Con motivo del fallecimiento del expresidente que sucedió a la dictadura militar directa se le ha homenajeado profusamente por su labor en la restauración democrática. La cúpula empresarial, política, mediática, se centró interesadamente en hablar de un fin de la dictadura, o gobierno militar, y del comienzo de una sociedad civil en paz y democracia. […]
Con motivo del fallecimiento del expresidente que sucedió a la dictadura militar directa se le ha homenajeado profusamente por su labor en la restauración democrática.
La cúpula empresarial, política, mediática, se centró interesadamente en hablar de un fin de la dictadura, o gobierno militar, y del comienzo de una sociedad civil en paz y democracia.
Objetivamente esa llamada transición constituyó la legitimación pactada de los objetivos centrales del golpe de 1973 contra el presidente Salvador Allende y la Unidad Popular. La consolidación del edificio neoliberal levantado violentamente. Su normalización y permanencia democrática, no su demolición.
El diputado Gabriel Boric dice: «Más que transitar hacia alguna parte… fue una consolidación del principal legado de la dictadura, que es el modelo económico, político y social de la dictadura que sigue vigente en Chile».
El resultado hasta el presente es que la subordinación a Estados Unidos, el blanqueo de los bienes robados al estado, la libertad de los empresarios para disponer de la sociedad y la naturaleza. El compromiso de los partidos, el gobierno civil y la ideología de la población con el sistema impuesto.
El método usado no es original del país. En Brasil o España, por ejemplo, los acuerdos de transición significaron preservar la estructura impuesta por las armas transando en los detalles.
Los golpistas saben que una dictadura no puede ser eterna y deben considerar como última etapa una transición civil conservadora.
En Chile la operación de estabilización fue encabezada por un golpista y su partido aliados a los militares el 11 de septiembre. Secundados además por exacompañantes de Allende convertidos al capitalismo.
Recuerda el exsenador democratacristiano constitucionalista Renán Fuentealba (*):
[…] Lo único que hice fue contestar una entrevista que me hicieron, respecto a que Aylwin había dicho que Allende le entregara el gobierno a los militares y nombrar todos los ministros militares. Era el golpe blanco. Y la entrevista se titulaba: ‘No al golpe blanco’. Pero, como fracasaron las conversaciones con Aylwin, sabía que había un golpe en marcha. Y, además, se hizo una sesión de la Cámara de Diputados, famosa, en la que se declaró inconstitucional el gobierno de Allende».
Cuando yo era presidente del partido trataban de convencerme que diera una declaración del partido que significara abrir las puertas a la acción militar. Era curioso, pero los militares no querían dar el golpe si la democracia cristiana no les daba luz verde y la luz verde fue el acuerdo de la Cámara de Diputados».
-¿Cómo evalúa la frase de Eduardo Frei Montalva (democratacristiano) respecto a que los militares habían salvado a Chile?
«El partido (PDC) ninguno de sus órganos tomó un acuerdo del golpe, pero que el 90% pedía el golpe, lo pedía, quería el golpe».
La transición se hizo impulsada por Washington con el militar criminal que manejó la dictadura en acuerdo de fondo.
En estos días se ha enfatizado el aporte histórico del expresidente muerto. Unos pocos se han atrevido a decir que él cambió desde su golpismo 44 años atrás a una posición de defensa de los derechos humanos y la democracia.
El hecho es que este político no modificó su posición política. No era un fascista amante de la violencia. Pero en pro de su sociedad capitalista amenazada por una revolución socialista se hizo parte del complot para un golpe pensando quizás que sería un período corto de asesinatos necesarios. Durante su gobierno de transición validó los resultados económicos, culturales, sociales neoliberales realizados por los dictadores.
Consecuente derechista desarmó los medios de prensa de izquierda, desactivó la actividad de la ciudadanía que había luchado en las calles y quería cambios profundos, protegió a militares que habían cometido crímenes con el argumento de limitarse a la medida de lo posible.
En el Chile actual el poder lo tienen los que fueron realizadores económicos, ideológicos, políticos de la dictadura y negociaron la transición.
Los militares están en los cuarteles como antes de 1973. Sin cambios.
La dictadura está presente cada día en el negocio de la salud, la educación, la previsión, los grupos dueños de la pesca… en las ganancias de las empresas mineras extranjeras.
Las masas no piensan hoy en el socialismo, pero si algún día lo hacen es muy probable que el ciclo golpe primero… y transición después se repita.
El discurso manipulado resguarda ese seguro de futuro.
Referencia
(*) Eleazar Garviso, Periodista. Editor General de diario El Día: http://diarioeldia.cl/
www.malpublicados.blogspot.com
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