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El caso Manuel Olate

Fuentes: El Ciudadano

El anticomunismo es una vieja táctica de la derecha. Otra, de no menor categoría es el terrorismo. No ahorra medios para ejercerlo. Desde la prensa escrita, quiero decir, El Mercurio, La Tercera, La Segunda, Las Ultimas Noticias y radial, entre otras La Agricultura y sucursales a lo largo del país, destila la ponzoña que segundo […]

El anticomunismo es una vieja táctica de la derecha. Otra, de no menor categoría es el terrorismo. No ahorra medios para ejercerlo. Desde la prensa escrita, quiero decir, El Mercurio, La Tercera, La Segunda, Las Ultimas Noticias y radial, entre otras La Agricultura y sucursales a lo largo del país, destila la ponzoña que segundo a segundo, minuto a minuto actúa sobre las mentes. Siembra la duda y cuando ni uno ni otro medio parece suficientemente eficaz, recurre a los sicarios de menor o mayor vuelo.

La historia abunda y no es pérdida de tiempo citarla.

Internacionalmente recurre a los mercenarios de la CIA, financia la dupla Santos-Uribe, invade Sucumbíos, destruye el campamento de las Farc, dice incautar el computador del comandante Raúl Reyes.

A las pocas horas ha revisado miles de millones de Kilobytes, con información «confidencial» de cientos de partidos, grupos y políticos de Latinoamérica. Nadie se escapa al ojo inquisidor. Su tecnología, mejorada y refinada desde la época del MacCartismo, rinde frutos. El último ha sido el montaje que Juan Manuel Santos Calderón, presidente de Colombia, trata de vender a la Corte Suprema de Chile. Pide nada menos que se extradite a Manuel Olate -publicista chileno- bajo el cargo de terrorista militante de las Farc. ¿Pruebas? Ninguna. Miento. Invoca el computador de Reyes, que a estas alturas prueba y justifica todo, y fotos.

Fotos. Del mismo calibre de aquellas que circularon en la época, cuando el Senador Salvador Allende acompañó a Pombo y a sus compañeros de la guerrilla del Ché, desde la frontera chileno-boliviana a Australia. Desde luego Allende, senador y presidente de Olas en la época fue acusado de cómplice de la guerrilla del Ché.

Fotos, como aquellas que la izquierda chilena de la época exhibía con el ex presidente de Bolivia, Juan José Torres, asesinado más tarde por grupos de derecha argentinos. Fotos de la izquierda chilena con Joao Goulart expulsado de la presidencia por los militares gorilas brasileños en 1964.

Pero, ¿quién es este acusador Santos? Nada menos que el brazo armado de Uribe, ex presidente de Colombia, quien ha sido sindicado, y registrado por la CIA como narcotraficante [Ver mi libro La Fortaleza Americana. Militarización de la política en la zona andina, Editorial UArcis. Clacso coediciones, 2009].

Pero no olvidemos entre los acusadores de Olate a la derecha, hoy ‘democrática’ que estuvo detrás de las dictaduras militares de los Estados de la Seguridad Nacional y que patrocinaron la Operación Cóndor. Terrorismo de Estado condenado por las peores violaciones de los derechos humanos.

He allí, la catadura de los acusadores de Olate.

El derecho procesal penal chileno, el mismo que se aplica a Olate, fue comanditado por Soledad Alvear, ministra de Justicia de Ricardo Lagos, a Paz Ciudadana, ONG de Agustín Edwards, propietario de El Mercurio, ex Vice-presidente de la PepsiCola y que durante el gobierno del presidente Allende, solicitó al presidente Nixon de Estados Unidos su intervención para derrocar el gobierno de la Unidad Popular. De esta insigne inspiración nace la magna reforma procesal penal propuesta por el gobierno de Lagos bajo los auspicios de Edwards.

¿Cómo extrañarnos en consecuencia de la existencia de testigos anónimos, de los testigos de contexto, inventados por la dupla fiscal, Piedrabuena-Armendáriz en el juicio contra el Senador Jorge Lavandero? Aparataje procesal puesto al servicio de la Ley Antiterrorista, pergeñada bajo la dictadura de Pinochet, mejorada por Lagos, y aplicada por Bachelet y que ha servido, entre muchos otros casos, para esconder los graves atentados del Estado chileno en contra del pueblo mapuche -situación condenada por lo demás por las Naciones Unidas.

Es este montaje institucional al servicio de una derecha terrorista, que se expresa a través de hombres de Estado, parlamentarios, mercenarios, prensa y oscuros procedimientos legales, el que acusa a Manuel Olate y a través suyo al Partido Comunista chileno. Es un capítulo conocido, que volverá a repetirse una y otra vez y que hoy la opinión pública chilena parece ignorar. Esperemos que no sea demasiado tarde para reaccionar.

Por Héctor Vega, Director de www.fortinmapocho.com

http://www.elciudadano.cl/2010/11/20/el-caso-manuel-olate/