El proceso de diálogo entre el ELN y el gobierno se ha visto resquebrajado en los últimos días. El país conoce la ofensiva desatada por el Comisionado de paz del gobierno de Uribe Vélez a través de los medios y en otros espacios, contra nuestra Organización y algunos componentes de este proceso. Luís Carlos Restrepo, […]
El proceso de diálogo entre el ELN y el gobierno se ha visto resquebrajado en los últimos días. El país conoce la ofensiva desatada por el Comisionado de paz del gobierno de Uribe Vélez a través de los medios y en otros espacios, contra nuestra Organización y algunos componentes de este proceso.
Luís Carlos Restrepo, en declaraciones dadas a una agencia internacional durante Semana Santa, fue enfático en el ultimátum al ELN al plantear que éste tenía que definirse en la reunión siguiente, pues de lo contrario el gobierno suspendería los diálogos, además de otras expresiones irrespetuosas e inaceptables que rechazamos.
Si la decisión del gobierno es suspender los diálogos porque el ELN no acepta la negociación como él quiere para mostrar resultados rápidos y sin ningún costo y cosechar beneficios políticos a su favor en poco tiempo, lo puede hacer.
El país debe entender que la paz se construye en un proceso que tiene muchas dificultades y son inevitables los momentos difíciles. En nuestro caso, que el proceso no avance no es responsabilidad y falta de voluntad del ELN, como lo está difundiendo el gobierno, sino la existencia de diferencias que mantenemos las partes y que no se han logrado superar en los diálogos que se han tenido.
Con aquella posición el gobierno pretende presionar al ELN para que acoja sus propuestas y acepte su estrategia de paz, que es de pacificación y entrega; arrinconar a la delegación del ELN para que firme un ACUERDO BASE sin discutir previamente la Agenda que delimite y precise los temas materia de acuerdo.
Esa posición está muy distante de la estrategia de paz del ELN enmarcada en la solución política al conflicto social y armado, mediante salidas a las causas originarias de éste. En la diferencia de visiones para construir la paz es donde está el atranque.
A Uribe y sus funcionarios lo único que les interesa en el proceso de los diálogos, es apuntalar su política de «seguridad democrática». De ahí que los esfuerzos del Comisionado de paz en la mesa y en la estrategia propagandística estén encaminados a comprometer al ELN en un cese unilateral del fuego y las hostilidades y en la firma de un ACUERDO BASE que marque la ruta para desmovilizar y desarmar al ELN, sin tener que acordar soluciones a las causas que han generado y alimentan el conflicto social y armado.
Por ese camino que trata de imponer este gobierno, no se construye la paz.
El país quiere la solución al conflicto social y armado y a eso le apuesta el ELN, a construir la paz estable y verdadera.
De ahí nuestra insistencia en que la sociedad participe en el proceso, pues es ella la que le da proyección al mismo.
Está previsto abrir la sexta ronda de los diálogos en La Habana, Cuba, en medio de las expectativas generadas por las declaraciones del Comisionado de Paz, las cuales no interpretan la realidad de lo que hasta ahora se viene adelantando.
Sobre la mesa está la agenda para llegar a un ACUERDO BASE.
El ELN ha planteado con claridad que dicho acuerdo debe ser resultado de la discusión de los temas de la agenda, la cual una vez acordada debe ser firmada en presencia de Testigos Internacionales.
Pero para el gobierno lo fundamental es firmar el Acuerdo Base sobre cese al fuego y hostilidades y no «enredar la mesa» en la discusión de una agenda que se vuelve pesada y agotadora, como afirma el Comisionado.
Cuánto y en qué se pueda avanzar en el proceso de paz, está dependiendo del gobierno y es éste quien tiene la última palabra si se continúa o se suspenden los diálogos.
La agenda común está desde octubre del 2006. Con la discusión de ésta, se entraría en otra de las fases de los diálogos, la cual tiene como propósito generar condiciones para crear un ambiente de paz y garantizar la participación de la sociedad en el proceso de construcción de la paz.
Esta agenda contempla lo siguiente:
1) Acuerdo para construir un ambiente de paz que beneficie a todos los colombianos, donde se contemple:
a) Soluciones al desplazamiento forzado.
b) Cese bilateral al fuego y a las hostilidades.
c) Tratamiento a los casos de privación de la libertad (liberación de retenidos y liberación a presos políticos) y
d) Garantías para la protesta social, cese de los asesinatos y a la persecución política.
2) Acuerdo que propicie la participación de la sociedad en la construcción de la paz y la democratización de la vida nacional, donde se contemple:
a) Preparativos de la Convención Nacional.
b) Agenda legislativa favorable al país y a la paz y
c) Articulación de los procesos de participación democrática, entre ellos las Casas de Paz.
3) Reconocimiento y garantías para el ELN.
4) Espacio para la participación de la Comunidad Internacional.