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Entrevista con Aureliano Carbonell, uno de los jefes de la Delegación de diálogos del ELN

«El diálogo nacional es la participación de la sociedad en el logro de la paz»

Fuentes: Revista Insurrección

Después de cuatro ciclos de conversaciones, un cese al fuego de 101 días, un proceso de audiencias preparatorias para la participación, donde asistieron más de 190 sectores y expresiones de la sociedad colombiana, y en momentos en que las conversaciones están en un punto crítico, hicimos esta entrevista sobre la participación y el gran dialogo […]

Después de cuatro ciclos de conversaciones, un cese al fuego de 101 días, un proceso de audiencias preparatorias para la participación, donde asistieron más de 190 sectores y expresiones de la sociedad colombiana, y en momentos en que las conversaciones están en un punto crítico, hicimos esta entrevista sobre la participación y el gran dialogo nacional, con Aureliano Carbonell, uno de los jefes de la Delegación de diálogos del ELN.

¿Explíquenos qué es eso del gran diálogo nacional?

En el marco de un proceso de paz, el diálogo nacional es la interlocución entre distintos sectores y distintas realidades del país , en la perspectiva de acordar unas transformaciones básicas y por lo tanto cimentar un acuerdo de paz, que deje atrás el conflicto armado y nos abra camino hacia un futuro de transformaciones y por tanto más promisorio.

¿Qué aportará el gran diálogo nacional a la mesa de diálogos?

Dará las bases para un acuerdo de paz, que como tal es el resultante de la participación de la sociedad y no solo de las conversaciones entre el gobierno y la guerrilla. Ayudará a que la presencia de la sociedad y sus propuestas, sean centrales para definir los acuerdos a los que se lleguemos al final del proceso de conversaciones.

A partir de la participación de la sociedad, buscar entre muchos, un acuerdo y una perspectiva de nuevo país, en camino a la soberanía, elementos más reales de democracia, de equidad, de prosperidad y una visión que fortalezca una nueva mirada de la relación entre el hombre y la naturaleza.

¿Cuál es la importancia de la participación en el marco del gran diálogo nacional?

El diálogo nacional es la participación de la sociedad en la construcción de la paz. Ese es el punto uno de la Agenda del proceso de conversaciones entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional; en el caso nuestro nos planteamos que la participación sea el corazón de este proceso.

¿Quiénes deben jalonar el proceso de participación?

La participación amplia, protagónica, real, es algo a conquistar por la misma sociedad y especialmente por el campo popular, el movimiento social, las comunidades. En especial por los excluidos, los que no han sido tenidos en cuenta en las decisiones básicas, los que no han tenido voz. Esto no lo va a regalar las elites dominantes.

Conquistar esa participación, no es un problema exclusivo del ELN en la mesa de quito, depende principalmente de la fuerza, de la presión que hagan los sectores organizados.

Trabajaremos por esa participación. Pero no será el ELN solo, el que logre facilitar un proceso de participación real.

¿Cómo piensa el gobierno hacer la participación?

El diseño de la participación es uno de los puntos previstos, en el ciclo que debería arrancar el 9 de enero.

Es de esperar que las elites gobernantes pretenderán hacer una participación harto limitada. Ellos han impuesto históricamente un estrecho modelo de participación y de democracia. Ahora el reto de la sociedad, de las mayorías, de las fuerzas progresistas, de nosotros, es lograr cambios positivos en este diseño, que faciliten participación real, efectiva, que decida. No la que hoy impera.

¿Cómo sería el diseño de la participación de la sociedad?

Muchas cosas fueron planteadas por las mismas organizaciones y procesos, que participaron en Audiencias preparatorias de la participación, convocadas por la mesa de Quito, realizadas en noviembre del año pasado en Tocancipá, en alrededores de Bogotá.

Allí se dijo que participar es decidir. No se congrega a la gente para que hable solamente y para que después lo que se dijo y se concluyó, no se tenga en cuenta, no sirva para nada, no tenga ninguna incidencia. Ese es uno de los limitantes que tiene la participación planteada por la Constitución de 1991. Si las comunidades hablan es para que ello tenga incidencia real . No para echarlo a la basura.

¿Qué otros aspectos nos puede adelantar?

De lo que se dijo en las Audiencias. La participación debe tener dos carriles, el territorial y el sectorial o temático, por ejemplo, lo minero energético, lo agrario, etc. Llama la atención la insistencia que se dio en las audiencias sobre la participación desde lo territorial. La gente no se conformaría con lo sectorial. Eso es positivo y en lo que coincidimos.

La participación ha de ser de abajo hacia arriba, la gente lo dijo de múltiples formas . Pero esa es la esencia. Quiere decir que hay que empezar desde la base de los territorios y bajo el mismo enfoque habrá que pensar lo sectorial. No podemos pensar que con unos cuantos encuentros o seminarios nacionales y unos tres o cuatro regionales, vamos a resolver la participación de la sociedad en el proceso y la construcción de la paz. La participación no se reduce a lo que se pueda hacer en Bogotá.

Hay pensar cómo se desarrolla la participación en los territorios, de abajo hacia arriba haciendo síntesis de lo que van plantando en la base de los territorios, para ir escalando hacia las grandes regiones hasta llega a los espacios y las síntesis nacional. Igual en lo que tiene con los sectores o lo temático, o lo étnico y de mujeres. En ello jugarán un papel decisivo sus propias organizaciones. Hay que lograr una síntesis nacional de lo sectorial y luego cruzarla o articularla con la síntesis nacional de lo territorial.

La participación, lo plantearon también muchas de las Audiencias, habrá de tener un enfoque diferencial.

¿Quién puede liderar este proceso participativo?

Este proceso requiere de un promotor, de quien esté al frente, de quien lo materialice, lo operativice, lo desarrolle dentro de los marcos básicos de lo que se acuerde. No andará por si sólo o de milagro.

Ese promotor o cabeza, no podría ser «un operador contratado», entendido como una institución, una Ong o alguien similar, que por su propia cuenta dictamine las dinámicas del diálogo nacional, de la participación.

Este promotor habrá de conformarse por la misma sociedad. Por los distintos sectores. Pero a diferencia del pasado, en ella habrán de tener presencia significativa, real, efectiva, los de abajo, las mayorías. No solo las instituciones, los partidos, los ministerios, los gremios. Es decir, los de siempre. Además de esos de siempre, habrán de tener participación significativa las organizaciones sociales, las comunidades, los distintos procesos organizativos de las mayorías, es decir de los de abajo.

¿Este diálogo puede hacerse en medio de la actual persecución política creciente?

Para que haya participación deben existir garantías de que no matarán, perseguirán o estigmatizarán a usted o cualquiera, por llegar a esta participación. En este país con la larga historia de exclusión violenta, es algo que limita la participación, para lograr el gran dialogo nacional.

¿Que se le puede decir a los opositores del proceso sobre la participación en el marco del gran dialogo nacional?

Que aquí también tienen cabida esos sectores, opuestos y contrarios… nosotros aspiramos a eso… a que ojalá se dispongan a participar. Eso lo necesita Colombia. Encontrar un nuevo marco de convivencia. Estamos por ello. Ojalá las clases dominantes faciliten las nuevas situaciones, para que el país pueda llegar a otro momento. Incluso le digo esto, en estos años estamos ante un reto que, para salir adelante, depende mucho de la actitud de las clases dominantes. Ellas facilitan otras realidades de país y son más receptivas, o mantienen el sistema de exclusión que han tenido siempre y siguen a generando, de forma continua e indefinida. Estamos ante una oportunidad para que ellos faciliten otra realidad de país, nosotros estamos dispuestos. Es obligatorio que las elites dominantes se abran a un futuro de transformaciones, que superen el conflicto armado y donde podamos tramitar las diferencias de la sociedad de una manera distinta. Pero eso depende en primer lugar, de la apertura a la que se vean obligadas o se dispongan, las clases dominantes.