Una vez más, el derecho a informar de un periodista, su libertad de prensa, de expresión y el derecho a una sociedad a saber, se contrapone con la honra de personajes que aplastaron la dignidad mínima de personas de carne y hueso. Y lo más grave es que el caso, siendo desechado por un juez […]
Una vez más, el derecho a informar de un periodista, su libertad de prensa, de expresión y el derecho a una sociedad a saber, se contrapone con la honra de personajes que aplastaron la dignidad mínima de personas de carne y hueso. Y lo más grave es que el caso, siendo desechado por un juez de garantía, es levantado por la Corte de Apelaciones, organismo que revive el riesgo de Javier Rebolledo de ser juzgado y condenado por cometer «el delito de informar», disfrazado tras una supuesta injuria y violando un derecho humano esencial, pilar de la democracia occidental, reconocido y amparado por el sistema internacional de derechos humanos.
Una vez más, el derecho a informar de un periodista, su libertad de prensa, de expresión y el derecho a una sociedad a saber, se contrapone con la honra de personajes que aplastaron la dignidad mínima de personas de carne y hueso. Y lo más grave es que el caso, siendo desechado por un juez de garantía, es levantado por la Corte de Apelaciones, organismo que revive el riesgo de Javier Rebolledo de ser juzgado y condenado por cometer «el delito de informar», disfrazado tras una supuesta injuria y violando un derecho humano esencial, pilar de la democracia occidental, reconocido y amparado por el sistema internacional de derechos humanos.
Una vez más, el derecho a informar de un periodista, su libertad de prensa, de expresión y el derecho a una sociedad a saber, se contrapone con la honra de personajes que aplastaron la dignidad mínima de personas de carne y hueso. Y lo más grave es que el caso, siendo desechado por un juez de garantía, es levantado por la Corte de Apelaciones, organismo que revive el riesgo de Javier Rebolledo de ser juzgado y condenado por cometer «el delito de informar», disfrazado tras una supuesta injuria y violando un derecho humano esencial, pilar de la democracia occidental, reconocido y amparado por el sistema internacional de derechos humanos.