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Entrevista a Eduardo Rosales Herrera, autor del libro "El juicio del siglo"

«El caso Pinochet fue un meteorito, que generó una onda expansiva»

Fuentes: El Clarín

El doctor Eduardo Rosales (México, 1961) compiló los antecedentes históricos y realizó un detallado análisis sobre la detención de Pinochet en Londres (16 de octubre de 1998) que tituló: El juicio del siglo (UNAM Acatlán, 2007). En entrevista con Clarín.cl recuerda a la comunidad cultural y académica exiliada en la UNAM, sus aportes e inspiración […]

El doctor Eduardo Rosales (México, 1961) compiló los antecedentes históricos y realizó un detallado análisis sobre la detención de Pinochet en Londres (16 de octubre de 1998) que tituló: El juicio del siglo (UNAM Acatlán, 2007). En entrevista con Clarín.cl recuerda a la comunidad cultural y académica exiliada en la UNAM, sus aportes e inspiración lo involucraron en el estudio de la historia y política chilena.

Mientras prepara dos nuevos libros: La inclusión de Turquía en la Unión Europea y una segunda entrega sobre, Las dictaduras latinoamericanas , Eduardo Rosales Herrera (graduado en Relaciones Internacionales por la UNAM y con posgrado en Atlantic International University) planea presentar El juicio del siglo (UNAM Acatlán, 2007) en la Feria Internacional del Libro de Cuba, siendo Chile el país invitado. En el inicio del mes de la memoria y a una década del anuncio en The Clinic : «El Caso Pinochet fue un meteorito contra los dictadores, que generó una onda expansiva»

– El 16 de octubre se cumplen 10 años de la detención en Londres de Pinochet ¿por qué lo califica como El juicio del siglo?

– Comparto la idea del juicio del siglo con varios especialistas, nunca antes tantos países y Organizaciones No Gubernamentales, se habían involucrado en un proceso judicial como el Caso Pinochet. Participaron: Chile, España, Inglaterra y otros gobiernos que solicitaron la extradición del dictador como Bélgica, Francia y Suiza; se escucharon las voces más autorizadas a nivel mundial en DDHH: Amnistía Internacional, Human Rigth Watch, la Asociación de Familiares Detenidos Desaparecidos, el abogado Joan Garcés -el verdadero arquitecto de la querella contra Pinochet en España- y el juez Juan Guzmán Tapia desde Chile. Hay otros elementos, Pinochet viajaba con pasaporte diplomático y cuando es detenido en Londres se desconoce el principio de inmunidad como «senador vitalicio»; se le juzga por los delitos cometidos antes de 1988, comenzando el cuestionamiento de la no retroactividad para crímenes de lesa humanidad. El proceso jurídico impulsa la reactivación de la Corte Penal Internacional (CPI), a raíz del Caso Pinochet los países retoman la importancia del respeto de los DDHH y se instrumentaliza la ratificación de la CPI en 2002. En Argentina, se derogan las Leyes de obediencia debida y punto final, lo que da instrumentos al gobierno argentino para enjuiciar a las cúpulas militares; por ejemplo en México con Ricardo Cavallo (director del RENAVE, siglas del padrón automovilístico) es identificado como represor de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), fue sometido a proceso y extraditado a España, posteriormente a la Argentina. Vemos un antes y después del Caso Pinochet en el concepto de la jurisdicción internacional.

– Entonces ¿podemos ver los cambios en el Derecho Internacional durante la última década? o ¿nos queda a lustros de distancia para que ocurran en la práctica?

– El Derecho Internacional avanza, pero no de manera paulatina. Ahora se cuestionan principios que antes eran inamovibles: la inmunidad o «impunidad» diplomática, la prescripción de crímenes de lesa humanidad, la territorialidad y soberanía de los Estados. Pinochet, el Hitler latinoamericano, podía viajar por cualquier parte del mundo, ahora difícilmente otro dictador andará tan campante paseándose. El caso Pinochet fue un meteorito contra los dictadores, que generó una onda expansiva.

– ¿El exilio latinoamericano en la UNAM hizo que pusiera atención al Caso Pinochet?

– Durante mi formación académica en la UNAM, conocí al profesor Antonio Cortés Terzi -exiliado, militante de la izquierda chilena- impartía la cátedra de América Latina, política y gobierno (1986), con esencial pasión e inteligencia el doctor Cortés Terzi nos transmitió la preocupación por la pérdida de la democracia en Chile. Mi área de especialidad fue Latinoamérica y un trabajo que presenté en el posgrado abordó el tristemente emblema de las dictaduras.

– ¿Qué fuentes tiene en Chile? ¿con quién comentaba los transcendidos periodísticos del Caso Pinochet?

– La investigación me llevó 5 años, desde que inició el proceso jurídico en Londres. El acopio de fuentes biblio-hemerográficas consistió en la consulta de cientos de archivos. Profesores exiliados en la UNAM me acercaron a La casa de Chile; en específico, lo discutí con la ex fiscal mexicana Mireille Roccatti (autora del prólogo) y mediante correo electrónico, con el entonces juez chileno Juan Guzmán Tapia.

– El 17 de septiembre de 1979, Proceso publicó una investigación sobre los ideólogos económicos de Pinochet ( Milton Friedman y Arnold Harberger) , que a su vez asesoraban a Francisco Gil Díaz (titular de la SHCP); Ricardo Claro integró el Consejo de Administración de Televisa y fungió de concejal en Relaciones Exteriores desde el 12 de septiembre de 1973 ¿por qué se infiltró el neoliberalismo pinochetista dentro del PRI?

– La pregunta es interesantísima, no podemos dejar de tocar el tema, la dictadura de Pinochet en su expresión económica es el neoliberalismo descarnado y salvaje. Los Estados Unidos a finales de la década de 1960 y principios de los 70 ven muy disminuido su liderazgo en el mundo, por el avance del socialismo que los golpea ideológica, política y militarmente, recordemos el fracaso en Vietnam (1973); en esta realidad, voltean sus ojos a lo que ellos consideran su «patio trasero» Latinoamérica, en el marco de recuperar su hegemonía establecen las dictaduras, que por supuesto está documentado por la propia CIA, ahí tenemos a Henry Kissinger, ahora paseándose en Beijing con George Bush. Para controlar la serie de juntas militares impuestas por Estados Unidos -incluida la dictadura mexicana del PRI- recurren a la doctrina de los Chicago boys de Milton Friedman. La expresión política es la dictadura, la económica el neoliberalismo.

– En México ¿por qué Luis Echeverría no pasó bajo el mismo microscopio del Caso Pinochet? ¿por qué la impunidad del 2 de octubre de 1968 y 10 de junio de 1971?

– Analicemos los paralelismos, en el caso de México se proyecta una imagen en su política exterior muy distinta a lo que ocurría en el interior del país, se vende la idea del PRI democrático, respetuoso de la disidencia, de los DDHH, un gobierno que recibe a los exiliados chilenos, argentinos y uruguayos, tradición que trata de emular la recepción del exilio español tras la guerra civil; pero la realidad mexicana -parafraseando la película- era de un «Rojo amanecer» en Tlatelolco 1968 o con los paramilitares- «halcones» en 1971 y la guerra sucia. La Fiscalía especial para los delitos del pasado, dejó todo a la vista -lo que ya se sabía-, sólo quedaron evidentes, las operaciones gubernamentales: «telaraña» y «la amistad» contra las guerrillas, contra los estudiantes y trabajadores, la respuesta del Estado fue excesivamente violenta durante el régimen del PRI. Hasta la «alternancia» de Fox se fundó la fiscalía, era impensable que el PRI se hiciera un «haraquiri» y «auto juzgara» a los responsables emanados de las filas del PRI: los expresidentes Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz; Hermenegildo Cuenca Díaz (Ministro de Defensa) y Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad, no sé por qué encuentro parecido con la DINA de Chile. Se pensó que con la «alternancia de Fox» el PRI quedaría al descubierto, pero fueron falsas expectativas. Nuestros aparatos de justicia no tienen la suficiente independencia y madurez, por lo menos para juzgar a los represores y criminales de lesa humanidad.

– Joan Garcés recordó en Proceso lo que todos intuíamos sobre la salida del Caso Pinochet: «hubo un acuerdo político del gobierno de Eduardo Frei con el gobierno británico, para evitar que se ejecutaran las resoluciones judiciales… José María Aznar intercedió también para evitar su extradición a España» (22/06/2008) ¿por qué la política está encima de la Justicia?

– Acorde con la pregunta anterior, mientras no existan leyes a nivel Internacional que tipifiquen con claridad, que establezcan con precisión el castigo a las conductas de los represores, quedará mucho camino por recorrer. Hay pocos instrumentos internacionales para juzgarlos, por ejemplo, la conocida coloquialmente como Comisión contra la Tortura, de la que todavía hay varios países que no forman parte, empezando por Estados Unidos, o de la Corte Penal Internacional. Sin un cuerpo jurídico y madurez política, será difícil que todos los ex-dictadores sean llevados al banquillo de los acusados. En el Caso Pinochet la negociación entre Chile e Inglaterra quedó supeditada a tres condiciones: 1.- que se le separase de cualquier cargo político que implicara fuero; 2.- que fuera juzgado en Chile; 3.- que no se hablara del fallo de los tribunales británicos en la decisión de los ministros (José Miguel Insulza y Jack Straw). En la península Ibérica el aporte jurídico de Joan Garcés fue extraordinario, pero España bajo el gobierno de Aznar no tenía la voluntad política de juzgar a Pinochet, «las razones» fueron los intereses comerciales, Chile mandó hacer dos submarinos a un consorcio franco-español, contrato por varios millones de dólares en astilleros de España; Aznar negoció para que no prosperara la querella y regresar al dictador a Chile, incluso Álvaro Matute (Ministro de Relaciones Exteriores) intentó aproximarse al PSOE y cabildear un «carpetazo», el arreglo entre Chile e Inglaterra le quitó una lápida muy pesada al Palacio de La Moncloa.

– En México, sólo La Jornada y Proceso han dado cobertura al Caso Clarín.cl presentado por el abogado Joan Garcés ¿considera que en nuestro país hay poco interés intelectual sobre las querellas en Tribunales Internacionales que cuestionan al Estado de Chile?

– Mario, rescato algunas consideraciones que hemos conversado en otras oportunidades, en el caso Clarín me sorprendió que ante la decisión de un Tribunal Internacional, el gobierno de la presidenta Bachelet no lo respetara y no actuara en consecuencia; siendo ella, su padre, su mamá, sus compañeros de militancia y amigos víctimas de la dictadura de Pinochet. Cuando algunas personalidades llegan a las esferas políticas de sus países modifican su óptica y criterio, recuerdo a Fernando Henrique Cardozo al asumir la presidencia de Brasil declara: «olvídense de todo lo que he escrito, olvídense de toda la posición intelectual que adopté», aquí en El Colegio de México hizo pareja con el sociólogo chileno Enzo Faletto, escribieron juntos: Dependencia y Desarrollo en América Latina (Siglo XXI Editores, 1969) Cardozo tenía una posición de izquierda y cuando llegó al poder él mismo pidió que nos «olvidáramos» de sus tesis. El paralelismo con Bachelet, es que ella se ve presionada por todos los intereses económicos, lo inverosímil es que no fuese congruente con su postura e historia personal, es un error que no le diera la razón a una de las voces -en su momento y actualmente- del periodismo progresista como El Clarín de Chile.

– ¿Sigue estudiando los expedientes jurídicos que enfrentan colaboradores y ministros de la dictadura?

– Difícilmente te puedes sustraer de la historia chilena y sus repercusiones contemporáneas. Tomemos en cuenta que después del regreso de Pinochet a Chile, finalmente de una manera lenta, tibia, sin la solidez que uno deseara, al dictador le quitaron 4 veces el fuero, tenía cientos de expedientes pendientes, la muerte se convirtió en la puerta por donde escapó de la justicia, digamos que «lo salvó la campana» de una sentencia condenatoria, quizá nunca lo hubiéramos visto en la cárcel, por «razones humanitarias»; qué injusticia, sus víctimas no recibieron el mismo trato humanitario que él. La historia ya lo había juzgado, la sociedad latinoamericana ya emitió su veredicto. Con la insistencia del pueblo chileno para no olvidar las violaciones de los DDHH, se logró el procesamiento de varios altos mandos de las fuerzas armadas, más de 35 generales chilenos han sido condenados y recientemente las órdenes de detención contra decenas de responsables de la dictadura, entre ellos: Manuel Contreras y Raúl Iturriaga (jefe exterior de la DINA) coordinadores logísticos de la Operación Cóndor y la Operación Colombo. La toma de conciencia por la justicia, tarde pero está arribando a Chile.

– Finalmente, Ignacio Ramonet, Marcos Roitman y Naomi Klein -entre otros sociólogos e historiadores- han investigado cómo el golpe de Estado de Pinochet & CIA implantó el neoliberalismo; ya mencionó el ámbito de las Relaciones Exteriores, pero al interior ¿cuál es el resultado del experimento chileno?

– Efectivamente, Chile es el conejillo de indias del neoliberalismo en Latinoamérica; como tú dices, el mismo Milton Friedman asesoraba directamente a Pinochet, le recomendaba dos terapias: el shock o un tratamiento moderado con riesgo de que muriera el paciente, así que la dictadura optó por el neoliberalismo a rajatabla, con un costo social terrible e inhumano. Chile no estuvo exento de la crisis de la década perdida (1980), viendo disminuido su PIB en 11.5%, como el resto de la región. La reorientación democrática no liberó a Chile del capitalismo privatizador; la participación de la mujer en la economía es de las más rezagadas a nivel mundial; las diferencias entre «Las 20 familias chilenas» que dominan el 75% de la economía y los índices de extrema pobreza son escalofriantes. Hay focos rojos, estos abismos generarán protestas, las revoluciones comienzan cuando el estómago está vacío.