Abordó las desigualdades sociales y territoriales derivadas de la globalización neoliberal. «Por los recursos el desarrollo debería estar en el sur, pero las relaciones de poder del Norte someten a la periferia». Indicó la necesidad de recuperar la esencia de la democracia y de ejercer la ciudadanía, como base para construir otro mundo posible. El […]
Abordó las desigualdades sociales y territoriales derivadas de la globalización neoliberal. «Por los recursos el desarrollo debería estar en el sur, pero las relaciones de poder del Norte someten a la periferia». Indicó la necesidad de recuperar la esencia de la democracia y de ejercer la ciudadanía, como base para construir otro mundo posible.
El catedrático de Estructura Económica Xosé Manuel Beiras habló en Lugo sobre «La miseria de la globalización», en una conferencia que despidió la actividad del Simposio Internacional en la ciudad lucense. Beiras fue presentado por Manoel Santos, Director del suplemento Altermundo -del periódico Galicia Hoxe-, quien habló del conferenciante como «un padre de pensamiento para muchos de nosotros».
En su intervención Xosé Manuel Beiras abordó la globalización en todos sus planos (económico, político, ideológico y social), enfatizó en el carácter financiero de la misma y en su componente ideológico por el cual la lógica del mercado es la causante de la pobreza y las desigualdades del mundo. Hizo también un recorrido por el origen el imperialismo y las contradicciones del sistema. Beiras destacó el carácter insólito del Simposio Internacional, al estar presente en las siete ciudades y ajustarse así a la realidad dispersa a la vez que histórica, de Galicia.
La globalización neoliberal: el dogma del mercado, desigualdades, exclusión social
«La expansión del capitalismo genera per se un desarrollo desigual». Con esta sentencia Beiras comenzó a desentrañar las características de un sistema que genera desigualdades a todos los niveles. Beiras acusó a una ideología que «entroniza el dogma del mercado como organizador del orden social natural y está por encima de la soberanía de los ciudadanos y de las instituciones políticas». Una ideología, explicó, que ha suprimido la razón (principio del debate, de la opinión pública, de la democracia) para establecer un dogma, «que se establece como monopolio del pensamiento único para la lectura e interpretación de la realidad social».
Explicó cómo a merced de la ideología existen desigualdades sociales que se deben a la explotación de las masas trabajadoras de todo el planeta, no sólo en el Sur (ejemplificó cómo ya con el gobierno de Margaret Tatcher el 32% del Reino Unido vivía bajo el umbral de la pobreza).
De esta forma Beiras explicó cómo las relaciones sociales que derivan de la asimilación de este esquema ideológico dogmático generan exclusión social y marginación. «En este contexto, los pueblos espoliados que intentan argumentar sus razones son calificados de heréticos, de no tener la razón porque van en contra de la norma. Se trata de un fundamentalismo ideológico que impone esquemas baseados en el darwinismo social, en la competividad frente a la cooperación. Una competitividad que destruye la capacidad de ser solidario y que incentiva el combate individual y la supervivencia del más fuerte, que da lugar a comportamientos asociales y antisociales, que se traducen en violencia (a nivel individual y de genocidio)», explicó.
Centro-periferia, Norte- Sur: «el norte absorve el excedente económico de los países del Tercer Mundo
Explicó también las desigualdades territoriales derivadas de la contradicción centro-periferia, y que se vehicula por el intercambio desigual: «el norte absorve el excedente económico de los países del Tercer Mundo». Hay una dinámica centrípeta en el norte, en la acumulación del capital. Sin embargo la fuerza de trabajo, los recursos (minerales, forestales, etc.) se encuentran en el sur. En arreglo a esto, explicó, «el desarrollo tendría que estar en el sur, sin embargo, la acumulación del capital no es un fenómeno estrictamente económico y se producen relaciones de poder: el sometimiento de la periferia». Explicó cómo a falta de un contrapeso ideológico, que se pierde con la desaparición del bloque soviético, la succión del norte sobre el sur es mayor. Existe por una parte un centro, el poder américano, y por otra un archipiélago de países que no funciona de manera articulada, indicó. Y por otra parte resulta que de esas relaciones, más del 60% del comercio internacional se lleva a cabo en el norte, un 20% entre Norte y Periferia, y sólo un 20% entre el propio sur, explicó.
Globalización financiera: «No se pueden satisfacer las necesidades con una economía financiera».
Xosé Manuel Beiras refirió también el carácter financiero de la globalización, y destacó que «no se pueden satisfacer las necesidades con una economía financiera». Distinguió los tres tipos de capitales: comercial (mercancías), bancario (dinero) e industrial (el que se invierte para producir), y explicó cómo la simbiosis del capital comercial con el bancario dio lugar al capital financiero, que tiene una ventaja absoluta sobre los otros en la generación del beneficio, y cómo la desregulación le ha favorecido de manera absoluta. Apuntó también como con la deslocalización de las empresas en países del Tercer Mundo empieza a tomar movilidad el capital industrial, aprovechándose de la fuerza de trabajo, y aparejando un darwinismo social.
El poder económico
El Catedrático en Estructura Económica explicó cómo la globalización ha modificado también las relaciones entre los poderes social, económico, político y de los ciudadanos, y ha generado una mutación en la estructura de los poderes del Estado. Así, explicó que el poder ejecutivo condiciona el poder judicial, el poder judicial somete al legislativo, y en esta situación el poder económico está fuera del alcance del poder político. En este sentido Beiras denunció el hecho de que las multinacionales no tengan que rendir cuentas ante ninguna institución del pueblo soberano.
Citando a Ignacio Ramonet hizo una síntesis de la situación: «Lo que hay hoy en día es un poder económico que determina un poder mediático, y el poder mediático chantajea el poder político. Abajo de todo estamos los ciudadanos, que en teoría somos los titulares de la soberanía».
«Hay que ejercer como ciudadanos activos»
Como respuesta al sistema capitalista de la globalización neoliberal responsable de las desigualdades y la pobreza a escala planetaria, Beiras abogó por el protagonismo de la ciudadanía: «hay que ejercer como ciudadanos activos». Puso como ejemplos los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, y abogó por la recuperación de los principios básicos de los conceptos de democracia, anteriores incluso a la revolución socialista: «es necesaria una recuperación de la democracia horizontal, de redes. Recuperar la igualdad sobre la base de poder ejercer la diferencia, porque no hay nada más injusto que tratar igualmente a los que son desiguales». Beiras apostó también por restablecer el concepto de comunidad, y relató que hay que asumir que el sujeto histórico ha cambiado, ya no es homogéneo, es diverso y plural. Apuntó cómo en los Foros Sociales Mundiales ya están en práctica líneas programáticas de acción en la construcción de otra sociedad.
La globalización en el marco del imperialismo.
En un acercamiento teórico al origen de la globalización, Beira refirió también en su intervención las características que en la actualidad articulan el «sistema-mundo» (económicas, políticas y sociales), son las mismas que las del imperialismo que arranca a comienzos del Siglo XX, pero que han ido sufriendo mutaciones: la fase que se denominó globalización comienza propiamente con la elección de Ronald Reegan en Estados Unidos y de Margaret Tatcher en Reino Unido, indicó.
Explicó así que «la globalización no es más que una fase en el desarrollo del proceso de mundialización del capitalismo, como modo de producción dominante en el planeta y que estructura a las sociedades y a humanidad en los distintos espacios territoriales y medioambientales». Esta fase encaja dentro de un periodo que desde comienzos del siglo XX se denominó Imperialismo, y que sigue vigente.
Quiso hacer ver que la globalización no es nueva, sí lo son las coordenadas en las que se dan los cambios en las formas de expandirse. Explicó así la aparición de un nuevo escenario en los años 80 y 90, ya que hasta el momento en la dinámica del conjunto del sistema se movían dos ejes de contradicción: capitalismo-socialismo, centro-periferia.
Capitalismo-socialismo
Como había señalado: «las formas de expansión del capitalismo genera per se un desarrollo desigual». En este sentido explicó el origen de unas desigualdades, que se dan en todos los niveles: social, territorial, entre los que tienen los medios de producción, en la fuerza de trabajo. Explicó cómo la contradicción capitalista-socialista quedó resuelta con la caída del sistema del socialismo real en el 89, lo que generó la aparición de una hiperpotencia que ha desequilibrado el sistema (Estados Unidos). «Al terminarse la tensión entre bloques, no hay contrapeso ideológico, y no hay frenos a la aplicación del capitalismo salvaje», apuntó.
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