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El presidente de Colombia Alvaro Uribe entre los mas peligrosos del mundo

El Fahrenheit de Uribe

Fuentes: El Tiempo

La noticia aparecida en la revista Newsweek, según la cual Álvaro Uribe Vélez estaría en una lista de los 100 colombianos más peligrosos, de hace trece años en el Pentágono, es tan explosiva como una película de Michael Moore. Según el semanario, el Pentágono aseguraba en 1991 que Álvaro Uribe Vélez era un «político colombiano […]

La noticia aparecida en la revista Newsweek, según la cual Álvaro Uribe Vélez estaría en una lista de los 100 colombianos más peligrosos, de hace trece años en el Pentágono, es tan explosiva como una película de Michael Moore. Según el semanario, el Pentágono aseguraba en 1991 que Álvaro Uribe Vélez era un «político colombiano que colaboraba con el cartel de Medellín, que tenía negocios de narcotráfico en el territorio norteamericano y que trabajaba para el cartel de Escobar», de quien era amigo personal. La nota la firma Joseph Contreras, quien se ha convertido en el Michael Moore de Uribe. Un periodista que no ha desperdiciado esfuerzos en sacar a relucir esa página aún no aclarada de Uribe Vélez y que lo relaciona justa o injustamente con el cartel de Medellín, de la misma forma que ahora Michael Moore insiste en relacionar a George Bush con la familia de Ben Laden, por cuenta de sus negocios petrolíferos.

Aunque el Presidente se ha apresurado a desmentir la información y el Departamento de Estado la minimiza, es evidente que la publicación de estos datos de hace trece años no debe tener muy contento al mandatario de los colombianos. Independientemente de que la nota sea firmada por Contreras, reconocido contradictor de Uribe, es evidente que la decisión de liberar esta información secreta fue tomada por Washington, y nadie duda de que allá, en la capital del tío Sam, se hubiera ignorado que la liberación de una información de esta magnitud no fuera a tener graves repercusiones inmediatas. Dirán en Palacio de Nariño, y con razón, que esa no es la forma de tratar a un presidente tan pro Bush como Uribe, uno de los pocos en Latinoamérica que no escatimó esfuerzos para apoyar a Washington en su absurda aventura bélica en Irak y que además ha sido el mandatario que más ha extraditado colombianos a los Estados Unidos. ¿Qué más le pueden pedir los norteamericanos?

Lo cierto es que la revelación de estos datos plantea un hecho desconocido e inesperado por la opinión pública colombiana: que las relaciones entre Bush y Uribe son más complejas de lo que aparentemente se avizoran, y que detrás de esas expresiones de amistad y de admiración mutua hay serios problemas en La Ponderosa. Todo indica que a Uribe le van a exigir en Washington más demostraciones de genuflexión de las que ya ha hecho.

En otras palabras, que este episodio podría asumirse como una notificación de lo que le puede pasar a Uribe si le da por no extraditar a todos los extraditables, incluidos desde luego a los resbaladizos Rodríguez Orejuela. De paso, Estados Unidos le estaría anunciando a nuestro Presidente que ningún proceso de paz podría ser posible si este tiene que pasar por una negociación con ‘paras’ o guerrilleros extraditables. O sea que, por cuenta de este episodio, las posibilidades de abrir procesos de paz no serían permitidas por el Tío Sam. Estaría forbidden. Guardadas proporciones, nada ha cambiado entre Washington y Bogotá. A Turbay Ayala, quien también salió en otra lista de marras, le pasó lo mismo al inicio de su gobierno. A Samper se le aplicó igual medicina luego del escándalo de los narcocasetes, de la que tampoco se escapó Paz Zamora en Bolivia.

Triste historia la de nuestros países.