1. La derrota y la expulsión del ejército yanqui de Iraq y Afganistán debe llenarnos de alegría, la misma con que aplaudimos cuando a mediados de los años setenta el ejército invasor de Vietnam fue expulsado. Si el asesinato en la horca de Sadam Huseein -cien veces menos asesino que Bush y otros gobernantes de […]
1. La derrota y la expulsión del ejército yanqui de Iraq y Afganistán debe llenarnos de alegría, la misma con que aplaudimos cuando a mediados de los años setenta el ejército invasor de Vietnam fue expulsado. Si el asesinato en la horca de Sadam Huseein -cien veces menos asesino que Bush y otros gobernantes de USA- sirve para que el pueblo iraquí intensifique sus batallas contra el imperio invasor, bienvenido sea el sacrificio. Si Huseein es asesinado en la horca, Bush -que ordenó el bombardeo de cientos de pueblos y ciudades- debe ser condenado a morir en la silla eléctrica. Huseein será convertido en mártir porque además será la bandera de lucha del pueblo iraquí que en los próximos meses festejará su victoria. La derrota del país invasor será importante porque su hegemonía mundial quedará debilitada en beneficio de los pueblos oprimidos.
2. Tengo la convicción de que las batallas siempre heroicas de los trabajadores de cada país han sido y son muy importantes para desarrollar la conciencia de lucha y para lograr la defensa de los derechos económicos y políticos; pero esas confrontaciones no dejan de ser limitadas y nacionales. Por eso cuando el gigantesco poder del imperio norteamericano -instalado y odiado en todo el mundo- sufre alguna sacudida, pienso que los tambores de liberación empiezan a sonar. La pugna desatada por el control económico mundial entre EEUU, Asia, Europa, así como las derrotas del ejército invasor yanqui en Vietnam, Afganistan e Iraq, me parecen más esenciales, quizá tan importantes como las confrontaciones que ha encabezado Cuba con sus permanentes denuncias y las que hoy dan Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y otros países.
3. Recuerdo que Fidel Castro dijo en alguna ocasión que «el deber de cada revolucionario es hacer la revolución en su propio país», al mismo tiempo que el «Ché» Guevara decía que «hay que hacer dos, tres… muchos Vietnam». Contemplaban que el imperio yanqui, para ser derrotado por los pueblos del mundo, había que cortarle uno por uno sus tentáculos, porque con ellos ahorcaba la economía de todos los países y los mantenía en la miseria y el hambre. Sin embargo, después de casi 50 años de intensas luchas en casi todos los países del mundo y de millones de trabajadores perseguidos, encarcelados y asesinados, ese imperio que después de la Primera Guerra Mundial se convirtió en el «policía del mundo», está a punto de cumplir un siglo de seguir imponiendo su dominio universal. Aunque un poco debilitado parece que dominará varios años más.
4. Los gobiernos derechistas del mundo, como los de Centroamérica, México, Colombia, etcétera, por su dependencia económica, política y militar, fortalecen el imperio yanqui dejando que éste saquee sus economías y apoyándolo en todos los foros mundiales. El actual gobierno de Bush, así como los de Clinton, Reagan, Nixon o Kennedy, intervinieron cuando les dio la gana en todos los foros del mundo para imponer sus políticas de dominación con los votos de los países que siempre han tenido bajo sus pies. Así han utilizado a la ONU, OEA, OCDE, OIT, OMC, OTAN, etcétera, para imponer sus políticas de dominación. Y cuando esos organismos por una u otra razón no se han sometido a sus caprichos, los EEUU haciéndolos a un lado -contra cualquier llamado «veto»- hacen lo que les de la gana, como en Afganistán e Iraq.
5. Por ese motivo el gran movimiento de los Altermundistas -también conocidos como «globalifóbico»- que ha venido consolidándose desde 1999, tiene un gran significado al enfrentar al imperialismo en «sus cumbres mundiales» con el fin de denunciarlos, boicotearlos y frenar sus acuerdos cuando ha sido posible, tal como sucedió en Cancún en septiembre de 2003 o en Argentina cuando el pelele Fox fue denunciado por los altermundistas y Hugo Chávez como agente de Bush. ¿No se recuerda acaso que en una de esas reuniones internacionales -la de Monterrey de marzo-abril de 2002- Fox le pidió a Fidel Castro que después de comer se regrese a Cuba para que el presidente Bush no se enojara? El presidente Fox, mucho más que De la Madrid, Salinas y Zedillo, actuó durante su gobierno como un auténtico lacayo de los intereses yanquis.
6. Los países de América del Sur, a pesar de sus contradicciones y problemas internos, han dado pasos importantes para su liberación respecto al imperio yanqui. Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Uruguay, Chile, Ecuador, con Nicaragua en Centroamérica y Cuba en el Caribe, si logran hacer unidad, a pesar de las grandes presiones del gobierno de Norteamérica y sus bancos, pueden debilitar el poder yanqui en la región. Los EEUU se han aprovechado de cualquier problema económico y político para dividirlos, pero en perspectiva las luchas de los pueblos buscan evitar el regreso a la dominación extranjera. México, con el gobierno usurpador de Calderón, continuará siendo un pilar importantísimo de la política de los EEUU, pero las luchas del lópezobradorismo, de zapatistas, de obreros, de la APPO, pueden presionar a Calderón.
7. En la batalla económica mundial los EEUU han perdido terreno frente a China, la India, Japón y Alemania. México tiene una dependencia comercial con los yanquis que suele alcanzar hasta el 80 por ciento. Esa dependencia y el endeudamiento han determinado el entreguismo de nuestros gobernantes. Es urgente romper ese entreguismo y esa relación económica dependiente con políticas de apertura hacia países asiáticos y europeos. En la batalla por la liberación de los pueblos de América y del mundo juega un gran papel el debilitamiento del poderoso imperio del norte. Después de casi un siglo de abierto dominio económico, político y militar, así como de un permanente saqueo de nuestras riquezas naturales y de intensa explotación del trabajo humano, parece que al fin, con la ayuda de Irak, Palestina, Asia y Europa, nos acercamos a nuestra liberación.