectores del bloque en el poder, frente a una profundización de la crisis interna. El desmantelamiento de la industria textil en la VIII región y la necesidad de desactivar las bombas de tiempo vinculadas a los bolsones de cesantía, gatillaron posicionamientos en torno a la necesidad de que el Estado absorba el impacto de la crisis mediante la estatización de empresas que son fundamentales para la generación de empleo, aunque no en términos económicos, debido a la base primario exportadora e importadora de manufacturas propias del modelo neoliberal rentista (cuya base es la exportación de commodities o materia primas). Otro antecedente lo constituye la solicitud que múltiples sectores han hecho en torno a la estatización del transporte público metropolitano, reclamando una participación central del estado en ciertas esferas de la economía. En términos políticos vimos la tensión existente entre la ortodoxia neoliberal y los sectores proclives a ciertos ajustes, esto nos da el marco para pensar que ante una crisis mayor del modelo neoliberal, es muy probable que la burguesía y el imperialismo se las vaya a jugar por un ajuste al modelo sin cambiar la matriz neoliberal rentista ni el patrón redistributivo, asumiendo el Estado el costo colateral de la existencia de un modelo de estas características; medida que importa una alternativa mucho más atractiva que un viraje a un modelo neodesarrollista (al estilo argentino).

 

La actual correlación de fuerzas favorable a la burguesía y al imperialismo, y la incapacidad de revertir dicho estado de cosas, nos augura un escenario difícil. Creemos que se hace necesario preparar las condiciones objetivas y subjetivas para transformar un eventual revés táctico, en una victoria estratégica; en este sentido, la franja de la izquierda de intención revolucionaria compuesta por las organizaciones constructoras de fuerza social, debemos consolidar el activo acumulado, elevar la calidad de nuestros cuadros, fortalecernos ideológicamente y enraizar nuestros proyectos de forma más efectiva en el seno del pueblo.

 

Creemos, asimismo, que la maduración propia que entrega la lucha de clases debe permitirnos generar el sustento teórico y orgánico para dentro de algunos años levantar una política de alianza de las fuerzas revolucionarias antiimperialistas y por el socialismo, sobre la base de una profunda discusión sin dogmatismos pequeños ni anteojeras inútiles. Para ello debemos ser capaces de avanzar en niveles de acercamiento que permitan articular los esfuerzos para la construcción de un sólido proyecto socialista y libertario para nuestro pueblo. Avancemos en este sentido.

 

 

ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN. VENCEREMOS

 

 

 

 

Notas

1- Negociación colectiva y cambio a seguro de cesantía marcarán anuncios del 21 de mayo, La Tercera 04/05/2008

2- Estatuto pyme considera indemnización flexible 27 de marzo LN

3- CUT ofrece ‘alianza social», 2 de mayo LN

4- Se complica aprobación de Ley General de Educación LN, 5 de mayo

5- La Tercera On Line, 20 de mayo de 2008

6- Cambio al binominal encabeza agenda legislativa , LN, 6 de mayo

7- CUT pedirá pacto para impedir que derecha gobierne 30 de abril LN

8- Entrevista a Jorge Arrate para G 80, por Leopoldo Lavin Mujica

9- Gobierno cierra la puerta a rebaja del IVA propuesta por diversos sectores, LN, Martes 25 de Marzo de 2008

10- BC opta por mantener la tasa de interés en 6,25 por ciento, LN,10 de abril

11- Alzas en alimentos llevan al IPC a un 0,4% en abril, LN, 5 de mayo de 2008

12- A partir de mañana: Bencinas suben $6 por litro, en promedio, por alza del crudo, El Mercurio 23 de abril de 2008

13- Bencinas subirían $8 a partir del primero de mayo, Economía y Negocios Online, Viernes, 25 de Abril de 2008

14- Vaticinan que inflación alcanzará barrera sicológica del 10 por ciento, Crónica Digital, Martes, 08 enero de 2008

15- Cepal: Alzas aumentarán en 10 millones cifra de pobres en América Latina, Crónica digital 19 de abril de 2008

16- Bono de 20 mil pesos para el 40% más pobre, LN, Jueves 10 de abril de 2008

17- Medidas paliativas ya suman mil millones de dólares, LN, Jueves 10 de abril de 2008

18- La futura matriz energética de Chile: fuerte arremetida del carbón y las hidroeléctricas, El Mercurio, 19 de abril de 2008.

19- El fantasma del racionamiento: propaganda que recrea crisis, El Ciudadano Nº 55

20- Exportadores conformes con medidas, pero «esperan más», LN, 5 de febrero

21- Exportadores piden aplicar el encaje, LN, 20 de febrero

22- Gobierno parte segundo tiempo con rebaja de impuesto a combustibles y fin de timbres y estampillas para PYME, Diario Financiero, 4 marzo2008

23- Rebaja de 6 UTM por metro cúbico (m3) a 4,5 UTM por m3, mientras el barril de petróleo se mantenga sobre US$ 75

24- Dólar continúa a la baja y expertos recomiendan subir tasa de interés, LN, 12 de marzo

25- Acto agrícola concita variadas críticas a autoridad económica, LN, 28 de marzo

26- De Gregorio no descarta intervenir dólar, pero dice que su prioridad es la inflación, La Tercera Online , 2 Abr 2008

27- De Gregorio: rebaja de IVA no tendría efectos mayores, LN, 8 de abril

28- Anuncian nuevo paquete de medidas en beneficio de agricultores, LN, 4 de abril

29- Los otros roces que se están dando al interior de la CPC , Economía y Negocios Online, Enfoques 6 de Abril de 2008

30- Central interviene mercado cambiario, LN, Viernes 11 de abril de 2008

31- Banco Central concretó primera intervención y dólar cerró en $450, LN, 14/04/2008

32- Perdió $6,10 en relación al peso: Dólar cae en Chile por su debilidad en los mercados y el alza del cobre, El Mercurio, miércoles 23 de abril de 2008