Durante el segundo semestre del año 2012 se filtró a la luz pública un instructivo del ejército donde se recomendaba no aceptar en sus filas a homosexuales ni a personas con problemas socio-económicos o sicológicos, tampoco se debía considerar a objetores de conciencia ni a testigos de Jehová. Obviamente que el instructivo nada decía acerca […]
Durante el segundo semestre del año 2012 se filtró a la luz pública un instructivo del ejército donde se recomendaba no aceptar en sus filas a homosexuales ni a personas con problemas socio-económicos o sicológicos, tampoco se debía considerar a objetores de conciencia ni a testigos de Jehová. Obviamente que el instructivo nada decía acerca de impedir el ingreso a la Escuela Militar de posibles homicidas, torturadores, golpistas o tipos de ideología fascista. El documento sólo se refería a la soldadesca, a la carne de cañón, entre ellos muchos cándidos que piensan que las Fuerzas Armadas son una especie de sinónimo de patria, democracia y supremacía moral. Lo que está muy alejado de la realidad histórica.
En la conmemoración del 1º de mayo de 1912 los manifestantes portaban un lienzo que causó polémica dentro de los sectores oligárquicos. Decía: «El Ejército es la Escuela del Crimen», esto en alusión a la masacre de la Escuela Santa María de Iquique ocurrida en 1907 y a otras matanzas perpetradas por el ejército de Chile. El historiador Gabriel Salazar contabiliza más de veinte masacres realizadas por el ejército en la historia de Chile, siendo la de mayor envergadura la ocurrida tras el golpe de Estado de 1973. La famosa afirmación de los trabajadores que portaban el referido lienzo aquel 1º de mayo no deja de tener razón ¿Qué es un ejército, sino una escuela donde se enseña a matar, a destruir, a flagelar personas? En el caso de Chile el ejército es un cuerpo de clase, ideológicamente al servicio de la oligarquía plutócrata. Un libro interesante sobre el tema es «Chile una dictadura militar permanente: 1811-1999», de Patricio Manns.
Un amigo me decía que ningún análisis o evaluación sobre la realidad política de Chile puede dejar fuera de dicha evaluación a las FF.AA. También proponía algunas preguntas: ¿Qué piensan las FF.AA del lucro en la educación? ¿Qué opinan de la Asamblea Constituyente? ¿Qué opinión les merecen los líderes estudiantiles? ¿Cuál es su concepto de democracia?, etcétera. Tener las respuestas a estas interrogantes es fundamental para el devenir y futuro del país, y que no se diga que las FF.AA no son deliberantes, pues eso es una mentira. Las FF.AA sí son deliberantes, estudian y recogen información acerca de la sociedad civil a través de sus servicios de inteligencia permanentemente para luego procesarla y evaluar. Asunto aparte es que no hagan públicas sus opiniones y conclusiones. Cuando nos referimos a la deliberación de las FF.AA obviamente nos estamos refiriendo a la oficialidad, a los altos mandos, el resto sólo obedece cuando hay que obedecer, cuando hay que actuar por órdenes superiores. Es indudable que las FF.AA deben democratizarse, permitiendo el ingreso a las escuelas matrices de personas de los sectores sociales medios y populares con el aval del Estado. Este paso es una condición sine qua non si se quiere construir una democracia de verdad.
Durante las celebraciones de las fiestas patrias, no de la Independencia de Chile (téngase claro), sino que de la Primera Junta Nacional de Gobierno, que apenas fue un leve asomo de «rebeldía», el 19 de septiembre se homenajean las «glorias del ejército» con una pomposa parada militar que despierta el chovinismo de la inmensa mayoría de los chilenos que asisten a ver el desfile o lo siguen por televisión ¿Ignorancia? ¿Espíritu cortesano? ¿Ingenuidad? ¿Inconsecuencia? Sea lo que sea es peligroso. Recuerdo que incluso Salvador Allende pecó de ingenuidad en ese sentido, cuando en sus últimas palabras dirigidas al pueblo de Chile afirma que las FF.AA rompieron su tradición democrática ¿Qué tradición democrática?, jamás la han tenido y han sido siempre unos solapados al acecho. La historia es clara en eso, muy clara. Ha habido oficialidad con verdadera vocación democrática e institucional, sin duda, pero han sido un porcentaje ínfimo. En una democracia real, verdadera, las FF.AA deben estar absolutamente sometidas al poder civil y no deben tener privilegio alguno por sobre el resto de la sociedad ni debe existir la justicia militar aparte de la civil, esto para empezar. No me cabe duda de que en estos momentos en las escuelas militares se están incubando futuros golpistas y tiranos, y a eso hay que ponerle atajo ahora mismo. Chile no quiere más Pinochet, Labbé, Contreras, etcétera, que sometan a todo un pueblo. Hay que estar siempre atentos.
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