Muerto el tirano quedaron sus instigadores. Muerto el tirano quedaron sus leales armados. Otros hoy son la cara pública, otros. La que ayer fuera vejada por el régimen y fuera aliento de resistencia, tuvo que pasar por el adoctrinamiento militar yanqui, el mismo que tuvieron sus torturadores. Un ejército chileno que sigue siendo un ejército […]
Muerto el tirano quedaron sus instigadores. Muerto el tirano quedaron sus leales armados. Otros hoy son la cara pública, otros. La que ayer fuera vejada por el régimen y fuera aliento de resistencia, tuvo que pasar por el adoctrinamiento militar yanqui, el mismo que tuvieron sus torturadores.
Un ejército chileno que sigue siendo un ejército de ocupación extranjera, que está más dispuesto a vaciar sus armas sobre su propio pueblo que sobre un posible enemigo externo. Este es el paradigma del poder y la fuerza que ha permanecido constante los últimos 30 años.
El otro tiene las armas, el otro tiene el dinero. Aquellos extranjeros patrios.
Así como es casi imposible que un sujeto de clase popular llegue a la universidad, es imposible que uno llegue a general: tomo amarrado pues.
La Concertación gobierna lo que la derecha le permite, y cuidado con locuras, que tenemos las armas, susurra bajito la voz de la tiranía.
Y cuidado con hacer justicia que la justicia nuestra es la que vale, decían las voces que escuchaba el juez Guzmán.
Estudiante, obrero, mapuche, no dudes que al igual que ayer te dispararemos.
¿A producir sin alegar pero para quien?
Para nosotros dice la voz, para nosotros los grandes empresarios(saurios) que hemos levantado este país, los que controlamos el 80% de la economía. Somos un puñado, es cierto, pero llevamos las riendas y también el látigo.
Talamos bosques milenarios y sagrados, reventamos ecosistemas, contaminamos las aguas más puras del orbe, arrasamos con todo y lo vendemos al Norte. Compramos al político nacional a precio de ganga. La educación, la prensa, la justicia, las armas solo nuestras…
Somos el gobierno en la sombra…
Los titiriteros de pinochet, los titiriteros de la democracia (aunque para nosotros esta palabra nunca ha sonado a algo).