Tras ser detenido por la PDI el ex integrante del FPMR Florencio Velásquez Negrete habría señalado a sus aprehensores que el no tuvo nada que ver en los crímenes que se le imputan, pues en esa época trabajaba para «La Oficina» bajo las órdenes del actual diputado socialista Marcelo Schilling. Según nuestras fuentes, lo primero […]
Tras ser detenido por la PDI el ex integrante del FPMR Florencio Velásquez Negrete habría señalado a sus aprehensores que el no tuvo nada que ver en los crímenes que se le imputan, pues en esa época trabajaba para «La Oficina» bajo las órdenes del actual diputado socialista Marcelo Schilling.
Según nuestras fuentes, lo primero que habría dicho «El Floro» tras ser identificado por la policía y detenido por su eventual participación en el secuestro del hijo del magnate Agustín Edwards y en el asesinato de Jaime Guzmán, uno de los principales colaboradores civiles e ideólogo de la dictadura de Pinochet, fue que «…pregúntenle a mis jefes donde estaba en esos momentos» refiriéndose a los crímenes por los que era buscado.
Trascendió que al consultársele por la identidad de sus «jefes» habría respondido «Marcelo Schilling, él fue uno de mis jefes mientras colaboré con La Oficina».
Velásquez, uno de los frentistas que se fugó de la Cárcel Pública en enero de 1990, se encontraba prófugo viviendo con otra identidad en la comuna de La Cisterna en Santiago, oculto al parecer no sólo de sus posibles captores de la policía, sino que también de quienes fueron sus compañeros en la lucha antidictatorial, pues a muchos causó extrañeza su desaparición total por tantos años y se rumoreó que, posiblemente, se había convertido en colaborador de Schilling.
Como se recordará la controvertida «Oficina» fue creada en 1991 durante el gobierno de Aylwin bajo el nombre de Consejo Coordinador de Seguridad Pública, a cargo del actual Diputado Marcelo Schilling quien tuvo la misión de desarticular al FPMR y al Movimiento Juvenil Lautaro.
Quien fuera jefe de «La Oficina«, durante su primer año de existencia ha sido acusado, de utilizar cuestionables métodos para cumplir su labor, como el haber utilizado a los servicios de inteligencia de la fuerzas armadas, contaminados en la lucha represiva, y convertido en soplones y delatores, a cambio de dinero, a antiguos militantes anti dictadura y, mediante estos, infiltrar los grupos armados que siguieron activos luego del inicio de la llamada transición democrática, se dice que Schilling fue brazo ejecutor en la articulación del llamado pacto de impunidad que hasta hoy existe en Chile y que ha impedido lograr la anhelada verdad y justicia que reclaman las víctimas de Pinochet y sus cómplices uniformados y civiles.
El ex guardaespaldas del Presidente Salvador Allende, que sólo hace uno días sufriera una «funa«, en el centro de Santiago, por parte de familiares de víctimas de la dictadura por su oposición a develar los secretos de la Comisión Valech, seguramente, será llamado a declarar por el Juez Mario Carroza tras abrirse esta arista en medio de la detención de Florencio Velásquez.
Pudiera ser que luego de la revelación de estos antecedentes uno de las capítulos más oscuros de la transición, cómo fue el trabajo sucio realizado para desarticular a los grupos radicales y desmovilizar la exigencia de una democracia con verdad y justicia, sea conocido en detalle y aquellos que tuvieron responsabilidades en la ejecución de dudosos métodos para estabilizar la democracia expliquen y respondan pos sus actos.
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