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Este brutal torturador culpa a Pinochet

El ex agente de la DINA Osvaldo Romo se refiere a la Operación Colombo como un «montaje»

Fuentes: La Nación

El ex agente de la DINA, Osvaldo Romo, culpó al ex dictador Augusto Pinochet y al ex jefe de la DINA, general (R) Manuel Contreras, como responsables de la Operación Colombo realizada en 1975, y dijo que Contreras, y quienes fueron sus lugartenientes en la DINA, deben «salir al frente y asumir la responsabilidad histórica».A […]

El ex agente de la DINA, Osvaldo Romo, culpó al ex dictador Augusto Pinochet y al ex jefe de la DINA, general (R) Manuel Contreras, como responsables de la Operación Colombo realizada en 1975, y dijo que Contreras, y quienes fueron sus lugartenientes en la DINA, deben «salir al frente y asumir la responsabilidad histórica».

A través del montaje de ese operativo, la dictadura quiso hacer creer que 119 personas a las que sus familiares estimaban como detenidos desaparecidos, habían en realidad salido clandestinamente a Argentina donde murieron en enfrentamientos con fuerzas militares y policiales, así como asesinados entre ellos mismos por vendettas políticas.

«Esto fue un chiste mal contado, un montaje, una brincadera», afirmó Romo en su declaración «extrajudicial» no conocida hasta ahora públicamente, en la cual se refiere exclusivamente a la Operación Colombo.

El ex agente que salió a Brasil en octubre de 1975, dijo que uno de los «involucrados» en este montaje fue «el propio Presidente de Chile de la época», refiriéndose a Pinochet.

En forma tajante, expresó que el ex jefe de la DINA, Manuel Contreras, y quienes fueron sus lugartenientes como jefes de los distintos cuarteles de la DINA «son los responsables de aclarar a la opinión pública, salir al frente, asumir la responsabilidad histórica y decir dónde fueron muertos y eliminados los 119 prisioneros».

Romo manifestó que «el o los militares que montaron» este operativo «no supieron hacerlo, porque nunca 119 presos que estaban en Londres 38 tenían condiciones de movilizarse ni siquiera 5 kilómetros».

El ex agente reconoce que «de las personas que aparecen en la lista, yo reconozco que, más o menos, el 60 o 70 por ciento de ellas fueron hechas presas por mí con mi grupo (Halcón), pero especialmente por mí».

Romo, quien trabaja en escritos que pretende se transformen en sus «memorias» -de los cuales partes del primer cuaderno manuscrito se publicaron en La Nación Domingo del 26 de febrero pasado-, sostiene también en estas páginas que estas personas nunca pudieron salir de Chile porque efectivamente se encontraban detenidas en distintos cuarteles, como Londres 38, «y no tenían condiciones de salir ni andar dos pasos».

En su declaración «extrajudicial», el «Guatón Romo» exculpó de responsabilidad en este operativo a los agentes que detuvieron a estas personas, incluyéndose él, «porque yo no podía llevarme los presos para mi casa, yo no tenía cárcel en mi casa».

«SE SOBAN LA GUATA»

En otro plano, en sus manuscritos Osvaldo Romo dice respecto de los juicios por violaciones de los derechos humanos que «lo que molesta es que trabajaban dos mil funcionarios (en DINA), pero siempre son procesados cuatro o cinco personas y los otros se soban la guata, la barriga gozando».

El ex agente recluido en la cárcel de Punta Peuco, está aquejado de varias complicaciones de salud debido a una diabetes, y arriesga la amputación de una pierna. Romo ha confidenciado que sabe que la muerte le ronda, por lo que tiene el deseo de escribir sus memorias.

Recientemente sorprendió en estos escritos por sus expresiones directas dirigidas a militantes y dirigentes del MIR desaparecidos, a través de las cuales alaba sus destrezas y entrega militante, invocando su comprensión para él. Romo, junto a la ex mirista y colaboradora de la DINA, Marcia Merino, cumplieron un importante rol en la desarticulación del MIR después del golpe militar. Ex prisioneros políticos que fueron sus víctimas y que consideran que Romo fue un hombre «muy malo», han manifestado sobre el adelanto de sus «memorias» que si el ex agente quiere «irse en paz», debe admitir «todo lo bueno y todo lo malo» que realizó.