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El fascismo criollo

Fuentes: Insurrección

La paz no es un medio, es el resultado de la consecución de unas transformaciones que permitan una verdadera equidad social. El problema radica en que no existe una visión común de Paz, porque la élite gobernante no está interesada en un Proceso de Paz que implique transformaciones en el modelo económico-social, el sistema político, […]

La paz no es un medio, es el resultado de la consecución de unas transformaciones que permitan una verdadera equidad social. El problema radica en que no existe una visión común de Paz, porque la élite gobernante no está interesada en un Proceso de Paz que implique transformaciones en el modelo económico-social, el sistema político, la doctrina militar, las relaciones internacionales, etc., esta negativa a cambiar la defiende como sus Líneas Rojas.

El Ejército de Liberación Nacional desde que se levantó en armas hace 55 años, ha propendido por la defensa del territorio y las transformaciones sociales necesarias para que exista una nación equitativa y justa para todos los colombianos. Sin embargo, la élite gobernante en defensa de sus privilegios de clase, desde entonces ha atizado una guerra cruenta contra el cambio, donde la peor parte la paga el pueblo.

Un cierto fascismo desarrolla el régimen en medio del choque entre dos adversarios, por un lado la élite dominante que defiende sus intereses plutocráticos y de clase, y por el otro las fuerzas populares que buscan derechos y garantías plenas para las mayorías nacionales.

¿Usted no sabe quién soy yo?

El fascismo criollo cree que la democracia en sí misma es valiosa y a su vez desfigura su concepto, ya que lo reduce al hecho simplista de trampear para hacer elegir a sus operadores políticos, quienes legislan a favor de unos pocos y dejan a un lado la construcción de una sociedad igualitaria en derechos y beneficios para todos.

La élite gobernante con el objetivo de discriminar y hacer una diferenciación de los derechos, ha acuñado el termino «gente de bien», para referirse a los estratos económicos altos y de abolengo por la tradición de sus apellidos; han naturalizado en la sociedad esta clasificación sectaria y por decreto han clasificado a todos por estratos, a lo que se agrega que «aparentar tener y ser» son un elemento común en la vida diaria.

La autodenominada «gente de bien» se beneficia del despojo de tierras y de la adjudicación de contratos y de la burocracia estatal, posiciones desde donde usufructúan las riquezas que se apropian por medio de la corrupción estructural que lubrica a todo el sistema, la que constituye una verdadera cleptocracia mezclada con pigmentocracia que sólo concede estatus social al «descolorido que más derroche», o sea, a quien más roba bienes públicos.

No temerle a sacar la violencia de la política

Este régimen que concentra la riqueza e incrementa día a día los empobrecidos y excluidos, se sostiene por su guerra declarada contra la sociedad y por su alianza incondicional con la plutocracia que manda en el imperio norteamericano.

La democracia no puede ser el régimen de la sinrazón sostenido con golpes de opinión mediática y el exterminio de líderes sociales, defensores de derechos humanos y del territorio, opositores, rebeldes.

Las necesarias luchas por el poder, que reflejan los intereses encontrados , deben hacerse sin violencia, pero a este escenario le teme la élite dominante.

Pretender que sólo una parte se pacifique -la más débil-, mientras la otra, la fuerte, prosigue manteniéndose en el poder a costa de eliminar oponentes, sería cohonestar la perpetuación de la violencia estructural del régimen, que es tanto represiva como de injusticia social.

El Amor Eficaz de Camilo

La solución política no es un favor o una necesidad de la insurgencia, por el contrario, es el sentir de la mayoría de la sociedad que considera urgente e inaplazable pasar la página de la guerra, de la injusticia social y del sometimiento al imperialismo norteamericano.

La paz no puede reducirse únicamente al progreso de un desarme de la guerrilla o de una Mesa de Conversaciones; por el contrario, la paz es un esfuerzo colectivo que implica sacar la violencia de la política y resolver la problemática estructural que origina y sostiene el alzamiento armado.

A esta visión de solución política del conflicto está dispuesto el ELN y llama a toda la sociedad para que mancomunadamente desarrollemos una visión común de paz, que marque una ruta y un proceso de transformaciones construidas en un consenso nacional.

Para ello, es necesario desarrollar el concepto de Amor Eficaz que planteó Camilo Torres, ese amor que nos lleva a la búsqueda incesante y la materialización de la igualdad de derechos, como la base de la construcción de un amor sólido que se erige con dignidad.