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El continuismo del Presidente Santos

Fuentes: Insurrección

La crisis política, social y humanitaria que profundizó Uribe, llegó a límites insospechados y no puede olvidarse que de dicho gobierno hizo parte el nuevo mandatario. Aun así, algunos colombianos y gentes del exterior, tienen esperanzas en que tales situaciones puedan mejorar. Santos puede implementar nuevos estilos y tácticas, sin embargo sus estrategias son las […]

La crisis política, social y humanitaria que profundizó Uribe, llegó a límites insospechados y no puede olvidarse que de dicho gobierno hizo parte el nuevo mandatario. Aun así, algunos colombianos y gentes del exterior, tienen esperanzas en que tales situaciones puedan mejorar.

Santos puede implementar nuevos estilos y tácticas, sin embargo sus estrategias son las mismas y basado en esa reafirmación fue que desarrolló la campaña que lo llevó a la presidencia y la ratificó en su discurso de posesión.

Los votos con los que fue elegido, fueron los que tenía cautivos Uribe mediante su cauda clientelista si era reelegido, pero además Santos es miembro de una de las familias más acaudaladas y de tradición política de la rancia oligarquía bogotana, que aunque en sus discursos no lo afirme, en la práctica ha demostrado que no está dispuesta a desmejorar sus privilegios y ganancias

Su estirpe reaccionaria e incondicional con los dictados del Pentágono, no deben dejar lugar a dudas y se reafirmaron como Ministro de Defensa del saliente presidente, a quien en un reciente discurso le dio el calificativo de «segundo libertador» y elogió con fuerza al recibirle su mandato.

Su viaje a la Sierra Nevada, la región donde se produjo la más brutal represión militar y paramilitar en años recientes con altísimo número de asesinatos y población desplazada, no es más que su refinada demagogia, que busca legitimar al nuevo gobierno luego del grave daño causado a las comunidades indígenas del país.

Santos emprenderá esfuerzos para legitimar su gobierno ante la comunidad internacional y buscará restablecer las relaciones donde el saliente gobierno terminó aislado; buscará también paliativos a los gravísimos problemas socioeconómicos del país, sin embargo soluciones de fondo le serán imposibles de resolver porque esas no son sus prioridades y quien lo haga de verdad, entra en contradicciones con la oligarquía porque implica afectar sus ganancias, su poder, sus privilegios y ese no es el talante del nuevo presidente así lo haya dejado explícito al asumir la presidencia, la estructura del gobierno y del Estado, están hechas para dominar, explotar y someter a las mayorías y no para incluirlas y darles participación.

Tampoco estará en la agenda de Santos, resolver el grave problema humanitario y de violencia, por mucho que haya ratificado y expresado que la vida es un sagrado derecho, sin duda se refiere al derecho que está dispuesto a garantizarle a su clase, mas no a todos los colombianos; tanto en su campaña como en su posesión cabalgó sobre la tesis de continuar desarrollando la política de Seguridad Democrática y ella está sustentada sobre la represión y la violencia negando y criminalizando la lucha y la protesta social, que como Uribe califican de terrorista esgrimiendo la tesis del Pentágono.

Hoy cuando la urgencia de la paz, es reclamada desde el país, el continente y otras expresiones de la comunidad internacional, el nuevo presidente de Colombia, ratifica que responderá con la misma lógica represiva de Uribe pretendiendo que la insurgencia se desarme, desmovilice y renuncie a sus objetivos de transformaciones políticas y sociales.

El ELN ha estado abierto a un camino de Salida Política al Conflicto y en ello ha puesto las cartas sobre la mesa, al punto de alcanzar importantes coincidencias en el que hacer, pero ha pesado más la soberbia de los gobiernos o su debilidad para asumir lo que ello significa, como son las razones políticas y sociales de nuestro alzamiento en armas así como la búsqueda de sus soluciones, esa actitud ha echado a perder los esfuerzos realizados.

Sean cuales sean las dificultades que tenga un camino de paz auténtico, no renunciaremos a él y estaremos dispuestos a trabajar en esa dirección con todos aquellos que en el país y el exterior ven en la paz con justicia social, el futuro de Colombia. 

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