El precio de la vuelta del embajador marroquí a Madrid se tenía que pagar bien y palpable. Los saharauis lo veían venir. El gobierno español con este paso irresponsable dinamita el proceso de paz y las negociaciones entre el régimen dictatorial marroquí y el gobierno saharaui. Esta vez no son tanques de combate M60 regalados, […]
El precio de la vuelta del embajador marroquí a Madrid se tenía que pagar bien y palpable. Los saharauis lo veían venir. El gobierno español con este paso irresponsable dinamita el proceso de paz y las negociaciones entre el régimen dictatorial marroquí y el gobierno saharaui. Esta vez no son tanques de combate M60 regalados, sino lanzadores y bombas de fragmentación de múltiple uso para matar beduinos, desplazados y trashumantes animales, fuente de vida para los habitantes del territorio. Ya en febrero del pasado año 2007 el gobierno saharaui denunciaba que el gobierno español colaboraba en el rearme del ejército marroquí. Y mientras en el territorio saharaui la desactivación y desminado de estas bombas y minas, que siguen causando víctimas, resulta especialmente complicado.
El Consejo de Ministros autorizó el pasado viernes la cesión, por el precio simbólico de un euro, de ocho juegos de lanzadores de bombas de aviación a Marruecos, mediante un acuerdo que el propio Ejecutivo enmarca en el objetivo de «fortalecer la especial relación de hermandad existente» entre los Fuerzas Armadas de ambos países.
Según indicó el Gobierno en la referencia del Consejo de Ministros, el material que se cederá, del que no especifica el modelo concreto ni sus características, está valorado en 86.848 euros y ya ha sido sustituido por sistemas más modernos. «El acuerdo se enmarca en el contexto de colaboración entre ambos países y tiene por objeto fortalecer la especial relación de hermandad existente entre las Fuerzas Armadas de España y Marruecos», señaló el Ejecutivo.
Fuentes conocedoras de la cesión aseguraron que el sistema es el CLB-30 (Lanzador de Bombas Rompedoras 30), un juego de lanzador de bombas de caída libre con el que se equipan cazabombarderos como el Mirage F1 y el Northrop F5.
Expertos en armamento consultados por Europa Press aseguraron que el juego de lanzadores será incorporado con toda probabilidad a la flota de cazabombarderos Mirage F1 de la Fuerza Aérea marroquí, toda vez que los cazas F5 están ya en su última fase de vida operativa.
Estos equipos sirven para utilizar bombas de caída libre como el modelo MK-82, uno de los más extendidos en todo el mundo, con 250 kilos de peso, destacado por su bajo coste económico y por su efectividad para misiones de demolición.
El Ejército del Aire español está dotado de este sistema de bombas fragmentarias de caída libre para equipar algunos de sus mejores cazabombarderos, como los Mirage F-1, el reactor más veloz de la Fuerza Aérea, y en los Northrop F5, el caza de instrucción.