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Editorial de Voces, el órgano del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, en vísperas del diálogo con el gobierno

El diálogo que se va iniciar entre el ELN y el gobierno debe abordar la injusticia social y la pobreza, el terrorismo de Estado, la falta de democracia y la pérdida de la soberanía nacional, es decir, las causas del conflicto

Fuentes: Voces

El camino de la paz no es tan sencillo como algunos plantean y lo desean las mayorías sedientas de justicia social, estando de por medio un conflicto repleto de complejidades y obstáculos entrecruzados donde confluyen intereses diversos y contrapuestos. Para recorrer ese sendero y avanzar, se requiere que haya mucho más que voluntad política y […]

El camino de la paz no es tan sencillo como algunos plantean y lo desean las mayorías sedientas de justicia social, estando de por medio un conflicto repleto de complejidades y obstáculos entrecruzados donde confluyen intereses diversos y contrapuestos.

Para recorrer ese sendero y avanzar, se requiere que haya mucho más que voluntad política y no solo de la guerrilla, como es la exigencia de los dueños del país desde los medios de comunicación masiva.

Es fundamental que el «establecimiento» se disponga a los cambios que están represados y que es necesario realizar; que admita su responsabilidad en el conflicto y contribuya, con salidas ciertas, a resolver la crisis humanitaria en que está el país.

Un buen inicio exploratorio debe partir y tener como propósito, aproximar las lecturas de las causas originarias y de aquellas que en la cotidianidad le arriman leña al fuego.

Porque seguir negando la existencia del conflicto y su carácter histórico, económico, social y armado es ponerle palos a la rueda de la solución política y condenar de entrada al fracaso del diálogo.

Para encontrar soluciones serias al conflicto, es indispensable precisarlo junto a sus entuertos y las nuevas patas que le han salido en esta etapa, que se aproxima a las seis décadas de fracasos repetidos y no evaluados con objetividad.

Las distintas estrategias contrainsurgentes implementadas por los gobiernos y asesoradas por el imperio, fracasaron en su intento de destruir el movimiento guerrillero levantado en armas contra el Estado. Hoy en día está más fuerte, sólido y experimentado que antes.

Las estrategias de paz negociada también fracasaron. Los cinco acuerdos firmados con las guerrillas, incluidas las de la década del cincuenta del siglo anterior, se limitaron a pactar la desmovilización dejando intactas las causas generadoras del conflicto, y éste en vez de disminuir y apagarse, se profundizó y siguió extendiéndose, sin contar la estela de desconfianza que dejaron los cientos de desmovilizados y decenas de lideres asesinados.

Las iniciativas de guerra total y las de la desmovilización negociada fracasaron, porque no abordaron el conflicto en su verdadera esencia y las salidas adoptadas no correspondieron a las que el país necesita para construir la paz estable y duradera.

El diálogo que se va iniciar en los próximos días entre el ELN y el gobierno, debe abordar la realidad del país: los problemas de la injusticia social y la pobreza, el terrorismo de Estado, la falta de democracia y la pérdida de la soberanía nacional que son, entre otros, las causas del conflicto.

También debe abordar, en esta fase exploratoria, la construcción de escenarios más amplios donde además de la guerrilla y el gobierno, se vincule activamente la sociedad colombiana, teniendo en cuenta que el conflicto es más que la expresión armada.

La Casa de Paz y la Convención Nacional podrían ser los escenarios en donde se teja con muchos hilos el GRAN ACUERDO NACIONAL por la paz.

Con ese camino despejado es posible avanzar hacia la paz estable y duradera, que reclaman los colombianos.

Si pretenden imponernos la senda caminada en ocasiones anteriores, este nuevo intento con el ELN no prosperará, y se sumará a la historia una frustración más. En este caso, los responsables serían los mismos que han hundido a nuestro país en la profunda crisis en que se encuentra. Esto queremos dejarlo bien claro.