Recomiendo:
0

El «Frente Antiterrorista» nos da una oportunidad

Fuentes: Rebelión

El pasado 5 de julio de 2012 en un homenaje al ex ministro Fernando Londoño Hoyos realizado en el Club El Nogal de Bogotá, los uribistas lanzaron el llamado «Frente Antiterrorista», que -según ellos- no es un partido político, pero sí busca -como el mismo Uribe lo afirmó- promover candidaturas para las elecciones de 2014, […]

El pasado 5 de julio de 2012 en un homenaje al ex ministro Fernando Londoño Hoyos realizado en el Club El Nogal de Bogotá, los uribistas lanzaron el llamado «Frente Antiterrorista», que -según ellos- no es un partido político, pero sí busca -como el mismo Uribe lo afirmó- promover candidaturas para las elecciones de 2014, es decir el poder.

Este lanzamiento es hecho en una coyuntura de profundización de la crisis institucional que vive el país desde hace varios años. La «Reforma» a la «Justicia» alebrestó los ánimos de una ciudadanía inconforme, cansada de unos congresistas que descaradamente legislan para unos intereses totalmente alejados de los del pueblo colombiano (tal cual lo hicieron aprobando los TLC, pero como ahí no hubo eco de los medios de comunicación, pudieron pasar de agache esa estafa al país).

La coyuntura también está marcada por el distanciamiento de dos pesos pesados de la política nacional: Álvaro Uribe (máximo representante de la derecha rural) y su antiguo ministro de defensa Juan Manuel Santos (miembro de la tradicional élite nacional y representante de una derecha urbana), que ahora es presidente gracias a la ayuda electoral de la maquinaria legal e ilegal de Uribe. Este distanciamiento se da, entre otras cosas, porque Santos tiene su propia agenda y su talante no le daba para ser un títere de Uribe. De hecho el candidato que Uribe apoyaba verdaderamente era el hoy preso Andrés Felipe Arias, pero este fue derrotado en la consulta interna del Partido Conservador por Noemí Sanín.

El Marco Jurídico para la paz, que daría vocería política y elegibilidad a miembros de grupos guerrilleros -luego de un eventual proceso de paz- que no sean responsables de crímenes de lesa humanidad tiene enfurecido al uribismo. Esto sumado a la poca ayuda de Santos a sus antiguos compañeros políticos uribistas que son investigados, han sido encarcelados o han buscado asilo, deben tener al expresidente y a su séquito asustados, porque cada vez son más los testimonios que lo relacionan a él con acciones ilegales durante su presidencia y su vida en general. Otro tema de discordia es el del fuero militar que busca darle inmunidad a las fuerzas militares, ignorando que como agentes estatales deben respetar la Constitución y la Ley por muy cruel que sea la violencia que vive el país.

El Frente Antiterrorista, la Marcha Patriótica y Santos

En el mes de abril del presente año se lanzó formalmente, y con una gran movilización social, el movimiento político Marcha Patriótica. Una alternativa de izquierda que no pretende ser un partido político, sino un movimiento que busca la segunda y verdadera independencia. Esto le da la ventaja de poder convocar y reunir sectores políticos sin que estos deban disolverse ni abandonar sus propias formas de organización para pertenecer a la Marcha.

La Marcha, al igual que quiénes creen que en Colombia hay un conflicto armado cuya solución es necesariamente la negociación política, es vista por la ultra derecha como una organización que le «sigue el juego al terrorismo» (ellos no son capaces de concebir en sus mentes que se puede ser de izquierda sin ser un guerrillero). De ahí que se pueda pensar que la idea de que el Frente sea también un movimiento político y no un partido, esté relacionada con poder convocar a los sectores de la derecha que hacen parte de la coalición del gobierno pero que no abandonarían la coalición para apoyar a Uribe porque perderían sus cuotas burocráticas (recordemos que en ellos priman los intereses y no la convicción política).

Esto debe ser preocupante para Santos y sus aspiraciones releccionistas, y para Germán Vargas, quien también tiene aspiraciones presidenciales. Si no mueven bien sus fichas, si le dan papaya al uribismo y sus crecientes críticas, si no cumplen con sus promesas más visibles como las cien mil casas «gratis», si no apoyan más decididamente a los militares que cometan abusos (fuero militar), pueden perder el poder político en el 2014. Entonces desde el punto de vista de los intereses de Santos, lo peor que puede hacer seria cazar una pelea con Germán Vargas (quizá por la aspiración presidencial), su más fuerte aliado.

Asamblea Nacional Constituyente

El tema de una Constituyente ha estado sobre la mesa desde hace varios meses y también fue uno de los puntos que se tocaron en el homenaje a Londoño.

La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en este momento de la historia del país sería lo más peligroso que podría pasar. Si bien es cierto que el país necesita reformas de fondo, el poderío vivo de la parapolítica (incluido el narcotráfico), que ha elegido mayorías parlamentarias, se adueñaría de importantes mayorías en los escaños de la Constituyente, imponiendo políticas totalmente regresivas en materia de libertades, distribución de la tierra y reparación de víctimas, y le abriría el camino a un tercer gobierno de Álvaro Uribe, hoy inhabilitado para ser candidato presidencial.

Esa debe ser la meta principal del Frente Antiterrorista, que no tiene en este momento una figura fuerte que pueda ser candidato presidencial, aunque tiene a varios que quisieran ser ungidos para que Uribe gobierne en cuerpo ajeno.

Un tema que me preocupa es que la crisis institucional se profundice tanto, que ante la imposibilidad de una Constituyente la ultraderecha de un golpe de Estado. Esto a muchos les puede sonar descabellado en Colombia, pero recuerden que hace unos meses se conoció una carta de exmilitares que prácticamente amenazan al Presidente Santos con un golpe si sigue gobernando como lo está haciendo hasta ahora.

Un Frente Democrático

La aparición del Frente es el resultado de la oposición del uribismo al gobierno Santos, que fue elegido, como ya dije, con la ayuda de Uribe. Los roces entre estos dirigentes políticos implican una fuerte división de la derecha colombiana, que hará que se quiten votos mutuamente. No es una «pelea de compadres» como lo dice el Senador del Polo Democrático Jorge Robledo, es mucho más que eso así en lo económico sean prácticamente la misma cosa.

Si Santos quiere debilitar a Uribe quitándole legitimidad a su discurso, deberá llevar más a la derecha algunas de sus banderas y seguir dándole golpes a las guerrillas que pueda capitalizar mediáticamente tal como lo hiciera Uribe en su momento. También debe cambiar su lenguaje por uno más guerrerista, lo que le quitaría ese talante democrático que ha pretendido darse a sí mismo. Podría, incluso, cazar una pelea con Chávez en época electoral. Pero aun así los uribistas ya no confían en él.

Otra opción es que Santos se la juegue por el centro político buscando la reunificación del Partido Liberal. Pero aun así muchos líderes de la derecha seguirían apoyándolo porque siendo presidente en ejercicio tiene la ventaja para hacerse reelegir y mantener las cuotas burocráticas. En este escenario, la derecha también estaría fragmentada y las condiciones para un gobierno alternativo serian más favorables.

La izquierda colombiana de hoy está más fragmentada que hace cuatro años, pero sus diferencias son mucho menores que sus puntos de encuentro: salida negociada al conflicto, redistribución de la tierra, reparación de las víctimas, protección a la industria nacional frente a los tratados de libre comercio, la educación como derecho…

Es por esto que Progresistas, el Polo Democrático y la Marcha Patriótica deben unir esfuerzos en un amplio Frente Democrático y escoger a un candidato único que pueda derrotar electoralmente a Santos (o Vargas Lleras) y al candidato del uribismo. Es un deber histórico y seria tonto no hacerlo. Es hora de dejar a un lado egos y vanidades y diferencias del pasado.

Este Frente Democrático debe llegar -en mi humilde opinión- con listas cerradas a las elecciones regionales y parlamentarias. Y si. Sé que será difícil ponerse de acuerdo a la hora de armar esas listas, pero llegar divididos y con listas preferentes, compitiendo entre ellos mismos, difícilmente dará bancadas fuertes.

La creación del Frente Antiterrorista es muy peligrosa para el país, pero debe verse entonces como una oportunidad histórica de unidad para la izquierda colombiana. Hay un enemigo político común muy fuerte, capaz de cualquier cosa por regresar al poder. Hay que detenerlo y la división no es una opción.

Twitter: @SantiagoPeye

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.