El programa de YVKE Mundial «En Órbita» conversó este martes con el integrante del colectivo danés acusado de «colaborar con el terrorismo» por vender franelas (camisetas) a beneficio de sendos proyectos de comunicación de las FARC de Colombia y del FPLP de Palestina, Ulrik S.Kohl.
El programa de análisis internacional «En Órbita», que YVKE Mundial emite todos los martes de 7 a 8 p.m. conversó esta semana con uno de los seis acusados en el «juicio de las franelas», que tiene en la Corte Suprema de Dinamarca un nuevo episodio que está previsto se salde el próximo 13 de marzo.
Este inusual proceso tiene de cabeza al Gobierno de Álvaro Uribe y a más de un funcionario estadounidense, ya que lo que se juzga en el fondo no es tanto si estos seis jóvenes daneses incurrieron en el delito de «terrorismo» por vender unas franelas a beneficio de una emisora de radio y de un taller gráfico (algo que incluso la corte regional que los condenó en segunda instancia rechazó, con sentencias simbólicas para un delito tan sumamente grave). Sobre lo que va a dirimir la Corte Suprema de Dinamarca es el carácter del Estado colombiano, el estatus de las FARC como fuerza beligerante, el derecho a resistir del pueblo colombiano y la «lista negra» de organizaciones y personas «terroristas» adoptada por la UE en 2002, siguiendo los designios de Bush y su «guerra preventiva».
¿Por qué deciden un día poner a la venta franelas con logo de las FARC y del FPLP?
El papel fundamental en Guerreros y Amantes es que nosotros abogamos por una apertura para la democracia y para una solución negociada del conflicto colombiano. Eso es lo fundamental. Y el colectivo nuestro, Guerreros y Amantes, es uno de los espacios internacionales donde la gente de muchos países se expresa en favor de las FARC y en contra de un gobierno criminal y mafioso, como es el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Como sabrán, desde Colombia los medios de comunicación oficialistas les están atacando: les acusan de desconocer la realidad del conflicto colombiano y de «apoyar ingenuamente a un grupo terrorista». ¿Qué tienen ustedes que decir a esto?
Es muy cierto que desde el Gobierno colombiano y desde algunos medios hemos recibido muchos ataques, pero al mismo tiempo hemos recibido muchísimo apoyo. Todos los días nos llegan correos de apoyo, de felicitaciones de colombianos que piensan diferente del gobierno y de los grandes medios colombianos relacionados con la política de Uribe.
Lo que a nosotros nos interesa mucho en toda esta situación es la discusión del carácter del Estado colombiano. Como todos sabemos, el Estado colombiano formalmente es una democracia, pero está dirigido por un gobierno ilegítimo y criminal. Eso para nosotros es el punto clave de por qué es justificado la rebelión armada, la resistencia de un pueblo que está siendo reprimido y perseguido por ese tipo de Gobierno ilegítimo.
La primera sentencia que ustedes reciben de un tribunal local tuvo mucha repercusión porque sentaba un precedente jurídico muy importante, ya que señalaba dos cosas: una, que la supuesta lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea no tiene validez legal ante un tribunal, y otra es que se juzgaba el fondo de la cuestión, de la situación de Colombia, señalaba que no se podían calificar a las FARC o al FPLP como organizaciones esencialmente terroristas. ¿Cuál es la presión que han sentido ustedes después, al apelar el Ministerio del Interior e ir a un juicio regional, en septiembre de este año pasado, sobre los jueces y la justicia danesa?
Obviamente es un juicio político. Porque se juzga el carácter del Estado colombiano. Entonces hay muchísimo interés, sobre todo por parte del Gobierno de los Estados Unidos, porque desde allá se ha tenido la idea de que condenar a la solidaridad con las FARC significa rescatar la imagen paramilitar de Uribe, y eso ha interesado muchísimo al Gobierno de Bush. Por eso han intentado introducir como testigos expertos en el proceso legal de «Guerreros y Amantes» a personas muy sospechosas, pagados por el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos. De esa forma, se ha vuelto un proceso legal con connotaciones internacionales.
Pero yo creo que lo clave sigue siendo lo mismo. Ha sido un proceso de más de 3 años, donde se está debatiendo en cada momento el estatus del gobierno colombiano. Y la argumentación nuestra de que la resistencia se justifica, y no se le puede tildar de terrorismo, ha sido bien sustentada por los diferentes testigos expertos que los jueces han llamado para declarar.
El Gobierno de Uribe llegó al poder a través del fraude, como ha quedado demostrado con todo el escándalo de cómo se manipuló desde el DAS a las elecciones, no solamente a través del fraude, sino también de la física eliminación de los opositores. Entonces, es un gobierno ilegítimo. Pero, además de ser ilegítimo, es también criminal, porque está violando de una manera sistemática los derechos humanos.
Un ejemplo es el caso de los falsos positivos, donde la fuerza pública colombiana, durante el Gobierno de Uribe, ha asesinado a más de 1.400 civiles, presentándolos después como «guerrilleros muertos en combate». Otro ejemplo es que más de 400 sindicalistas han sido asesinados durante el Gobierno de Uribe, con el involucramiento del aparato del Estado. Entonces, estamos hablando de un Estado donde la democracia es solamente formal, y en la realidad se está aplicando un terrorismo por parte del Estado. Esa realidad no la puede borrar el Estado señalando a la oposición armada como si es ella la que es terrorista.
La Corte Regional incluso llegó a rechazar las pruebas que presentaba la acusación porque habían sido obtenidas bajo tortura. Una descalificación del Estado colombiano gravísima. Y eso hacía pensar que, de alguna forma, el tribunal se iba a inclinar por absolverlos a ustedes y desestimar la acusación contra ustedes como «colaboradores del terrorismo». ¿Cómo interpretaron ustedes la sentencia tan ambigua que se produce en septiembre de 2008, condenando a una parte, absolviendo a otra, y a los que fueron condenados, con unas penas que para un delito tan grave como «colaboración con el terrorismo» suenan como simbólicas?
Tienes razón, es una sentencia muy ambigua, pero nosotros no estamos satisfechos con este veredicto, porque pensamos que no ayuda para nada a lo que nosotros queremos, que es abogar por una solución pacífica, por una salida a la guerra que no sea más guerra.
Nosotros pensamos que el reconocimiento político a la insurgencia es necesario para que pueda haber un diálogo, para que las partes del conflicto se sienten a conversar. El Gobierno colombiano se está resistiendo a esa salida dialogada, y nosotros queremos que el Gobierno danés juegue un papel positivo, por una vez, para todos, legalizando a las FARC.
El juicio en la segunda instancia tenía, por una parte, el aspecto de que estaba descalificando al Gobierno colombiano, diciendo que esa no es una democracia en el sentido de que se respeten los derechos humanos, porque la práctica de la tortura es sistemática: a los presos políticos se les está torturando de diferentes formas, y ningún Estado de Derecho puede permitir que la tortura sea sistemática. Ese era un aspecto pensamos muy objetivo, de esa sentencia.
Por otra parte, se decía por una mayoría de los jueces -no por todos, sino por una mayoría- que a nosotros también nos iban a castigar porque se le considera a las FARC como una organización terrorista, por el hecho de que en el accionar de la guerrilla hay fatalidades civiles. Pensamos que allí se dio medio paso adelante, pero sin querer hacerlo de lleno.
Por eso tenemos, obviamente, que apelar ese juicio, y estamos esperando que ahora en la tercera instancia, en el Tribunal Supremo, vamos a ver más jueces que no se dejan presionar. Eso es lo que esperamos que ocurra.
¿Cómo han valorado ustedes dentro del colectivo «Guerreros y Amantes» el riesgo que están asumiendo al decidir dar la batalla por tercera vez y recurrir a la Corte Suprema? Recordemos que, según la legislación danesa, podrían enfrentar penas de hasta 10 años de prisión. ¿Qué razones les llevan a ustedes a asumir ese riesgo y a seguir combatiendo en los tribunales?
Nosotros de ningún modo nos sentimos como víctimas de esta situación. De ninguna manera. Las verdaderas víctimas del conflicto y de la llamada «guerra contra el terrorismo» es la población colombiana. Que quede muy claro. Es el pueblo colombiano el que sufre el terrorismo de Estado, que sufre el desplazamiento forzado, una distribución de tierra muy injusta, unas condiciones de miseria, de hambre y de desempleo que superan la imaginación. Nosotros no lo vemos como un riesgo que estamos asumiendo, sino más bien como una posibilidad de abogar por que haya una solución política al conflicto, y para que haya una apertura democrática en Colombia, algo que está en mora.
Sabemos que Estados Unidos no solamente apoya, sino que promueve activamente la llamada «política de seguridad democrática» del presidente Uribe y el terrorismo de Estado, pero ¿cómo valoran ustedes el papel que en el plano internacional y en la llamada «guerra contra el terrorismo» desde los atentados de septiembre de 2001 está jugando la Unión Europea, y qué papel debería jugar?
La Unión Europea ha tenido una posición de seguimiento total a lo que fue la política de la Casa Blanca. O sea, a los que el gobierno de Bush señaló como terroristas porque estaban luchando contra regímenes como el de Uribe, la mayoría de los gobiernos europeos asumieron eso como si fuera una obligación, por esa alianza transatlántica, de también meter a esas organizaciones insurgentes o de liberación nacional, en la «lista negra» de la Unión Europea.
Aquí, en el país vecino, que es Noruega, no se considera a las FARC como terroristas. No se aplica la lista negra de la Unión Europea, precisamente porque el gobierno noruego insiste en la resolución de conflictos a través del diáologo. ¿Cómo vas a un diálogo sin el reconocimiento político de la otra parte del conflicto, en este caso, de la insurgencia colombiana?
Nosotros pensamos que esa posición del Gobierno noruego es muy acertada, y debe servir como modelo para los otros gobiernos europeos.
Ustedes han recibido no solamente la solidaridad internacional de muchos colectivos y organizaciones que luchan por una solución dialogada y política al conflicto colombiano, que tiene raíz política, sino que también dentro de Dinamarca, han recibido una solidaridad muy activa por parte de supervivientes de la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial. ¿Nos podría explicar cómo ha sido, y cuáles son las razones que han llevado a estas personas, que ya tienen avanzada edad, a levantar la misma bandera que ustedes y a decir que las FARC no son terroristas?
Efectivamente. Son tanto ex combatientes de la resistencia contra los nazis durante la II Guerra Mundial, como también sobrevivientes de los campos de exterminio de los nazis. Estos compañeros ancianos nos están prestando una solidaridad muy importante y muy grande. En estos días han estado en la Plaza Mayor de Copenhague, con una instalación artística de diez metros de altura, con la imagen de una guerrillera de las FARC junto con imágenes de la resistencia contra los nazis, jóvenes daneses que lucharon en la guerra de 1940 a 1945, y lo que están diciendo es que ellos, que ahora son considerados aquí como héroes de la resistencia, fueron llamados terroristas. Y cuando el Estado danés o el Estado alemán los capturaron, fueron ejecutados como terroristas.
Y ellos sienten una gran simpatía y solidaridad con la insurgencia colombiana, porque ven un paralelismo muy fuerte ahí. Están no solamente enfrentados con un ejército cruel, como es el ejército oficial de Colombia, sino que también están siendo señalados y calumniados como terroristas.
Ellos dicen: «Chicos, no hay nada nuevo en todo esto. A nosotros nos pasó lo mismo que le está pasando ahora a la insurgencia colombiana. Pero después de la guerra, va a haber una paz con justicia social, llena de oportunidades para la juventud».
Así tiene que ser, y así tiene que terminar la guerra en Colombia también. Y ojalá que sea en un futuro cercano.
(*) Más información sobre el colectivo «Guerreros y Amantes» en: http://www.fightersandlovers.org/