Ya son más de 2.600.000 trabajadores y trabajadoras quienes han perdido el trabajo o no han encontrado alguno durante la actual crisis capitalista que se desarrolla desde hace más de una década a escala global y que hoy es profundizada por la pandemia del coronavirus y que nos ha golpeado duro como clase trabajadora.
Hace meses los organismos representantes del imperialismo y que dictan las políticas globales y actúan como gendarmes protegiendo los intereses del capital monopólico han adelantado el negro escenario por el cual atraviesa la fuerza de trabajo a nivel mundial y que desde luego también las y los trabajadores en nuestro país.
Desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya adelantaron dos escenarios, uno de ellos contempla un segundo brote de contagios y nuevos confinamientos y cuarentenas antes de que finalice el 2020; en este escenario la actividad económica a escala global se desplomaría un 7,6% y la tasa de desempleo OCDE llegaría a un 10%. A su vez, la Organización Internacional del Trabajo, OIT y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL a través de la Nota Técnica N°1 declara que el PIB de la región (América latina y el Caribe) tendrá este año un decrecimiento del 5.3% y que se producirá un aumento del desempleo con 11.5 millones de nuevos desempleados. Esto produciría un aumento de la pobreza en 28.7 millones de personas y la pobreza extrema en 15.9 millones. Además, se prevé que la disminución de horas de trabajo a causa de la crisis capitalista y la pandemia es equiparable a la pérdida de 305 millones de puestos de trabajo en tiempo completo.
En el caso de Chile, los datos entregados por el Gobierno a través del INE y por diferentes centros de estudio de la Universidad de Chile y Universidad Católica, grafican en parte la catástrofe que vivimos y que de acuerdo a los propios anuncios del gobierno de Piñera y sus ministros no tiene pronta solución, por el contrario la promesa de generación de unos cuantos miles de empleos no es comparable a las verdaderas necesidades de trabajo de cerca de 3 millones de trabajadores y trabajadoras cesantes.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informo que el desempleo subió al 12,2% en el trimestre abril-junio y anotó nuevamente su nivel más alto en la última década; En la Región Metropolitana, la tasa de desocupación del trimestre abril-junio de 2020 fue 12,8%, registrando un alza de 5,4% en doce meses.
La población fuera de la fuerza de trabajo se expandió 31,6%, influida por personas que en su mayoría no estaban buscando un empleo, pero estaban disponibles para trabajar, conformando la denominada fuerza de trabajo potencial, y por los inactivos habituales.
Por otro lado, la Ley de Protección al Empleo, (ocupados ausentes), que representaron el 18,1% del total de ocupados, equivale a 801.800 trabajadores y trabajadoras, las cuales de acuerdo a las propias de declaraciones de los carteles empresariales serán despedidos luego del término de la aplicación de esta ley.
La reducción de los ocupados, impactó fuertemente en los sectores como el comercio (-24,0%), construcción (-30,6%), alojamiento y servicio de comidas (-48,5%).
La tasa de ocupación informal alcanzó 22,3%; Según sector económico, el descenso de los ocupados informales se observa, principalmente en el comercio (-38,3%) y alojamiento y servicio de comidas (-62,3%).
El estudio Empleo-Covid19 del Centro de Encuestas UC reveló que más de 2,1 millones de puestos de trabajo se han perdido en los últimos meses debido a la crisis económica y la emergencia sanitaria.
El sondeo muestra que a fines de junio existía un total de 6.793.000 personas ocupadas, lo que representa un 24% menos de lo que había hace 12 meses. Lo anterior significa que se ha perdido uno de cada cuatro empleos en el país desde el inicio de la crisis sanitaria.
Con esto, la tasa de empleo, es decir, la cantidad de personas ocupadas dentro del total de la población en edad de trabajar, llegó a un 43%. Por primera vez desde los registros que parten en 1986, la cantidad de personas en el mercado laboral es menor a las personas en edad de trabajar que están fuera del mercado.
La tasa de desempleo para fines de junio de acuerdo a este instrumento es de 11,5%, tres décimas porcentuales sobre lo informado en mayo. En tanto, la mayor desocupación se encuentra en el segmento etario de entre 15 y 24 años, donde el 25,4% está desempleado.
Por otro lado, el Centro de Microdatos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, (Encuesta de Ocupación y Desocupación, EOD), la que reveló que el desempleo en el Gran Santiago llegó a un 14,1% en el mes de junio. Los sectores más afectados por la cesantía, que registra niveles históricos en el mes de junio, son la construcción (28,8%), la industria manufacturera (14,8%) y el comercio (13,6%).
Esta tasa equivale a 436.308 personas desocupadas en la capital. Esta cifra se encuentra sobre el promedio de los últimos 20 años (9,5%) y de los últimos 10 años (7,6%).
En este escenario, también aumentó la cantidad de personas que se restan del mercado laboral, por lo tanto, disminuyó la tasa de participación que en 12 meses pasó de 63,1% a 54,3%.
El estudio contabilizó 2.612.000 personas inactivas, de las cuales 400 mil no buscaron empleo debido a la pandemia, a pesar de que estaban disponibles para trabajar, que probablemente fue por el cuidado de hijos e hijas.
Como Asociación Intersindical de Trabajadoras y Trabajadores Clasistas, AIT, rechazamos que seamos las y los propios trabajadores con nuestros recursos y ahorros los que financiemos nuestras miserias, por otro lado, requerimos medidas que beneficien directamente a nuestra clase y no a los grandes empresarios como lo ha hecho hasta la fecha el gobierno patronal. Exigimos que el estado y la burguesía nacional e imperialista generen las condiciones materiales para primero que todo suspender los despidos, reincorporar a las y los trabajadores desvinculados durante este periodo y además a quienes se les ha implementado la ley de protección al empleo.
Por otro lado, exigir la realización de inversiones para el empleo, en la línea de la generación de trabajos productivos y que, además, permitan incorporar en condiciones dignas de trabajo y protección social a todas y todos los trabajadores cesantes, contemplando un sueldo mínimo de $500.000, un sistema de seguridad social solidario que contemple pensión, salud y salud laboral, la condonación de deudas de cuentas por servicios básicos, vivienda y educación, entre otros.
Las y los trabajadores cesantes se deben organizar a través de sindicatos y comités de cesantes y de forma colectiva movilizarse por demandar puestos de trabajo en condiciones dignas y con sueldos decentes que permitan sortear de mejor manera la crisis del capitalismo y así en conjunto con otras organizaciones de trabajadores y trabajadores luchar por Pan, Trabajo, Salud y Techo.
¡¡¡Que la crisis la paguen los ricos!!!