Dairo Antonio Usuga, conocido en el mundo de la criminalidad como “Otoniel”, es un peligroso sujeto asociado a la más siniestra delincuencia responsable del asesinato de líderes sociales, excombatientes guerrilleros y de la ejecución de miles de masacres. Su trayectoria es larga desde que se asoció con Carlos Castaño en los años 90 del siglo XX, después de entregar las armas como integrante del Ejército Popular de Liberación de orientación maoísta, organización que hizo una negociación de entrega con el gobierno del ex presidente Cesar Gaviria.
Con Don Mario, otro reconocido Jefe exparamilitar (extraditado a los Estados Unidos en el 2015) organizó el Bloque Centauros en los territorios de los departamentos del Meta, y cuando esta organización se disolvió en un acuerdo con Uribe Vélez en el 2005, procedió a conformar, desde San Pedro de Urabá, en el departamento de Antioquia, las Autodefensas Gaitanista más conocidas como Urabeños con amplios tentáculos por todo el territorio nacional y en las estructuras del Estado, especialmente en las Fuerzas Militares y policiales que le han dado amplio apoyo logístico con aviones e información de inteligencia.
Los Urabeños es una poderosa estructura vinculada al narcotráfico, a la contratación con el estado y a la guerra sucia contra las organizaciones sociales y los partidos de izquierda.
Hace algunos meses Otoniel se entregó a una fuerza elite del ejército y la policía, que hizo previamente un pacto con él para crear un escenario de falsa captura con el fin de ofrecer un resultado concreto a la Dea y a la Cia. Después de una falsa persecución que duro cerca de 10 años por parte de un batallón policial que despilfarro casi 2 billón de pesos, en un paraje del Urabá antioqueño se dio la entrega de este sujeto.
Rápidamente el gobierno de Ivan Duque adelanto y presiono los trámites para su extradición a los Estados Unidos para que responda allí por el tráfico de miles de toneladas de coca hasta ese territorio; y para que en Colombia no se conozca la verdad de su ruta criminal en complicidad con el establecimiento ultraderechista colombiano.
Sin embargo, las víctimas de sus asesinatos y masacres han exigido que antes de ser trasladado a New York se le escuche en la JEP para que se conozca la verdad de su sangrienta ruta desde los años 90 por todo el territorio del país.
En la JEP, que es la Justicia transicional creada como parte de los acuerdos de paz, dos magistrados de la Sala de Reconocimiento y Verdad, lo han escuchado y hasta el momento Otoniel ha dicho lo siguiente:
Primero. Que durante su acción en los departamentos del Meta, Casanare y Guaviare hicieron alianzas con alcaldes, gobernadores, senadores, diputados y concejales, los que les entregaron la contratación estatal para que se la robaran. La pregunta hoy es por los vínculos del actual gobernador del Meta, señor Zuluaga, con Otoniel, pues hay serias investigaciones del senador Ariel Ávila que muestran las relaciones mafiosas de este funcionario, tan proclive al neoparamilitarismo en el sur del Meta junto a los militares de la FUDRA OMEGA que favorecen a los “Puntilleros” muy activos en San Juan de Arama, Mesetas y Granada, asesinando campesinos y despojando tierras; también saber por el papel del ex gobernador del Guaviare, el doctor Nebio Echeverri, un finquero muy prospero del Rio Guayabero, conocido como el patrón del Guaviare y entusiasta seguidor y financiador de los Puntilleros.
Segundo. Que varios generales del ejército y la policía como Mario Montoya, Leonardo Barrero, Arcesio Barrero, Henry Torres Escalante, Santoyo y cientos de oficiales más recibían pagos mensuales y otras prebendas, como apartamentos y fincas, para que les apoyaran en sus labores como narcotraficantes. Además, esos oficiales cuadraron con Otoniel y sus bandas asesinas, la ejecución de miles de “falsos positivos” en el Casanare, Meta, Guaviare, Cundinamarca y Antioquia y de cientos de masacres de campesinos, indígenas, afros y mujeres.
Tercero. Que el ejército puso a disposición de Otoniel los aviones y helicópteros oficiales para ejecutar traslados de paramilitares a Mapiripàn desde Necocli, en Antioquia; y para bombardear campamentos guerrilleros y a los buitragueños del Casanare.
Cuarto. Que Otoniel, junto a los Castaño, se reunieron con ex gobernadores de Antioquia y exalcaldes de Medellín para cuadrar operaciones de exterminio de líderes sociales en esos territorios. Todo indica que nombres como los de Uribe Vélez y Federico Gutiérrez se registran en esos encuentros delincuenciales.
Todo este destape de Otoniel lo que está confirmando es que el de Colombia es un narcopara régimen asesino a cuya cabeza están los expresidentes Uribe Vélez y Andrés Pastrana, el actual presidente Ivan Duque, el candidato presidencial de estos, FGutierrez y la actual cúpula militar que representa el general Zapateiro, con graves antecedentes por el asesinato de un futbolista en Antioquia, por sus vínculos con Popeye, el pistolero de Pablo Escobar; por su directa responsabilidad en la reciente masacre de Puerto Leguízamo, en que fueron asesinados indígenas, campesinos y menores de edad. General que ahora interviene directamente en la campaña presidencial atacando al senador Gustavo Petro para favorecer al candidato de la Oficina de Envigado con sede en Medellín.
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