El prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino de El Vaticano, el cardenal chileno Jorge Medina, amigo de Pinochet, es un viejo amigo de Benedicto XVI, el nuevo papa fascista. El cura fascista de Chile Después de la caída de Pinochet, en el contubernio de transformación generalizada que se venía produciendo en el […]
El prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino de El Vaticano, el cardenal chileno Jorge Medina, amigo de Pinochet, es un viejo amigo de Benedicto XVI, el nuevo papa fascista.
El cura fascista de Chile
Después de la caída de Pinochet, en el contubernio de transformación generalizada que se venía produciendo en el Chile post fascista faltaba todavía el cambio de una pieza esencial. El cardenal Francisco Fresno, con ocasión de la quinquenal visita ad limina en marzo de 1989, había presentado su renuncia, según las exigencias del Derecho Canónico, porque iba a cumplir el 26 de julio sus 75 años. ! Juan Pablo II solicitó amablemente que Ie diera tiempo para disponer su sucesión. Al Vaticano se Ie brindaba la oportunidad de relevar al arzobispo de Santiago en un momento muy propicio, cuando todas las señales apuntaban el fin de la era Pinochet.
Pero el Papa lo quería pensar muy bien.
En la Santa Sede se evocaba el triste desenlace de la gestión arzobispal del cardenal Silva Henríquez, entre septiembre de 1982, cuando presento su renuncia por edad y mayo de 1983, en que dejo el mando de la arquidiócesis. Urio Jie los eclesiásticos más ilustres del Tercer Mundo desde las remotas jornadas del Vaticano II, se sintió en sus últimos meses de pastor aislado de la curia pontificia y sor-prendido por el nombre de su sucesor. Ya se conoce el rudo encontronazo entre el cardenal y el nuncio Angelo Sodano, que termino f&ia! cute;sicamente con un portazo contra las narices del diplomátic o. Ahí estalló una enemistad que se había ido alimentando por años entre dos personalidades y dos estilos muy diferentes. Sodano, que temía entre los obispos fama de muy intruso, logró que a Silva Henríquez Ie sustituyese don Francisco Fresno obispo de La Serena, personaje probo y cordial, pero «algo apapayado», según la observación humorística del obispo de Punta Arenas, Tomas González.
En el camino quedó la candidatura del arzobispo de Concepción, José Manuel Santos. Una carta enviada al Vaticano, con algunas alusiones criticas contra el Opus Dei, Ie costó seguramente la sede capitalina. Hubiese sido el continuador casi natural del cardenal Silva, hombre reconocidamente incomodo para el régimen militar. A Fresno se Ie consideraba un buen obispo clásico de Iglesia instalada, no apto para peleas tan recias como las que ! exigían los tiempos de los matones rompeprotestas llamados gurkas. Para el golpe del ’73, por ejemplo, se dedicó a recorrer los pueblos del interior de su diócesis. El mismo tenía muy clara su timidez, y por eso se defendió desde su tranquilo feudo de La Serena contra el inesperado nombramiento. Pero el Papa insistió, don Pancho obedeció y Sodano estaba feliz. También se mostró dichosa Lucia Hiriart, quien hizo el famoso comentario:
La reacción tristemente celebra otro diablo.
«Parece que Dios nos ha oído». Pero el arzobispo Fresno (cardenal desde 1985) sostuvo con energía el campo de acción humanitaria de la Iglesia. La Vicaria de la Solidaridad, punto neurálgico de los conflictos con las autoridades, continuó en la lucha contra la violación de los derechos humanos y en la defens! a de las victimas. Además, el prelado promovió el di&aac ute;logo gobierno-oposición y obtuvo el Acuerdo Nacional.
Las moscas siempre andan juntas
Al terminar 1989 y con Patricio Aylwin como Presidente electo, las especulaciones sobre el nombramiento de un nuevo arzobispo en Santiago se dispararon. En los ambientes de la Concertación, y sobre todo en la DC, existía mucha inquietud. Cuando en septiembre de 1988 un conmovido Angelo Sodano abandonó Chile, después de diez anos al frente de la nunciatura apostólica, había logrado introducir en el Episcopado chileno un grupo de jerarcas muy combativos en la ortodoxia doctrinal y moral y, sin embargo, muy complacientes en los temas sociopolíticos. El pacto con el DiabloEl más estimado por el antiguo nuncio era monseñor Jorge Medina, obispo! de Rancagua desde 1985, fecha en que había dejado el cargo de Pro canciller de la Universidad Católica. Allí se había distinguido por sus excelentes relaciones con el gobierno militar y por su fundamentalismo moral, referido sobre todo a las conductas sexuales.
Medina Estévez era considerado un teólogo primario, pero doctrinalmente seguro, muy al gusto del neutralizante Karol Wojtila y del cardenal Ratzinger, ahora papa Benedicto XVI, que llegó como una bendición a polarizar las cosas. ¡O estas aquí o estás allá!.
Un amigo personal del general Pinochet
Por eso parecía que, a instancias de un Sodano muy bien situado en la curia romana, podía llegar a sustituir a Francisco Fresno. Una visita que este Ie hizo a comienzos de diciembre del ’89, acompañad! o del nuncio monseñor Giulio Einaudi -el hombre encargado de enviar las ternas de candidatos a Roma-, alerto a los circuitos más interesados. La DC se movió rápidamente y presionó en Roma contra un nombramiento que se interpretaría como una verdadera provocación. Un amigo personal del general Pinochet destinado a la sede santiaguina en plena transición democrática, resultaba impresentable. El mismo Aylwin, una vez electo, mostró sus reparos al Vaticano. Las comunidades de base y grapes de cristianos conciliares ya habían emitido enérgicas protestas. Medina estaba cercado y surgieron otros nombres.
El eclesiástico que durante meses había sonado como preferido de Silva Henríquez e incluso del propio Fresno era monseñor Cristian Precht, pero su gestión al frente de la Vicaria de la Solidaridad, demasiado comprometida políticamente según Roma, y además la falt! a de simpatía de Sodano, hacían inviable su nombramiento. Se hablaba de Carlos González, presidente de la Conferencia Episcopal, y de Egidio Vigano, general de los salesianos, pero el que se erigió como el verdadero competidor de Medina fue Carlos Oviedo, obispo de Antofagasta. Religioso mercedario, historiador, apóstol, su conservadurismo doctrinal y su discreta apertura pastoral hacían de él un nombre negociable. La curia vaticana se resigno a reservar para otra ocasión a Medina.
Monseñor Oviedo asumió como arzobispo de Santiago el día 22 de abril de 1990 para tranquilidad de todos. Su primera visita fue el día 23 a la Vicaria de la Solidaridad.
Moraleja:
Estos amantes de la paz y la igualdad, a combo en el hocico defienden el derecho a tener un espacio en el prosceni! o.
¡Qué el diablo me proteja!
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Prontuario del fascista chileno
Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Nacimiento: Nació el 23 de diciembre de 1926, Santiago, Chile.
Educación: Estudió en el Seminario Menor de Santiago, en Santiago; y en la Pontificia Universidad Católica de Santiago (licenciatura en letras y en biología; doctor en teología en 1955 y en derecho canónico).
El rostro del cura malditoSacerdocio: Ordenado sacerdote, el 12 de junio de 1954. Miembro de la facultad del Seminario Mayor de Santiago de Chile. Asistió al Concilio! Vaticano II, de 1962 a 1965, como perito. Juez del Tribunal Metropolitano, pro-gran canciller de la Univerrsidad Católica de Santiago; y canónigo penitenciario de la Catedral Metropolitana de Santiago. Consultor de varios dicasterios del Vaticano.
Episcopado: Elegido obispo titular de Tibili y nombrado auxiliar de Rancagua, el 18 de diciembre de 1984. Consagrado, el 6 de enero de 1985, en Ciudad del Vaticano, por el Papa Juan Pablo II. Trasladado a la sede de Rancagua, el 25 de noviembre de 1987. Trasladado a la sede de Valparaíso, el 16 de abril de 1993. Nombrado Pro-Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 21 de junio de 1996. Renunció al gobierno pastoral de la diócesis, el 21 de junio de 1996. Promovido a Arzobispo, el 19 de septiembre de 1996. Asistió a la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, en Ciuda! d del Vaticano, del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997.
Cardenalato: Creado cardenal diácono, el 21 de febrero de 1998; recibió la birreta roja y la diaconía de San Saba, el 21 de febrero de 1998. Prefecto, el 23 de febrero de 1998. Asistió a la Asamblea Especial para Asia del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 19 de abril al 18 de mayo de 1998; a la Asamblea Especial para Oceanía de Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 22 de noviembre al 12 de diciembre de 1998; a la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 1 al 23 de octubre de 1999. Enviado especial del Papa al Congreso Eucarístico Nacional Mexicano, Ciudad de México, del 5 al 7 de mayo del 2000; al XX Congreso Mariológico-Mariano Internacional, Roma, del 15 al 24 de septiembre del 2000. Enviado especial del Papa para la apertura de las celebraciones del Concilio Plenario de Venezuela, Caracas! , el 26 de noviembre de 2000. Asistió a la X Asamblea Ordinaria del Sínodo Mundial de Obispos, Ciudad del Vaticano, entre el 30 de septiembre y 27 de octubre de 2001. Renunció a la Prefectura de la Congregación el 1 de octubre de 2002. El 24 de febrero de 2005 fue nombrado Protodiácono del Colegio Cardenalicio. Participó en el Cónclave del 18 al 19 de abril de 2005. Como Cardenal Protodiácono, anunció el nombre del recién electo Benedicto XVI y en la ceremonia de iniciación de su pontificado le impuso el palio arzobispal, el 24 de abril de 2005.
En la Curia Romana es miembro de las Congregaciones para el Clero, para la Doctrina de la Fe y para los Obispos. Es miembro de Pontificio Consejo para la Familia y de las Comisiones para América Latina y Ecclesia Dei.
Información adicional: Realizó sus estudio! s primarios y secundarios en el Liceo Alemán de Santiago. Antes de ingresar al seminario asistió a la facultad de derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Obtuvo el bachillerato en artes y biología. Hasta 1965 enseñó filosofía en el seminario y hasta 1994 teología en la facultad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde sirvió algunos años como decano. Fue miembro de la Comisión Teológica Internacional y de la comisión encargada de elaborar el borrador del Catecismo de la Iglesia Católica.
Es autor de numerosas obras: libros, folletos teológico-pastorales y artículos sobre temas eclesiológicos, de espiriyualidad y derecho canónico.
En 1996 recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Notre Dame, en Indiana y, debido a sus enseñanzas y publicaciones, recibió un Doctor Scientiae e! t honoris causa de la Pontificia Universidad Católica de Chile. También ha sido nombrado Capellán ad honorem de la Soberana Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.