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Cronopiando

El general Peter Pace y Salva Ballesta

Fuentes: Rebelión

Curioso el destino de algunos personajes a los que la casualidad pone de manifiesto el mismo día y en los mismos medios. Cierto que por distintas razones pero, tanto el general Peter Pace como el jugador de fútbol Salva Ballesta, al margen de la distancia, muestran una paridad mental tan próxima y descerebrada, que casi […]

Curioso el destino de algunos personajes a los que la casualidad pone de manifiesto el mismo día y en los mismos medios.

Cierto que por distintas razones pero, tanto el general Peter Pace como el jugador de fútbol Salva Ballesta, al margen de la distancia, muestran una paridad mental tan próxima y descerebrada, que casi podrían intercambiar discursos y seguir siendo los mismos impresentables que conocemos.

El militar, se destapaba en estos días con unas declaraciones al Chicago Tribune en las que afirmaba que los homosexuales son «inmorales, de comportamiento desvergonzado», y no deben formar parte del ejército de los Estados Unidos.

Desde que en 1993 Clinton estableciera una ley conocida como «No preguntes, no lo digas», que permitía a los homosexuales servir en el ejército estadounidense siempre y cuando escondieran sus preferencias sexuales, más de 10.000 soldados abandonaron la milicia y otros 50.000 optaron por ocultar su condición.
El futbolista declaraba ayer que «la bandera de España hay que llevarla con dos cojones y servir a España hasta morir». «Si Aznar me hubiera hecho ir a Iraq, yo voy el primero. Todos los militares que van allí si son militares de verdad, van encantadísimos».

Lo penoso del caso, de la tanta coincidencia ideológica, es que no se conozcan tan singulares personajes y puedan complacerse y complacernos.

Porque si el jefe de Estado mayor Conjunto de Estados Unidos y primera autoridad militar necesita gente con dos cojones para ir a Iraq o a Afganistán, el futbolista del Levante, que lleva en las suelas de sus botas la inscripción «Arriba España» dice tener cojones suficientes y saber, además, cómo es que hay que hacer para resolver cualquier problema en 72 horas: «Si te dejas de legalismos y actúas como hay que actuar, dicen que atentas contra la humanidad pero yo lo tengo muy claro y tengo dos cojones para decirlo: hay que dejarse de pancartitas y hostias».

Así que ojalá puedan el futbolista de los cojones y el macho de militar sellar su cojonera coincidencia y marchar juntos, «con dos cojones por banda y viento en popa a toda vela» a cualquiera de las malditas guerras que hacen y pregonan, en la esperanza de que alguna humana causa, finalmente, los descojone a ambos, aunque con ello también pierdan la cabeza.

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