Desde hace ya varias semanas viene flotando en el ambiente de la opinión pública nacional, alimentada por los medios de comunicación, la idea de que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) esta pronto a iniciar conversaciones con el Gobierno Nacional, que ya están listas las comisiones negociadoras de las partes y, que incluso, hay una […]
Desde hace ya varias semanas viene flotando en el ambiente de la opinión pública nacional, alimentada por los medios de comunicación, la idea de que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) esta pronto a iniciar conversaciones con el Gobierno Nacional, que ya están listas las comisiones negociadoras de las partes y, que incluso, hay una agenda con posibles temas a discutirse. Es posible que algunos de esos rumores sean ciertos, pero cualquier cosa que se diga antes de que formalmente se oficialicen los diálogos, son simples especulaciones.
Lo más fresco que tenemos en materia de información directa es el saludo que Nicolás Rodríguez Bautista, comandante del ELN, presentó a través de un video, al reciente Congreso Nacional para la Paz. Allí hay un conjunto de enunciados que señalan cual es la postura del ELN frente a un posible proceso de Paz y que camino se seguiría en tal caso.
La expresión, «el pueblo habla, el pueblo manda», con que Nicolás Rodríguez inicia su intervención en el video, es absolutamente determinante de la postura del ELN en relación con el modelo de negociación, que realizaría la organización, en un posible escenario de dialogo. Para la organización, la participación de la sociedad civil es determinante y esta está unida a la posibilidad de que la paz se construya desde las regiones, con las comunidades y a través de procesos democráticos que mandaten los cambios y transformaciones que deben producirse; de ahí que retome la idea de un Movimiento Nacional por la Paz que conduzca a una Convención Nacional y se plantee como mecanismo de refrendación una Asamblea Nacional Constituyente.
Tres elementos serian importantes resaltar de la intervención del comandante del ELN en el camino hacia la paz con esta organización:
1. Contrario a otros procesos lo que busca el ELN es mediar como actor armado en un proceso de paz donde la vocería central la tendría la sociedad en su conjunto. Es esto lo que se desprende de la afirmación hecha por la organización al señalar que «El ELN le ha dicho al país que está dispuesto a sentarse en la mesa de diálogos con el gobierno, a buscar un ambiente propicio y caminos ciertos, para que se exprese y materialice por parte de las mayorías, la gran agenda recogida en los mandatos de años de luchas populares y sociales, que es lo más auténtico del sentir de las mayorías». Lo que significaría que la agenda del ELN no sería otra que la mandatada por las comunidades en los distintos eventos nacionales realizados en los últimos años: El ELN ha asumido el mandato de la paz como un objetivo estratégico.
Si el anterior planteamiento en un primer momento pareciera difícil, la propuesta del ELN ayuda a irlo resolviendo pues crea los mecanismos para que todas esas demandas confluyan en un espacio común, que es lo que constituye el segundo aspecto a resaltar.
2. El ELN retoma la idea de la Convención Nacional como un espacio en el que se expresan todas las fuerzas sociales y políticas con sus respectivas propuestas y construyen en colectivo un Mandato Nacional de Paz, según lo señalan al afirmar «Hemos propuesto la importancia de una Convención Nacional, como mecanismo democrático de encuentro y participación popular y democrática, donde las mayorías se expresen». La idea del ELN de aumentar la capacidad de interlocución y participación de la sociedad civil se centraría en los esfuerzos que pudieran hacerse para que la Convención Nacional produjera un acuerdo político de transformaciones económicas, sociales y políticas que condujera a la dignificación de la vida de los colombianos.
3. Ese Acuerdo Político resultante de la Convención Nacional debe terminar refrendándose en una Asamblea Nacional Constituyente, según lo afirman al señalar: «…igual hemos planteado que una constituyente refrende las grandes decisiones salidas de un verdadero proceso democrático popular y social». Y esto implica, en la actual coyuntura, que más allá de si hay una mesa paralela con el ELN, si se utiliza como mecanismo de refrendación de los
acuerdos, como lo viene reclamando las FARC-EP, una constituyente, ambos procesos se encontrarían en ese único escenario. De ahí se deriva que el ELN y el Gobierno nacional, deben acelerar los procesos de acercamiento y la definición de una «agenda operativa», realista y concreta, que satisfaga las partes y se inserten en las dinámicas sociales e institucionales que se adelantan.
De manera simultánea, el mensaje del ELN al Congreso Nacional para la PAZ, plantea la necesidad de construir un proceso deunidad política»…que aglutine a las organizaciones populares y sociales, los partidos y otras agrupaciones…», con la idea que «Ha llegado la hora de superar ese andar de cada organización partido o grupo por su lado». A través de este planteamiento, construido desde los imaginarios del sacerdote Camilo Torres Restrepo, el ELN convoca a los sectores políticos a retomar la idea del Frente Unido de manera que, en torno al discurso de la paz, se constituyan en una frente de confluencia política capaz de convertirse en alternativa de poder.
Es posible que en las próximas semanas el país se vea alegremente sorprendido con el anuncio de inicio de un proceso de conversaciones con el ELN; por ahora, lo único que se tiene es este conjunto de idea sueltas y el compromiso hecho por Nicolás Rodríguez Bautista de estar dispuestos a todo por alcanzar la PAZ.
(*) Carlos Medina Gallego es Docente Investigador Universidad Nacional de Colombia
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.