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El fetiche de la paz en Colombia

Fuentes: Rebelión

 Reitero, en todas las letras, que el triunfo electoral del llamado Pacto Histórico es un gran paso (positivo) en el difícil “proceso” de lograr una democracia avanzada (post capitalista y ¿porqué no, socialista?) en la atormentada Colombia. Dicho esto, también alerto sobre mi probable sesgo profesional “cientifista” de una persona que ha estudiado y practicado durante su vida dos disciplinas basadas en el método científico y dialéctico como son la Antropología y la Medicina.

Pondré un ejemplo, que mis contradictores idealistas escolásticos posiblemente tachen de biologista, sin que por esto lo sea: Un paciente se queja de fiebre y que se siente abrasado por un calor interior en todo su cuerpo: un síntoma (subjetivo) . El médico toma la temperatura al paciente, la mide con un instrumento y comprueba que está 2° grados C por encima de lo normal, y anota el signo (objetivo), fiebre de 39, 6 °C. Mientras escribe en la historia clínica, su mente clínica y móvil, mediante un proceso de abstracción dialéctico, empieza a confortar patologías y a descartar el sinnúmero de ellas que producen este síntoma/ signo; es decir se propone una serie de hipótesis teóricas que él estudió y practicó sistemáticamente durante los largos años de formación y práctica profesional. Finalmente, después de confirmar y descartar hipótesis o diagnósticos diferenciales mediante exámenes rigurosos y objetivos, medibles u observables; escribe o concreta ( hay quienes dicen concretiza) un diagnóstico definitivo. Instaura un tratamiento y propone una cura o post tratamiento.

En ciencias sociales es un poco más complejo por lo tendencial de los fenómenos, pero se conserva el camino (método) usado por las demás ciencias físicas y naturales. Esta fue la razón por la cual el reconocido filósofo marxista Georg Luckács, estudioso de la relación dialéctica y metódica que existe objetivamente entre Hegel y Marx, escribió aquella dura sentencia (incluso para los marxistas deterministas) de que “en cuestiones de marxismo la ortodoxia se refiere exclusivamente al método”.

Con esto, puedo dar un salto de pulga, casi mortal, para permitirme caer en el tema de la paz en Colombia, para lo cual voy al piso que da la Real Academia de la Lengua Española RAE; el significado de la palabra paz. Así:

1. f. Situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países. 2. f. Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos. 3. f. Acuerdo alcanzado entre las naciones por el que se pone fin a una guerra. U. t. en  pl. con el mismo significado que en sing. 4. f. Ausencia de ruido o ajetreo en un lugar o en un momento. 5. f. Estado de quien no está perturbado por ningún conflicto o inquietud”..

Como es fácil de colegir, en el abanico de nuestra bella y polisémica lengua puede ser: a) una “situación” en uno o varios países, b) una “relación” entre personas, c) un “acuerdo” (compromiso o tratado) para poner fin a una guerra entre naciones, d) “silencio” en un lugar o momento, e) también, un “estado mental” particular. Como estamos hablando de Colombia, una sociedad concreta históricamente determinada con un profundo conflicto histórico social armado, que apenas se empieza a discutir su caracterización científica y objetiva; debemos referirnos entonces a una situación social (numeral 1) y a un acuerdo o tratado (numeral 3). Es decir hablamos de una situación y de un acuerdo o compromiso, ambos “sociales”.

Y aquí, es donde la marrana tuerce el rabo : En Colombia, “la lucha armada“ a la que se refiere el primer significado de paz de la RAE citado, es como la fiebre de nuestro ejemplo médico un signo objetivo,pero a su vez también es un síntoma subjetivo calcinante. Es pues una contradicción real y objetiva producida por un conflicto que como lo definió “académicamente” el profesor Vasco Alexander Ugalde, es un conflicto multicausal y multidimensional; histórico y armado; interno e internacionalizado; y procesos de paz con acuerdos limitados e incompletos. ( Balances y Perspectivas del cumplimiento del Acuerdo de paz en Colombia 2016-2022) Bilbao. 2022, páginas 17 a 135.) Es decir, con muchas aristas y complejidades, con muchos contradictores y sobre todo, con muchas contradicciones de fondo o estructurales. En donde la noción de paz en lugar de ser un fin para lograr la “situación social de paz, o el acuerdo de paz”, dados por la RAE, es más bien un medio y no un fin en sí mismo.

Esta es la alienación, o la vuelta al revés que ha adquirido dicha noción de paz en nuestro país, como resultado de los 75 años de conflicto histórico social y armado que llevamos en varios ciclos de confrontación militar y, de la conversión de la palabra paz en un fetiche, hecho por parte del Bloque de Poder Dominante con su soportes ideológicos religiosos y mediáticos y de su soporte internacional..

La palabra paz que dada su polisemia en nuestro idioma, en Colombia, como consecuencia del conflicto interno ha sido banalizada, degradada y convertida, por la ideología y la moral dominantes, en un fin en sí mismo: Repito. Un fetiche idealizado y no en un medio concreto para superar el profundo conflicto que se expresa en el “signo/ síntoma de la lucha armada”, la que se debe concluir definitivamente. Fetiche incluso sacralizado al que periódicamente, cada década, se le rinde culto religioso en el altar mediático de un ruidoso y perturbador proceso de paz, que generalmente no llega a ningún fin práctico, fuera de las grandes ganancias económico financieras obtenidas por el oligopolio mediático internacional dominante y, por los traficantes de armas que llenarán sus cuentas secretas con la siguiente venta de armas con las que se desarrollará el nuevo ciclo armado que viene en camino.

En la década anterior, discutíamos las lineas rojas que puso en la Habana aquel cínico/ hipócrita y asesino premio nobel de paz, que adelantó un proceso de paz preparado desde cuando era ministro de defensa del muniführer Uribe Vélez, mediante los conocidos falsos positivos de inocentes civiles y liquidando con bombardeos indiscriminados a los comandantes guerrilleros que establecieron contactos de paz para adelantar un proceso de paz. Siempre la palabrería de la paz por delante.

Según un estudio recientemente publicado en la revista Raya. com https://revistaraya.com/la-paz-grande-o-pequena-la-paz-total-en-disputa, la primera linea roja amenazante del gobierno Santos, precaria por su inestabilidad e incertidumbre fue, “nada está acordado hasta que todo esté acordado”. La segunda fue, no se negocia el modelo económico, ni la doctrina de seguridad, ni el régimen político” ¿Qué se puede añadir a tal mezquindad? .Y la tercera línea roja fue, “no habrá paz armada”, la que precisamente desnudó al fetiche ¿Cómo puede haber una paz armada? Por definición no la hay. Era el truco para que el secretariado de la guerrilla desde la Habana Cuba, ordenara a sus frentes en Colombia se desarmaran apresuradamente una vez se firmara el acuerdo de paz ¿Es necesario repetir la monserga de las consecuencias deletéreas que este truco Santista produjo en las filas guerrilleras y en sus bases sociales de apoyo, al precipitar su atomización y fraccionamiento en múltiples frente guerrilleros desintegrados, que inmediatamente fueron satanizados por el oligopolio mediático del santismo como disidentes”?.

Y llegamos al aquí y al ahora: Al gobierno del Pacto Histórico que ha lanzado la “paz total” como consigna central de su gobernanza y, se apresta a realizarla, poniendo nuevamente al orden del día el asunto de las líneas rojas para la paz, las que ya habían sido trazadas desde mucho antes de que el actual Presidente ganara las elecciones. La línea roja suprema, ahora ya no tiene la  dura arrogancia de las anteriores, pero sigue siendo de todos modos una línea roja que no se puede transgredir ; es nada menos que el Modo de Producción dominante en Colombia: la bobada del capitalismo financiero transnacionalizado y global que domina, explota y saquea  al pueblo trabajador colombiano. En todo caso es un margen amplísimo que no hay duda se debe utilizar en el proceso democratizador y constituyente que se está viviendo.

Proceso que ha hecho surgir un problema mayor en la gobernanza del actual  y que necesariamente resonará ruidosamente en los procesos de paz que se adelantan y los que se van a adelantar : El rechazo a la reforma política gubernamental presentada al congreso para su aprobación democrática ¿Tienen algo que ver los quintacolumnistas que el Santismo incrustó en la dirección del Pacto Histórico; el presidente del congreso y el ministro del interior, encargados de la redacción y trámite correspondiente de tal reforma en el parlamento?

Eso se aclarará más tarde. Por ahora, lo cierto es que ante tal descalabro, la senadora Piedad Córdoba del Pacto Histórico, volviendo por sus fueros políticos de luchadora contra el fetiche de la paz y por una verdadera paz sin alienaciones, ha escrito un excelente análisis político con el sugerente título “Asamblea Nacional Constituyente para una nueva reforma política, cuya conclusión comparto y reproduzco un poco más abajo, por encontrarla totalmente acorde con una verdadera Solución Política al llamado conflicto colombiano, en cuyo centro (como lo hemos repetido incansablemente desde ese mismo momento del 2001) está una nueva Asamblea Nacional Constituyente que refleje, adecuada y realmente, en la Constitución de Colombia, la real correlación de fuerzas en el proceso constituyente y el proceso democratizador de la actual sociedad colombiana.

Inmediatamente tan sensible propuesta política, ha recibido innumerables comentarios. Uno que me interesa es el del diario conservador El Colombiano.com, propiedad de la señora Ana Mercedes Gómez, quien en 2001, junto con migo, el magistrado Vladimiro Naranjo y el dirigente comunista Carlos Lozano director del semanario Voz, formamos la conocida Comisión de Notables del Caguán ( proceso de paz del presidente Pastrana),  quien hoy en el periódico de su propiedad con suficiente conocimiento de lo que esto significa, lanza a sus colegas del oligopolio mediático una desteñida alarma pública, color sepia, con la siguiente nota:  “Vuelve el fantasma de la constituyente: Piedad Córdoba pidió Asamblea Nacional para modificar la carta magna. ( ver https://www.elcolombiano.com/colombia/piedad-cordoba-pide-asamblea-nacional-constituyente-para-reforma-politica-LI20933888 )

¿ Cual es el aterrador fantasma al que se refiere el diario el Colombiano.com?. Simplemente, la conclusión nítida y clara de la Senadora Piedad Córdoba en su artículo mencionado, que como conclusión general cito a continuación :

…”Es evidente que el actual Congreso no tiene la capacidad de liderar transformaciones estructurales en materia política, ni siquiera pudo instalar matices relevantes en ese proyecto fallido de reforma, pues todos los intentos de reforma han sucumbido en las cómodas estrategias conservadora y perversas de cada partido o en las aguas heladas del cálculo personal.

En conclusión, una nueva reforma política que genere transformaciones debe estar por fuera de la institucionalidad del Congreso y fuera de los pactos de cúpula, una nueva reforma política, tendrá que ser el fruto de una Asamblea Nacional Constituyente que se haga para este tema en particular y que recoja el sentir de los partidos, pero también de los movimientos sociales y del pueblo colombiano.

Una reforma que no solo dé cuenta de los aspectos mecánicos electorales, sino de construir la base social de un nuevo proyecto político de país que revolucione  las costumbres políticas y apunte hacia una nueva cultura política democrática”.   Piedad Córdoba 28.03.2023.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.