Mientras que una parte considerable de los más importantes medios de comunicación aportaba datos consistentes y significativos del carácter artero, cobarde y criminal de la incursión de fuerzas armadas colombianas que acabó con la vida de quince efectivos de las FARC, entre los que estaba un miembro de su secretariado, los medios chilenos prefirieron alinearse […]
Mientras que una parte considerable de los más importantes medios de comunicación aportaba datos consistentes y significativos del carácter artero, cobarde y criminal de la incursión de fuerzas armadas colombianas que acabó con la vida de quince efectivos de las FARC, entre los que estaba un miembro de su secretariado, los medios chilenos prefirieron alinearse con la insostenible versión de Alvaro Uribe Vélez, y someter a una persecución tan histérica como implacable a dos jóvenes chilenos por el sólo hecho de haber aparecido en una foto con el Comandante Raúl Reyes Suzarte.
Desconocedores del principio filosófico de la navaja de Occam, conforme a la cual la verdad probable es la más sencilla, a partir de esa foto los medios chilenos se entregaron al deporte de cuál de ellos instalaba la versión más conspirativa. Probablemente para el desencanto de muchos, la verdad de los hechos es casi pedestre, como relata en exclusiva para El Siglo Manuel Olate, uno de los dos jóvenes chilenos que aparecen en las fotos.
Así empieza su relato:
«El campamento que tuvimos la posibilidad de visitar estaba ubicado en territorio ecuatoriano, a unos dos kilómetros de la frontera. Presumo que la presencia del comandante Raúl Reyes obedecía a las negociaciones sobre el canje humanitario que realizaba con representantes de distintos gobiernos, en el marco de la salida política que las FARC están tratando de adelantar. Y por esa razón es que a los visitantes, que no éramos sólo nosotros sino que delegaciones de otros países latinoamericanos y europeos, de organizaciones políticas y sociales, se nos recibió en un lugar que nos pudiera dar seguridad, precisamente porque el territorio colombiano es un territorio en guerra. De hecho, en vez de la salida negociada, el gobierno colombiano se ha mostrado empeñado en bloquearla y recrudecer la guerra; y ese es, creo, el origen de la manera como ocurrieron estos hechos. Entonces, la ubicación de este campamento, probablemente obedecía justamente a eso: dar seguridad a los visitantes que están tratando de conocer y apoyar esta salida política y canje humanitario».
-¿Cree usted que el hecho de estar negociando la liberación de prisioneros de guerra daba la confianza de que no habría ataques armados?
«Posiblemente. Era un campamento en el que sólo se recibían visitantes y no había actividad guerrillera propiamente tal, pero puedo decir que había mucha seguridad. Por lo tanto lo que a mi me cabe, es una situación de inteligencia incluso más allá del gobierno colombiano. La precisión con que se hizo este ataque habla de tecnología que no posee el gobierno colombiano. Creo que el error fue desestimar el criterio criminal de Uribe al haberse trasladado allí con motivo del proceso de canje, que es impulsado por las FARC, y que se estaba dando con mucha fluidez, con liberaciones unilaterales por parte de las FARC y por tanto el proceso estaba en avance constante. Al atacar al principal dialogante del proceso de canje, lo que está haciendo el gobierno colombiano es tratar de ponerle fin a esa situación que está desangrando al país, y por esa vía, obstaculizar una salida política».
-En Chile se ha hecho mucha cuestión de la presencia de ustedes allá…
«En Quito se hizo el Segundo Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana. Eso es público y abierto, porque existían invitaciones y delegaciones de todos los capítulos de América Latina y de Europa. La CCB tiene entre sus miembros a las FARC, por lo tanto no es extraño que las personas que participaban en este congreso no tuvieran ninguna animadversión hacia las FARC. De hecho, no las considera terroristas, sino una fuerza insurgente, beligerante dentro de un país que tiene una democracia formal, pero que en la práctica es una dictadura, donde sólo en el gobierno de Uribe han sido asesinados 500 sindicalistas, donde los estudiantes son asesinados por pedir mejoras educacionales y donde la protesta política es sancionada y son acusados de terrorismo todos aquellos que se levantan contra el gobierno. Un gobierno que probadamente tiene nexos con los paramilitares y los carteles de la droga. Entonces, en el marco de esa lógica, no es extraño el apoyo de la CBB a las FARC, así como a todas las organizaciones políticas colombianas que se oponen al terrorismo de Estado. Ahora bien, nosotros habíamos conversado en Chile con periodistas de algunos medios, entendiendo que veníamos a Quito por el Congreso, y recibimos el encargo de intentar tomar contacto y entrevistar a un representante de las FARC, a propósito del tema del canje. Estando en Quito, tuvimos la posibilidad de coordinar esto, pero no supimos que se trataba del Comandante Raúl Reyes hasta que estuvimos en el campamento. Estábamos en territorio ecuatoriano y por lo tanto no estábamos faltando a ninguna legalidad, ya que teníamos permiso en regla para estar en Ecuador. En esa lógica, partimos un día desde Quito hacia la zona donde ocurrió el bombardeo, entramos al campamento con relativa facilidad, salvo la complicación del estado del terreno, convertido en un lodazal por esos diluvios casi bíblicos que suelan darse en los trópicos. Realmente, todo el que ha estado en la selva en temporada de lluvias puede atestiguar que es un verdadero infierno verde. Bueno, el caso es que llegamos al campamento, estuvimos con los compañeros de las FARC, estuvimos con Raúl Reyes, lo entrevistamos, e incluso le pedimos un saludo para las organizaciones solidarias chilenas con el pueblo colombiano. Se comportó de una manera afable, y esa entrevista será difundida por medios de prensa chilenos».
-También se ha hecho gran algarabía con las fotos de ustedes con el Comandante Reyes, supuestamente incautadas en un computador del campamento.
«Pero si eso es un hecho enteramente normal, dado que fuimos a hacer una entrevista. Aunque no somos fotógrafos profesionales, esas fotos las sacamos entre nosotros mismos. Todos lo que trabajan con fotografía digital saben que en algún momento se acaba el espacio, y que para hacer más espacio, hay que descargar las fotos en un computador. Nosotros las descargamos en un computador que se nos facilitó, el cual no podíamos sospechar que después iba a ser incautado tras un bombardeo. Nosotros no teníamos por qué asumir ninguna actitud conspirativa. Andábamos en una actividad pública, en un país democrático, en compañía de delegados de numerosos países, reporteando una situación que concita la atención mundial. Obviamente no se nos pasó por la mente que Uribe iba a desencadenar una masacre tan brutal, y que a consecuencia de eso, nosotros íbamos a aparecer en la prensa chilena, en las condiciones en que ello se ha dado».
-También se ha hecho mucho caudal sobre la razón por la cual ustedes aparecen de uniforme en las fotografías…
La razón es bastante sencilla y es que para llegar a esos terrenos, hay que caminar mucho. Ya le conté que caminamos bajo un diluvio tropical. Al campamento llegamos empapados y sucios. Por lo tanto, al llegar al campamento nos prestaron esa ropa, que era la única disponible. No estábamos en ningún mall. Como revolucionarios nos parecía que era un momento histórico el conocer a Raúl Reyes, porque obviamente no consideramos a las FARC un movimiento terrorista, nos pareció entonces una persona que nos merecía el mayor respeto, más aún por la labor que estaba cumpliendo de buscar una salida a este conflicto que está desangrando a Colombia hace más 50 años».
-Al cierre de esta edición, están emergiendo antecedentes que señalan que al menos siete de los muertos sean extranjeros
«No sería extraño, ya que había gente de distintos países, ya que éste no era un campamento propiamente guerrillero, sino una instancia de relaciones internacionales, donde había continuamente entrevistas y reuniones con el comandante Raúl, en la idea de adelantar el proceso de canje humanitario.
Cuando nosotros salimos, otras delegaciones venían entrando, y me pareció absolutamente natural que fuera así porque era una comisión de relaciones internacionales
-¿Que opción le asigna a Uribe de conseguir su objetivo de torpedear el canje humanitario e impedir la liberación de Ingrid Betancourt?
«En el fondo lo que acaba de hacer Uribe, y por eso la soledad en la que se encuentra, sólo apoyado por Estados Unidos, es cruzar la frontera no para dar solución a un conflicto sino para encender la mecha a un conflicto que puede ser mucho mayor, no sólo porque asesina al comandante Raúl Reyes y perjudica la posibilidad del canje sino de alguna manera también amplia el foco de conflicto tocando a todos los países porque nadie puede cruzar a un país vecino, so pretexto de atacar terroristas y lanzar un ataque en contra de otro país. De hecho no es la primera vez que FARC entregue prisioneros, por lo tanto es algo que siempre ha sido una acción de las FARC, que son una organización política y que está empeñada en llevar adelante. Por lo tanto este proceso va a seguir con o sin Uribe. El momentáneamente va a levantar como bandera de triunfo la muerte de Raúl Reyes, pero lo que está haciendo es crear una cortina de humo sobre un proceso que no va a detenerse. De hecho tanto el presidente Correa de Ecuador, como Chávez en la otra frontera van a seguir apoyando el proceso de canje».