La Segunda Sala Penal de la Corte Suprema mantuvo la condena de diez años y un día de presidio en contra del ex director del DINA Manuel Contreras, y de cinco años para el ex prófugo Iturriaga Neuman, por los secuestros del estudiante Mario Carrasco Díaz (18 años), uno de los 119 desaparecidos en la […]
La Segunda Sala Penal de la Corte Suprema mantuvo la condena de diez años y un día de presidio en contra del ex director del DINA Manuel Contreras, y de cinco años para el ex prófugo Iturriaga Neuman, por los secuestros del estudiante Mario Carrasco Díaz (18 años), uno de los 119 desaparecidos en la llamada Operación Colombo, y el obrero Víctor Olea Alegría (24 años al momento de su detención). Los dos militantes de la Juventud Socialista fueron apresados el 11 y 16 de septiembre de 1974, respectivamente. La revista argentina Lea, había informado en su único número del 15 de julio de 1975 la supuesta muerte de «60 miristas» entre los que se figuraba Mario Carrasco, en enfrentamientos con sus propios compañeros ocurridos en Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia. La lista que armó la DINA para encubrir la desaparición de 119 miembros de la resistencia a la dictadura, fue reproducida por El Mercurio el 23 de julio de 1975.
La brigada Purén
El ex prófugo Raúl Iturriaga Neumann que cumplió un rol importante al mando de la sección exterior de la DINA y en la Operación Colombo, estaba además a cargo de la Brigada Purén de la DINA, encargada de la represión al Partido Socialista. A esta agrupación criminal pertenecían también los otros condenados a cinco años que se le unirán ahora en el penal de Punta Peuco: Gerardo Urrich González, ex mayor de Ejército, y Alejandro Molina Cisternas, suboficial de carabineros. Risierd Altez España, inspector de investigaciones (R) por su parte, a cargo de los interrogatorios en la Venda Sexy, recibió una sanción de 3 años y un día. La sentencia original -aumentada por la Corte de Apelaciones- fue del ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar, quien falló en la causa el 6 de junio de 2005, pero quien investigó a fondo los hechos fue la jueza especial Raquel Lermanda, del Noveno Juzgado del Crimen, a partir del 2002.
Mario Sergio Carrasco Díaz (18 años, militante de la Juventud Socialista) estaba listo para irse a clases al Comercial N° 2, donde estudiaba cuando agentes de la Brigada «Purén» de la DINA lo detuvieron en su casa del barrio Matta. Hacían muy pocos días del aniversario del golpe de Estado y la represión se había acentuado. Un hombre joven, delgado, de regular estatura, que no tenía más de 30 años, llamó a la puerta en Pedro León Ugalde 1485, y a la mujer que lo atendió, le preguntó por el joven, presentándose como su amigo. La señora Aurea del Carmen Díaz Valdés, madre de Mario, pensó rápidamente que si llamaba a su hijo, él llegaría atrasado al Comercial. Sólo por eso le dijo que no estaba en casa. El sujeto insistió y ella sugirió que podía dejarle recado. En ese momento el supuesto amigo sacó algo semejante a una billetera y le mostró lo que a ella le pareció un disco, añadiendo que pertenecía al Servicio de Inteligencia. En seguida, se acercó otro hombre de la misma edad, que al parecer estaba en la calle junto a la muralla. Ambos vestían de civil, no mostraron armas, pero entraron en la casa de inmediato.
Los hombres iban acompañados de otros tres agentes y se movilizaban en una camioneta Station Wagon de color verde claro. Comenzaron el allanamiento y ordenaron a Mario acompañarlos. Tampoco dijeron a qué lugar lo llevarían.
El Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, lo declaró sin militancia conocida. Sin embargo, posteriormente la investigación estableció que su arresto y posterior desaparición, se enmarcaban en un operativo planificado por la DINA con el objeto de desarticular una estructura del Partido Socialista de la 10ª Comuna, en la cual él participaba. Mario jamás pudo irse a sus clases del Comercial 2.
El golpe al PS
El primer detenido del grupo había sido Claudio Venegas, un estudiante de enseñanza media, que al igual que Mario, tenía 18 años. Eso ocurrió el 10 de septiembre. Al día siguiente cayeron presos Víctor Olea Alegría y Leonardo Rivas Balmaceda. El día 12 continuó la razzia con Juan Carlos González Sandoval y el 14, fueron detenidos Bernardo de Castro, Luis Olivares Toro, Agustín Holgado Bloch, Luis Ahumada y su cónyuge, que fue liberada el mismo día. El 16 apresaron a Mario Carrasco Díaz y el 23 de septiembre, a Juan Luis Tapia y al ciudadano español, avecindado en Chile, Helios Figuerola Pujol, quien debió entregarse al ser detenida su madre, Clara Pujol. El mismo 23, los agentes se apostaron a la espera en casa de Eduardo Aliste González, estudiante de enseñanza media, de 19 años. Cuando éste llegó, al día siguiente, también fue arrestado. De todos los detenidos en aquel operativo, los dos estudiantes, Mario y Claudio, así como el dibujante Bernardo de Castro, y sus compañeros Víctor Olea y Eduardo Aliste continúan desaparecidos. El resto recuperó su libertad en distintas fechas y casi todos fueron expulsados del país.
Los encausamientos del ex jefe de la DINA, Manuel Contreras y de Iturriaga Neuman como autores del secuestro de Víctor Olea y los restantes agentes fueron realizados inicialmente por la jueza especial Raquel Lermanda. Olea estuvo secuestrado en el centro clandestino de detención conocido como «Venda Sexy» (Irán con Los Platanos) y luego en el centro de incomunicados de Cuatro Alamos, desapareciendo en 1974. Con su investigación, la jueza completó la línea de mando de la Brigada Purén, encargada de la represión al Partido Socialista, y responsable del delito. De bajo perfil, esta jueza cumplió una diligente labor cuando se iniciaba la investigación de los crímenes de la dictadura luego de décadas de impunidad.
La Cruz Roja y Tres Álamos
El padre de Mario hizo inicialmente una denuncia en el 4º Juzgado del Crimen de Mayor Cuantía de Santiago, que luego amplió a querella por secuestro. En una de sus declaraciones al Tribunal, señaló: «La primera noticia que tuve de mi hijo fue por el padre de Juan Carlos González Sandoval, ya que este último, estaba detenido en Tres Alamos, y dijo a su padre que había visto allí a mi hijo».
El 11 de octubre de 1974, una Comisión de la Cruz Roja Internacional, visitó Tres Alamos. En esa oportunidad, la secretaria de la institución, Ximena Saavedra Cantillana, pudo ver, entre otros detenidos, a Mario, cuya salud se notaba quebrantada. Le relató este encuentro a Edrulfo Carrasco Carrasco, padre del joven, el día 7 de noviembre.
Más adelante declaró en el Tribunal al respecto: «Recuerdo haber atendido el 7 de noviembre del año pasado al señor que se menciona, por los datos que se me dan ahora…» «…no recuerdo qué fue lo que le dije en la oportunidad en que lo atendí el 7 de noviembre del año pasado, así es que no podría decir si lo que dice se lo informé de la manera como indica. En todo caso, hago presente al Tribunal que cuando damos información a las personas que nos van a preguntar por personas desaparecidas, ella la sacamos de una ficha que se tiene en la Cruz Roja, y lo hacemos por orden del jefe».
En un oficio enviado al Tribunal, el Comité de la Cruz Roja Internacional, bajo la firma del delegado Laurente Nicole, se expresa: «…en la visita efectuada el 11 de octubre de 1974, por los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) al campamento de detenidos Tres Alamos, según informaciones dadas por algunos detenidos, el Sr. Carrasco Díaz se habría encontrado incomunicado en dicho campamento. Por lo anterior expuesto, el Sr. Carrasco Díaz no fue visitado por los delegados del CICR, en ningún campo de detenidos».
En septiembre fueron detenidos y continúan desaparecidos los militantes socialistas Claudio Venegas (10 de septiembre) Eduardo Aliste González (23 de septiembre). Luis Armando Silva Silva (24 de septiembre), socialista, detenido en otras circunstancias, también permanece desaparecido.
Los detenidos Leonardo Rivas Balmaceda (11 de septiembre,) Juan Carlos González Sandoval (12 de septiembre), Luis Olivares Toro, Agustín Holgado y Luis Ahumada (14), sobrevivieron a la prisión y tortura.