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El Capitán Malagón y su tinte paramilitar

Fuentes: Rebelión

-«… y qué Zamora ahora si viene juicioso,» -«… claro capitán como siempre, igual de juicioso». Fueron las palabras que cruzamos con el capitán Malagón, Comandante máximo del cuerpo de custodia y vigilancia en la «Tramacua». Como siempre sus palabras cargadas de ironía y advertencia, por eso no es extraño que se presentaran los siguientes […]

-«… y qué Zamora ahora si viene juicioso,»

-«… claro capitán como siempre, igual de juicioso».

Fueron las palabras que cruzamos con el capitán Malagón, Comandante máximo del cuerpo de custodia y vigilancia en la «Tramacua».

Como siempre sus palabras cargadas de ironía y advertencia, por eso no es extraño que se presentaran los siguientes hechos que relataré:

Primero. Llegué nuevamente de traslado del ERON-PICOTA de la ciudad de Bogotá en una avioneta de la Policía Nacional. Ahí comenzaron las irregularidades ya que estaban pendientes diligencias judiciales para los días 9 y 13 de Julio en las instalaciones de la Fiscalía general de la Nación. Sin ninguna explicación razonable se me devuelve para Valledupar. Es casi seguro que ya no voy a ser remitido a dichas diligencias por lo tanto como en repetidas ocasiones se me vulnerará el Derecho al Debido Proceso, Derecho a la defensa y demás.

Segundo. Como si fuera poco venía acompañado por cuatro presos más, dos reconocidos paramilitares y otros dos de la nueva era paramilitar (Bacrim). Todos llegamos en igualdad de condiciones, pero en un par de horas los cuatro fueron enviados a sus patios y ubicados en sus correspondientes celdas. Sólo a mí, me fue negado ese derecho y ante mi reclamo para que fuera enviado a la torre 5 donde estaba radicado, se argumentó que en mi caso se requería de la Junta de Patios y debía esperarme. Dicha espera se prolongó por cuatro (4) días; cuatro días en que fui recluido en un locutorio o sitio donde los abogados atienden a sus defendidos, pero que en muchas ocasiones en esta «Tramacua» son utilizados como calabozo de aislamiento o castigo. Es decir, sin ninguna razón fui internado por orden del Capitán Malagón a cuatro días de castigo y aislamiento en un calabozo que no tenía baño y por consiguiente ni una gota de agua.

Tercero. El día martes se me informó que ya se me asignaba patio, que me correspondía otro diferente a la torre 5, no me extrañó en nada la decisión de cambiarme de patio donde tenía mi colchoneta, algunos libros, los «sagrados» recipientes para almacenar el agua y en especial los amigos y camaradas. Fui reubicado en la torre 3 reconocida por la alta cantidad de presos por paramilitarismo. Imagino que para el capitán también debía ser parte del castigo.

Cuarto. Asignado para la celda 203, donde encontré otro calabozo peor, no tiene sanitario y genera olores nauseabundos, no tiene energía, ni siquiera unos cables para tratar de iluminarla, sin colchoneta porque para variar el INPEC no tiene presupuesto para ellas, sin recipiente para el agua; en esa parte de la estructura es donde se concentra la mayor cantidad de zancudos y como aquí en un acto irracional son prohibidos los toldillos, por supuesto en estas primeras noches no se ha podido dormir por estar ocupado en duros combates con los zancudos. Ahhh y de estudiar ni que decir, de poder leer o desarrollar mis trabajos para la universidad ya que adelanto estudios en Licenciatura en Filosofía en la UNAD. Para terminar el cuento de la celda, como en todas las de esta cárcel no llega nunca el agua, sin un mínimo radio transistor porque es considerado como elemento peligroso y por lo tanto prohibido… como la ven!

Califiquen ustedes, si la «Tramacua» no es el mayor centro de tortura y negación de la dignidad humana por que lo aquí comentado no le pasa sólo a «chucho», es lo habitual en la vida de la mayoría de los prisioneros.

A las directivas no les importa y nada hacen por revertir estas condiciones y el desprestigio de este antro. Se hacen sordos a los mismos fallos judiciales como el de la Sentencia T-282 de octubre de 2014 que ordena el cierre de esta bodega de seres humanos por la violación masiva de los Derechos Humanos. A la reciente denuncia hecha por la Defensoría del pueblo que sólo hace seis días reiteró que en la «Tramacua» se siguen violando los DDHH, que hay casos de tortura, no hay agua y los alimentos que se le deben entregar a los internos fueron encontrados en descomposición, esto, lo encontró en la visita de control (ver informe defensoría del pueblo y noticias RCN del 6 de julio de 2015).

 

Señor capitán, usted es un hombre con cierta formación académica, y con experiencia en el INPEC, yo pensé que usted lograra percibir y entender que la moral de un guerrillero de las FARC-EP no se desquebraja con este tipo de represión. No se le olvide que somos tercos y necios y no claudicamos en nuestras convicciones, que luchamos es para vencer. Y aunque usted o algunos no les guste, seguiremos «muy juiciosos como siempre», no importa la cárcel o el patio, en nuestra tarea de defensa de los Derechos Humanos de toda la población carcelaria.

No tiene necesidad capitán de mostrar su tinte paramilitar, que eso no asusta para nada.

Al contrario, me llena de fortaleza la solidaridad de los los prisioneros de la torre 5 que con firmas pedían mi presencia en ese patio o la de algunos guardias que me manifestaban que no había necesidad de sus atropellos y se mostraban muy amables, y de mis nuevos compañeros de la torre 3 que vieron con buenos ojos mi llegada a ésta y me recibieron con respaldo.

Se da cuenta capitán, usted lo único que ha logrado es hacerme más fuerte en mis convicciones y al contrario de lo que imaginó, seguiré en la brega por la vida digna en las prisiones y a entender que todo esto nos más elementos para exigir el cierre de esta Guantánamo de Colombia, para decir LA TRAMACUA… NUNCA MAS!.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.