Traducido del portugués para Rebelión por Luis Carlos Muñoz Sarmiento
nuestro cumpleaños
1.
Unos jóvenes conversaban sobre los pechos de las mujeres, enumerándolos por el supuesto estilo, mientras tomaban una cerveza en un bar de clase media de cualquier ciudad del mundo. De repente, una mujer negra con, tal vez, 46 años de edad y, tal vez, adicta al crack, si se considera su aguda delgadez, llega a la mesa de los valientes chicos. Sin saber de qué charlaban, les pidió dinero para comprar leche, alegando, para tal fin, que tiene un bebé y, para probar, les muestra los marchitados pechos, apretando el pezón de uno, del que brotó leche fresca que roció la lengua de un distraído en el momento exacto en que describía cómo lamería en medio de los pechos de una tal actriz del cine, de un tal Hollywood.
2.
Un extraterrestre, estudioso del cosmos viviente, se aproxima a la Tierra. Tiene un instrumento extraño para nosotros, humanos: el sufrimentógrafo. Sirve para medir el sufrimiento de los seres galácticos. La ingeniosa tecnología posee un dispositivo que es al tiempo háptico y óptico: táctil porque consigue aproximarse a cada ser, casi como si lo tocase, auscultando así el cuerpo por completo, adentro y afuera, en los mínimos detalles clínicos, capturando cada sonido del organismo, viendo cada sudoración, el curso de la sangre por las venas, las sustancias, los trillones de bacterias, como si pudiese conocer cada una, por su nombre y función; óptico, porque, multimedia, podría en cualquier lugar vernos, escucharnos, olernos, probarnos, tocarnos, de momento, ahora de forma no individual sino como seres entre seres, como colectivo, incluso y principalmente más allá de la figura de la especie, de modo que, para el óptico, el colectivo era ante todo para el conjunto de los terrícolas vivientes, dando tanta importancia a los humanos como a las cucarachas.
3.
Lo que el lado táctil del sufrimentógrafo hace individualizando al viviente, el óptico lo hace con la dimensión colectiva, en ecosistemas.
4.
El extraterrestre, como en el filme Matrix, puede encarnarse en los vivos. Puede serlo, convertirse, sea de forma individual o colectiva, en ecosistema.
5.
El sufrimentógrafo tiene también dispositivos de captura de experiencias. Consigue detectar toda experiencia de los seres, sea de forma táctil, sea de forma óptica. Esto significa que también puede no sólo archivar las memorias afectivas táctiles y ópticas sino también los saberes, los deseos, los instintos; las tácticas y estrategias que los vivos, en el lado táctil y óptico, agencian para sobrevivir.
6.
Nuestro extraterrestre viene de una galaxia lejana. No conoce la Tierra. Llegó hasta nosotros porque consiguió, sin saber de qué distancia de la Tierra, en tiempo real, como si estuviese en la mesa del bar, vivir la situación descrita aquí en el primer párrafo.
7.
Halló extraño que ninguno de los chicos se hubiese conmovido con la situación. También encontró vulgar el libertinaje que los demás jóvenes hicieran con el distraído que tomara la leche de la mujer que pedía dinero. Más extraño aún por verlo vomitar. Y más aún por verlos continuar conversando alegremente como si no hubiese pasado nada, en la suposición de que, contra lo que ocurrió, todo debería cambiar en la vida de aquellos jóvenes y también en la vida de todos los jóvenes de la Tierra, como un suceso que debería alterar, tal era su relevancia, la vida de todos los humanos del planeta.
8.
El extraterrestre lloró. Nunca, en toda su existencia cosmológica, había visto tanta indiferencia, tanta barbarie, tanta maldad.
9.
Resolvió entonces accionar el dispositivo óptico del sufrimentógrafo. Vio la Tierra a distancia, en los tiempos y en los espacios. Nunca vio tanto sufrimiento acumulado, tanto dolor, tanto desespero. Notó de inmediato que la Tierra era el lugar del cosmos de las matanzas, que los seres se mataban para sobrevivir y se regocijaban con el sufrimiento ajeno, devorándolos con placer. Vio, oyó y principalmente sintió el dolor de un animal que está siendo devorado por un dinosaurio. Notó que durante mucho tiempo el dinosaurio era el ser más temido de la Tierra.
10.
Tuvo voluntad de huir hasta que vio a un animal que él designó como genocida: el humano. Percibió de inmediato que el humano era el único ser de la historia de la Tierra que sobrevivía a costa de los colectivos, de los ecosistemas, inclusive, y quedó pasmado, sobrevivía a costa del indescriptible sufrimiento de su propia especie.
11.
Actualizó al sufrimentógrafo con el objetivo de conocer mejor al genocida, pero lo hizo de tal modo que el presente humano fuese el resultado de todos los pasados. El extraterrestre no se contuvo y se mató innumerables veces, con cada humillación que vivió a través de las infinitesimales humillaciones de los demás humanos -encarnándolas.
12.
No tuvo que hacer mucho esfuerzo para percibir con toda claridad que el genocida lo era, y ha sido, porque produjo y produce ecosistemas desiguales, en los y a través de los cuales unas minorías extorsionaron y extorsionan a las mayorías. Vio que era imposible analizarlo solo bajo el punto de vista de los ecosistemas humanos, notando con igual claridad que el genocida lo era también de las otras colectividades, no humanas.
13.
Dividió la historia de los seres de la Tierra en capítulos, formando un libro único, multimedia. El genocida incluso mereció un capítulo de este libro -pero un subcapítulo en un libro infinito.
14.
En ese subcapítulo el genocida dividió su historia del genocida humano en tres fases, a las que dio los siguientes nombres: sociedad de la soberanía; sociedad disciplinaria; y sociedad del control. Informó que esas tres empresas genocidas no estaban marcadas por procesos evolutivos, de modo que un modelo no terminaba con la llegada de otro. No pudo dejar de destacar que la sociedad de la soberanía era también una mezcla de ella con las sociedades precedentes, anímicas; que la sociedad disciplinaria era también soberana y que la del control, la actual, era al mismo tiempo disciplinar y soberana.
15.
Analizó entonces la especificidad de cada modelo social genocida. Vio que el modelo de la soberanía era, de sobra, el más antiguo y el más actual. Lo describió a partir de un juego maniqueísta entre lo invisible y lo visible. Del lado invisible, puso al soberano, pues notó que éste nunca circulaba por donde los demás humanos circulaban y tampoco nunca se hacía presente en lo cotidiano. Percibió sin mucha dificultad que el soberano era aquél que decide el estado de excepción y que este no es nada más que el derecho de muerte sobre los demás. Concluyó que el soberano era el genocida-mayor -el señor de las muertes.
16.
El extraterrestre percibió que el juego maniqueísta entre lo visible y lo invisible podría ser traducido, por ejemplo, como el juego entre la trascendencia y la inmanencia, el alma y el cuerpo, lo inmaterial y lo material, el software y el hardware.
17.
Llamó, entonces, este juego metafísica de la ascendencia y le dio una configuración piramidal. Cuanto más alto estuviera el genocida en la pirámide social, más se pone en una posición invisible, más sufrimiento provoca colectivamente, pero, por otro lado, tiende a ser adorado por aquéllos otros humanos que se encuentran humillados en la base de la pirámide, como si fuera el propio Dios encarnado.
18.
Vio luego que la sociedad del tipo soberana, como una megalomáquina, producía trascendencias, Dioses. No era circunstancial, intuyó, que todas las grandes religiones contemporáneas, budismo, sintoísmo, islamismo, cristianismo, por ejemplo, fueran producidas en el interior de la sociedad de la soberanía, tal era el apego de este modelo social por la metafísica de la ascendencia.
19.
Dividió la sociedad de la soberanía entre la metafísica de la ascendencia y la infrafísica de la inmanencia. Luego concluyó que la sociedad de la soberanía fue la que inventó el naturalismo genocida, describiéndolo así: el naturalismo es el cuerpo colectivo masacrado por la ascendencia. Cuanto más ascienden algunos seres genocidas privilegiados, acumulando poderes y fortunas, más la infrafísica del mundo, en su lado inmanente, es humillada, torturada, asesinada.
20.
Definió entonces el racismo. Existe racismo por causa de la metafísica de la ascendencia. Cuanto más el invisible soberano parasita lo visible o, dicho de otro modo, cuanto más algunos pocos genocidas humanos ascienden, en privilegios, más son las mayoría humilladas y asesinadas. El racismo es el odio del parasitismo de las minorías ascendidas contra los colectivos descendidos. El racismo es, por tanto, contra el colectivo, contra el plano de inmanencia, contra los territorios, contra la tierra, contra el trabajo, contra el naturalismo.
21.
A partir de ahí, el extraterrestre definió la trascendencia: el trascendente o el soberano son los parásitos del naturalismo, de la inmanencia, del mundo material, de los cuerpos, de la vida. Son el epicentro de todos los racismos y de todos los sufrimientos y humillaciones del plano de inmanencia, de los pueblos parasitados, robados, masacrados.
22.
No fue fácil entonces preguntarse: ¿cuáles son los genocidas contemporáneos? Respuesta evidente: las oligarquías. Los oligarcas son los racistas, la metafísica de la ascendencia encarnada para asesinar al planeta, al plano de inmanencia, a los colectivos, acusándolos de inferiores, fanáticos, anacrónicos, ignorantes, animales.
23.
Accionó entonces el dispositivo táctil del sufrimentógrafo a fin de intentar dar un rostro al soberano actual. El dispositivo no funcionó. Dedujo que en la actualidad el soberano no tiene rostro. Pensó un poco y concluyó: ¡Eureka!, el soberano es la civilización actual, a la que dio el nombre de civilización burguesa. Ella es la genocida. Ella es la racista de los colectivos. Ella es la que decide el estado de excepción de las mayorías, sus muertes no naturales. Ella es la propia metafísica de la ascendencia y esta se expresa por el dinero, que es la circulación planetaria de la metafísica de la ascendencia, no siendo circunstancial que la mayoría de los humanos lo quiera, el dinero, deseando, así, ascender.
24.
No quedó aún satisfecho con su sufrimentógrafo. Lo halló insensible, además. Vio que no estaba en la obligación de leer los datos por cuenta propia. Accionó entonces el lado óptico del sufrimentógrafo. Vio la Tierra a distancia. Preguntó al sufrimentógrafo:¿dónde, en la Tierra, los genocidas se hallan más ascendidos, más soberanos, más superiores?
25.
El sufrimentógrafo respondió, como un Tiresias: en la rapsodia soberana del idioma inglés, en el mundo anglosajón, en el imperialismo yanqui-occidental y en lo que este llama cínicamente democracia, el lugar de todas las dictaduras.
26.
Preguntó nuevamente: ¿quién más ordena y quiere matar el plano de inmanencia, los colectivos? Obtuvo la siguiente respuesta: el sionismo, definido como una ideología milenaria de la sociedad de la soberanía en busca de su Tierra prometida, que no es nada más que la Tierra acumulada de todos los racismos.
27.
Percibió entonces que el imperialismo yanqui-occidental, a través del sionismo, transformó a los palestinos en el pueblo naturalista que deberá llorar, más que cualquier otro, el peso de la metafísica de la ascendencia de la civilización burguesa, habiendo sido elegido como el pueblo masacrado, como si fuera una cruz o un pueblo en la cruz de la trascendencia del imperialismo yanqui-occidental.
28.
Concluyó, no sin maravilla: los palestinos existen para ser el conejillo de indias de la cámara de gas del nazismo del lado yanqui-occidental del imperialismo de la y en la civilización burguesa. El palestino es el excluido colectivo que es masacrado por la metafísica de la ascendencia de la civilización burguesa. Esta, con el sacrificio del palestino, busca chantajear a todos los otros pueblos del mundo -asustándolos.
29.
El sacrificio soberano del palestino dice a qué vino: el imperialismo yanqui-occidental masacra pueblos, robándoles el alma colectiva a fin de colmarse de trascendencia.
30.
Todo fue meticulosamente gestado. El imperialismo yanqui-occidental, a través de esa soberana invisible fanática religión, el sionismo, patriarca de todos los racismos existentes, produjo el campo de concentración Palestina, con el objetivo de bombardearlo de cuando en cuando a fin de chantajear a todos los otros pueblos del mundo.
31.
Pero, ¿cómo lo hacen?, preguntó el alienígena. Pronto concluyó. El imperialismo yanqui-occidental, principalmente en su versión anglosajona, domina los multimedia contemporáneos y los usa para que sean al mismo tiempo el espacio de publicidad de los ascendidos y el espacio de difamación [o degradación: Nota del Trad.] de los descendidos.
32.
Los multimedia contemporáneos son también táctiles y ópticos, tal como el sufrimentógrafo. En el lado óptico de ellos, son la propia metafísica de la ascendencia y nos ven literalmente de arriba hacia abajo, acusándonos sin cesar de inferiores, ignorantes, improductivos, bárbaros, peligrosos. No es circunstancial, por cierto, que nos ven y editan de norte a sur, con la presunción de verse como el desarrollado sobre el subdesarrollado, ese otro lugar para el naturalismo genocidado, objeto de todos los racismos.
33.
El extraterrestre no puede dejar de citar a Guy Debord, en La sociedad del espectáculo, libro en el cual el espectáculo es definido como un sistema multimedia global tal que este representa el mundo al revés, lo que equivale a decir que es el espectáculo de la metafísica de la ascendencia poniéndose en el lugar de los pueblos, de la inmanencia, en fin, del mundo concreto.
34.
El espectáculo es, pues, el propio racismo. Nos ve desde las alturas celestiales y transforma su limitado y soberano punto de vista en falsamente universal, minimizando, despreciando y masacrando el plano de inmanencia, los pueblos.
35.
El extraterrestre no dudó en llamar a los multimedia del imperialismo yanqui-occidental como racismo civilizacional de la sociedad del control soberano.
36.
Y, ¿qué sería la sociedad del control soberano? Según el extraterrestre, ella es una mezcla de la soberanía y de la sociedad del control. Si la sociedad de la soberanía opera como un racismo civilizacional, de tal forma que el invisible (el soberano, la trascendencia, Dios) oprime, tortura, disecciona, masacra al visible (los pueblos, el plano de inmanencia, la vida colectiva en su dimensión carnal, física) con el objetivo de robar de este, del visible, el alma colectiva, a fin de aparecer en la foto como si fuera el propio Dios, la sociedad de control, a su vez, es aquella a la que el español Javier Echeverría da el nombre de Tercer Entorno y la que existe a partir de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC), en el contexto de la Revolución Telemática y de la Tecnociencia.
37.
Accionando su propio Google, nuestro extraterrestre encontró los siguientes dispositivos tecnocientíficos de la sociedad de control: los computadores personales, las cámaras de video, las fotos digitales, la grabación doméstica de discos CD y DVD, los disquetes, unidades flash, discos duros, la telefonía móvil, las distintas formas de TV (pagada, abierta, por cable, por satélite), la Internet y todos sus recursos, el WI-Fi, el Bluetooth [o celulares inalámbricos: Nota del Trad.], la robótica, la ingeniería genética, la nanotecnología, la ingeniería molecular. Espacio Económico Europeo (EEE).
38.
El Primer Entorno es definido como la fisis o la naturaleza en cuanto tal, esa colectividad de seres a la que la sociedad de la soberanía eligió, de modo magistral, como el lugar por excelencia para ser torturado, envilecido, masacrado, visibilizado, genocidado, a fin de producir su metafísica de la ascendencia a través de una racista lógica absolutamente antropocéntrica y antropomórfica. El lugar del naturalismo envilecido, pornográficamente cavado. El Segundo Entorno es el que resulta del primero, pudiendo recibir el nombre de sociedades humanas, principalmente teniendo en cuenta su dimensión urbana. El Tercer Entorno, a su vez, resulta de la mezcla del primero con el segundo, teniendo relación directa con la producción de una sociedad humana virtualizada a través de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, asociadas directamente a la Tecnociencia o a la tecnoguerra.
39.
Nuestro extraterrestre percibió pronto que el Tercer Entorno, bajo el dominio del imperialismo yanqui-occidental, constituye el lugar de todos los racismos, razón por la cual tiende a ratificar un doble espectáculo, a saber: el espectáculo del naturalismo primario del planeta entero, produciendo una nueva variable de racismo o de nazismo, que es el racismo contra la Tierra; y el espectáculo de la metafísica de la ascendencia, básicamente expresable por el estilo gringo de vida, del cual se tiene un buen ejemplo con el espectáculo de la Copa del Mundo, por la evidente razón de que los hinchas televisados en los campos de fútbol son básicamente los ascendidos del planeta, su oligarquía soberana.
40.
Las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTIC) suben a los ascendidos y bajan a los descendidos. Delinean mágicamente el rostro de la metafísica de la ascendencia de un lado y, de otro, el rostro del terrorista y del bárbaro, poniéndose en el lugar del soberano que decide el estado de excepción sobre los pueblos descendidos.
41.
Es por eso que ellas son la plataforma multimedia de la sociedad del control soberano, que constituye el peor modelo de sociedad posible, porque no es nada más que la sociedad de la soberanía con potencia de fuego y de auto publicidad jamás visto. Imagínese, por cierto, un emperador romano o un monarca absolutista en posesión de las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación con alcance global. Es algo parecido a esto, si no peor, lo que está en juego en el acuerdo socio-histórico al que nuestro extraterrestre da el simple nombre de sociedad del control soberano.
42.
La oligarquía sionista es el rostro supremo de la sociedad del control soberano. De la misma forma que los soberanos torturaban y mataban en plaza pública, para la época de la sociedad de la soberanía, muy especialmente los palestinos fueron elegidos para ser los sacrificados en la plaza pública global por el odio de la metafísica de la ascendencia plasmada milenariamente en el rostro de un Benjamin Netanyahu, el nuevo Hitler, que actúa en nombre del imperialismo yanqui-occidental con una antigua alianza con el racismo en el mundo que habita en el corazón del soberano Occidente expansionista.
43.
El palestino es masacrado espectacularmente a través de las tecnologías ópticas de guerra del imperialismo yanqui-occidental, inigualable máquina de torturar y de matar. A diferencia de la sociedad de soberanía, que torturaba y mataba en plaza pública a individuos aislados, como ejemplo para los demás, la sociedad del control soberano mata a distancia al colectivo, a los pueblos, a los niños, a los musulmanes, a las mujeres, a los negros, a los indios, a los periféricos, sin que se pueda personalizar el sufrimiento.
44.
El motivo de esa mutación en el interior de la sociedad del control soberano, que la hace distinguirse de la sociedad de la soberanía en cuanto tal, es muy simple: para las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, como teatro virtual de la metafísica de la ascendencia, sólo los ascendidos sufren, sólo los ascendidos existen, sólo los ascendidos tienen el derecho a la felicidad, sólo los ascendidos, en fin, merecen vivir.
45.
Y en nombre de ese merecer vivir de los ascendidos es decretado el estado de excepción permanente, el peor de los mundos posibles, contra el pueblo palestino.
46.
El extraterrestre encarnó en una niña palestina de trece años embarazada por un soldado israelí. Desde su punto de vista vio al soldado, encima de un helicóptero, matarla así como a toda su familia. No vio ni odio, ni arrepentimiento, ni amor, en los ojos del soldado.
47.
Aprendió en la carne de la niña palestina embarazada lo que significa destino manifiesto.
48.
El destino manifiesto de la sociedad del control soberano yanqui-occidental es el misil óptico, multimedia, que está en guerra contra los pueblos del mundo, dividiéndolos como palestinos y judíos, sunitas y chiítas, blancos y negros, laicos y religiosos, mujeres y hombres, pobres y ricos, occidentales y orientales, con el objetivo claro de verlos, a distancia, matarse, cuerpo a cuerpo, en la calumniada, envilecida y masacrada dimensión táctil de la vida, en sus Primero y Segundo Entornos.
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