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El fantoche de Bucaramanga

Fuentes: Rebelión

Fantoche: “Muñeco que se mueve por medio de una cruceta de la cual cuelgan unos hilos, que van atados a su cuerpo o bien metiendo la mano por debajo del vestido. Se usa generalmente para representaciones teatrales infantiles o populares.”

Rodolfo es un corrupto innato y sus hilos son manejados por un afán de ser el Presidente de Colombia, a toda costa. Prueba de este defecto de carácter ético, es es el caso de corrupción ya señalado para juicio en julio, por el recogido de basura, que envuelve a su hijo. A Rodolfo lo motiva su inflado ego y el afán de poder económico para obtener grandes fortunas como empresario, que ha logrado explotando a la gente más humilde.

El viejito aparentemente gracioso, es en realidad una mala persona, deshonesto y se arma de la mentira y las medias verdades para caer bien. No cree muchas veces en lo que dice. Sin embargo, sigue el libreto de bonachón que le han asignado, al pie de la letra, para dar la impresión de ser espontáneo. Lo hace bien, porque es un actor frustrado. Es el supuesto candidato anti-corrupción,que seguramente irá preso por corrupción, un mes después de las elecciones.

Su asesor argentino es un hábil comerciante de la manipulación comunicacional, que se cambió de bando por dinero. Tampoco tiene escrúpulos, ni principios morales y conoce el arte de la demagogia a la perfección. También es el mercader de asesor político de Rodolfo, a cambio de una fortuna y promesas lujuriosas.

En el fondo, el fantoche sabe cómo hablar sin decir nada, para caerle bien al que lo ve y agradar con su estilo pueblerino. No tiene límites y su espectáculo se acerca al personaje de Cantinflas, cuando dice disparates sin freno. Parte de su arsenal es el efectivo movimiento de las manos y la mirada fija en la cámara, producto de decenas de ensayos previos hasta dominar esa técnica.

Cantinflas: “Persona que habla o actúa de manera disparatada e incongruente, sin decir nada con sustancia.”

En verdad, Rodolfo es un Cantinflas de la política. Hecho a la medida para engañar al pueblo colombiano. Ahora ya sabe que puede ganar la presidencia, con un apoyo total sin precedentes del Uribismo, la oligarquía, los medios masivos corporativos y la inteligencia yanki. Su falsa humildad se le nota a leguas, aunque todavía logra engañar a millones de incautos.

Todo depende de que la gente no se de cuenta de lo que realmente piensa. En el fondo es un ser autoritario, con gran potencial de convertirse en un siniestro dictador represivo contra los pobres, los trabajadores, los indígenas, los negros, la juventud y de todos los movimientos sociales. De ahí su identificación y admiración por Hitler.

Ya logró convencer con su actuación, a casi seis millones de personas. La mayoría gente de bajos recursos económicos y escolaridad, que son fácil víctima de su estrategia comunicacional, fundamentada en la mentira repetida. Esa que popularizó el célebre asesor de propaganda, del asesino en masa de más de 20 millones de judíos en Alemania, que confesó es su ídolo histórico.

Rodolfo también es un lobo vestido de oveja, que se sale del libreto a cada rato. Sus ocasionales exabruptos violentos al agredir o maldecir al contrario, así como las amenazas de muerte, son características de su verdadera personalidad. Por eso, no va a un debate con Petro, porque no le conviene arriesgarse a que se proyecten sus enormes debilidades.

Rodolfo es un charlatán. Habla mucho sobre temas sin trascendencia y de manera simplista. Así alimenta su enfermizo ego y aparenta que habla desde su corazón. Intenta ser un comunicador efectivo, cuando se entrega a la tarea de vender sus atributos personales, pero por indiscreción se le zafan cosas de su vida personal que no debería contar.

De ahí, sus múltiples audios y videos que lo desenmascaran ante el público como lo que es. El verdadero peligro para Colombia, fabricado a la imagen y semejanza de una caperucita. Detrás de la máscara se esconde una escoria humana, a pasos de la presidencia de un noble pueblo que no se merece un personaje de esa calaña.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.