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El desfonde del neoliberalismo en Colombia

Fuentes: Rebelión

«¡Si las Farc no derrotan (literalmente) al Imperialismo colectivo hegemonizado por EEUU, no son revolucionarias ni socialistas!» clama un reconocido trotskista. En frente, en la otra orilla de la estrecha brecha ideológica que separa los extremismos, un reconocido neoliberal militarista grita: «¡El objetivo estratégico de las Farc es imponer una revolución socialista estatista por decreto!» […]

«¡Si las Farc no derrotan (literalmente) al Imperialismo colectivo hegemonizado por EEUU, no son revolucionarias ni socialistas!» clama un reconocido trotskista. En frente, en la otra orilla de la estrecha brecha ideológica que separa los extremismos, un reconocido neoliberal militarista grita: «¡El objetivo estratégico de las Farc es imponer una revolución socialista estatista por decreto!» Y así, ante la nueva situación política y social generada por la apertura de los diálogos entre el Estado colombiano y las Farc en la Habana, para finalizar el llamado conflicto social y armado interno; trascurre en Colombia una discusión desapacible y metafísica, calurosa pero sin luz, con el objetivo ideo-político de inducir en la mentalidad de los colombianos, tan dominada por el escolasticismo y la metafísica, la posición de la «Justa Mitad» de San Agustín: La tercera vía de JMSantos.

Un ejemplo: Carlos Nasi (sin zeta), uno de esos violentólogos de la Universidad de los Andes, escribe en el portal Razón Publica, un articulo contrariando la experiencia universal o mundial y lo que es peor la lógica racional, para tratar inútilmente de justificar «teóricamente» la absurda y repelente tesis de adelantar «negociaciones de paz en medio del fuego»; basado en dos argumentos extrapolados tan imaginarios como aparentes sobre el aspecto militar del conflicto:

1- Las FARC están menguadas y replegadas, con lo que uno anticiparía que su violencia será menos perturbadora que en tiempos de Pastrana.

2- La amenaza paramilitar también está relativamente controlada por cuenta del desmonte parcial de las AUC durante el gobierno de Uribe y la extradición de sus principales cabecillas a Estados Unidos. Aunque los rezagos del paramilitarismo todavía pueden causar mucho daño, probablemente sería en proporciones menores a los de las AUC en los tiempos del Caguán»…

Es como el niño venezolano que se resiste a aceptar la realidad y cuyo video circula en internet, que le hace un berrinche a la mamá porque no ganó Capriles. Es obvio que no estamos en 1997 (cuando se inició el Plan Colombia y la War Drugs) ni en el Caguán donde se tenía clara la estrategia oligárquica de López Michelsen, de primero derrotar a la guerrilla para luego obligarla a negociar su desmovilización. Estrategia que no funcionó después de una década de la más grande ofensiva militar, tecnológica, ideológica y política de satanización, experimentada en toda la historia latinoamericana y adelantada por parte de la alianza militarista de los EEUU con la Oligarquía colombiana, y que finalmente le hace decir a Clara López (también de la casa López) en una entrevista que le hace al reconocido lopista Horacio Serpa, la siguiente contundencia: «HS: ¿Considera que la guerrilla está derrotada? CL: Si fuese posible la derrota de la guerrilla, el gobierno no estaría negociando».

También es obvio que en la situación de Crisis prolongada y profunda en el centro de la Troika Imperialista (USA, Europa y Japón) y las nuevas realidades democráticas y procesos anti imperialistas y anti-hegemónicos que se están desarrollando en diversos países de «Nuestramérica» por ejemplo la gran e importante victoria electoral de Chávez en Venezuela; le ha dado una particular relevancia al «factor exterior o internacional» sobre el factor interior del desfonde de 50 años de guerra de despojo para imponer el Neoliberalismo oligárquico y militarista, que estamos presenciando con la gran movilización social de la gente del común en Colombia. Esto es lo nuevo y prometedor que los violentólogos no ven o no quieren ver. De ahí sus análisis absurdos justificando la inhumanidad militarista oligárquico de adelantar un proceso de paz en medio de la guerra.

Pero además hay nuevas realidades determinantes gestadas a partir de la War Drugs de 1997:

1- La colombianización de México (para eso está el general Naranjo)
2- El sumergimiento de innumerables mini- carteles de narcotraficantes colombianos asociados con mejicanos llamados bacrim, muy a pesar de que todos los días la prensa adicta al régimen anuncia la captura del «ultimo gran capo»
3- contrario a lo dicho por el violentólogo de apellido Nasi, el narco- paramilitarismo oficial sigue en expansión imponiendo el despojo y el terror del Estado, y cobrando victimas en los movimientos populares, en su intento desesperado de detener la imparable movilización social y el desfonde del Neoliberalismo militarista y oligárquico. No es sino ver en la televisión a Hulk dando los partes de sus bombardeos.

Mientras que JMSantos en su post-operatorio que sí es real, como el rey Luis XV, les pregunta a sus validos por el post-conflicto que es todavía imaginario: ¿Es acaso este paro cívico del 12 de octubre y la movilización que se está dando( para acabar de desfondar el neoliberalismo militarista y oligárquico) una manifestación de apoyo al Rey? A lo que ellos tímidamente le responden: «Nos tememos que no, su excelencia, parece más bien como el inicio de una insurrección popular que se está tomando las calles y carreteras de Colombia.

(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.