APUREMOS EL PASO DE LA UNIDAD EN UN PROYECTO DE NACION El terremoto neoliberal que sacude a Colombia por más de dos décadas, lejos de ser la solución a los graves desequilibrios sociales, económicos y ambientales, ha producido un feroz agravamiento, con consecuencias profundas en el tejido social de las mayorías. En […]
APUREMOS EL PASO DE LA UNIDAD EN UN PROYECTO DE NACION
El terremoto neoliberal que sacude a Colombia por más de dos décadas, lejos de ser la solución a los graves desequilibrios sociales, económicos y ambientales, ha producido un feroz agravamiento, con consecuencias profundas en el tejido social de las mayorías.
En números anteriores hemos destacado, que se avizoraban momentos de cambio en la dinámica de la lucha socio política de la población y sus movimientos reivindicativos.
El primer trimestre de este año, confirma la tendencia a un avivamiento de las protestas y las búsquedas de soluciones políticas, a los problemas estructurales del país, que combina cuatro elementos esenciales.
– La tendencia a articular las expresiones de resistencia al despojo de los territorios, con los problemas de la justicia climática.
– La reivindicación del territorio desde la perspectiva de la recuperación de los despojados por el Estado, a través del accionar criminal de las fuerzas para-militares.
– La recuperación de lo privatizado a partir de la movilización social y la resistencia a que se sigan apropiando de manera privada de los bienes esenciales de todos los colombianos y la resistencia de los trabajadores.
– la ciudadanía colombiana articulada a una dinámica internacional, comienza a ser cada vez más protagonista en la solución política al conflicto social, político y armado, que sacude al país desde hace medio siglo.
Los elementos anteriores se manifiestan en las distintas expresiones de protesta y movilización social, que recorre al país desde el mes de febrero de este año.
1. Los pobladores de varios municipios del departamento del Casanare, bloquearon vías, exigiendo la devolución de dineros que se les expropiaron, por la puesta en vigencia de la nueva ley de regalías y presentaron planes de inversión social.
Los municipios y departamentos donde se efectúa la explotación petrolífera y minera, son los que mas sufren la pobreza y la desigualdad social, viviendo en un manto de riquezas; Movimiento de protesta que afecto la producción petroleras en la región, monopolizada por empresas transnacionales.
2. En el mismo sentido, en números anteriores de esta revista, afirmamos que era incompatible la continuada alza en el precio de la gasolina y otros derivados del petróleo, con el actual nivel de producción de 980 mil barriles diarios lo que evidencia una vez más que la producción petrolera no es de la nación como se predica sino propiedad mayoritaria de las transnacionales. Contrasta el elevado precio de la gasolina y los impuestos al consumidor, con las enormes ganancias de las compañías como la Pacific Rubiales que obtuvo mas de un billón de pesos de utilidades netas.
Por ello es justo las movilizaciones, la ocupación de gasolineras y la negativa a tanquear, que expresan la indignación de una población mamada de tantas alzas que afectan sus ingresos. El precio de la gasolina debe ser justo y soberano.
3. En su paso por todo el país la locomotora minero energético va despojando a los habitantes ancestrales y causando severas afecciones a la naturaleza y su ciclo vital, problemática que se articula a la desposesión de comunidades campesinas, negras e indígenas, lo que activa movilizaciones en muchas localidades del país en defensa de los ríos como fuente de vida de las comunidades y pueblos, tal como viene aconteciendo en el departamento del Huila por parte de los pobladores del Quimbó con gran apoyo nacional e internacional.
En decenas de ciudades de Colombia los desplazados agrupados en el consejo Nacional de desplazados y el movimiento de víctimas, se movilizan demandando una verdadera política de restitución de tierras y garantías para la vida de los lideres y sus organizaciones, ante una nueva oleada de crímenes del que son objeto.
4. Sin agua no hay vida es un clamor que se va volviendo nacional a través de muchas expresiones reivindicativas. El levantamiento de toda la población del Carmen de Bolívar, municipio del departamento de Bolívar en el norte del país, por la ausencia de acueducto y su acaparamiento por los terratenientes de la zona; la movilización multitudinaria de los ciudadanos de los santanderes por la defensa del páramo de San turban, que es la fuente de agua para más de cinco de millones de pobladores amenazado en su existencia por los proyectos de explotación aurífera, son caminos de resistencia y alternativas de vida, por que exige el establecimiento de una política pública que coloque la vida como lo determinante y no el capital.
Hay que profundizar la lucha por los derechos humanos de la naturaleza y de los seres humanos, dos elementos sustanciales en la lucha por el sostenimiento de la vida en el planeta.
5. El gobierno le quiere hacer conejo a la elaboración de una ley de educación publica por cuanto quiere reducir la participación de la sociedad a una simple consulta por medios virtuales, negando la presencia activa y colectiva, abierta y sostenida de toda la comunidad educativa y del conjunto de la sociedad.
Negar esos escenarios de participación, va en contravía del sentir nacional, que se movilizó para echar atrás la regresiva reforma a la ley 30. Por ello se vienen haciendo protestas en varios centros universitarios del país y construyendo las bases de un escenario nacional constituyente donde se legisle sobre la educación.
6. La movilidad es uno de los grandes problemas de las ciudades colombianas que se ha vuelto tema cotidiano en las plazas de mercado, universidades y en todo el entramado poblacional urbano, ese cuello de botella ha suscitado el nacimiento de un movimiento de usuarios que ante la ausencia de canales dialogantes, se viene haciendo escuchar a través de las acciones públicas.
Lo sucedido en transmilenio, es una expresión de la inconformidad social por la carencia de una política justa, pública y coherente en el beneficio de todos los pobladores. La ciudadanía debe seguir el camino de ser sujeto activo en la definición de los trancones de la política de movilidad, debe hacer todo un proceso público de reflexión que permita afirmar su sentido de sujeto deliberante y se le debe permitir su libre expresión sin criminalizaciones absurdas que intimidad la participación creciente de la sociedad.
7. La privatización de la paz en manos del presidente se viene rompiendo desde muchos lados de la sociedad y la comunidad internacional. La publicación de un manifiesto por la paz, de personalidades nacionales e internacionales, es bien recibido y acompañado por un importante número de organizaciones sociales, políticas y de procesos comunitarios, ello es de vital significado, por cuanto le confiere un papel central a la sociedad colombiana en la resolución del conflicto, tal como lo apunta cuando afirma: «la paz no es un acuerdo solamente entre el gobierno y las guerrillas, porque las partes en este conflicto van más allá de esa definición estrecha que lo único que busca es quitarle su carácter esencialmente social y económico al conflicto: las partes somos todos los colombianos».
Colombia marcha hacia la búsqueda de una sociedad más justa, equilibrada, solidaria, sustentable, de la vida de todos los seres humanos que la habitan y de la naturaleza, hacia una verdadera paz que restituya los derechos usurpados a las mayorías y la erija en sujeto activo en la construcción de un nuevo paradigma de sociedad. Esto debe llamarnos a la reflexión muy profunda como izquierda y oposición, para no seguir en una especie de patria boba, donde la disputa interna se coloca por encima de los anhelos de un pueblo que quiere ver un proceso floreciente y unificado, de nación digna y soberana.