Una serie de hechos políticos de las últimas semanas, están tensionando al Gobierno de la derecha de Piñera: las disputas entre RN y la UDI, y a su vez entre la derecha y la Concertación, que sacaron a la luz la lucha de Magallanes, el conflicto provocado por la intendenta del Bio Bio J. van […]
Una serie de hechos políticos de las últimas semanas, están tensionando al Gobierno de la derecha de Piñera: las disputas entre RN y la UDI, y a su vez entre la derecha y la Concertación, que sacaron a la luz la lucha de Magallanes, el conflicto provocado por la intendenta del Bio Bio J. van Rysselberghe, con ahora la acusación constitucional presentada, la renuncia del alcalde de La Florida, el proyecto de ley del post-natal, la política laboral del gobierno, la política del Ingreso Etico Familiar.
Entre tanto, la aprobación política del gobierno en las encuestas cae, así como sube la desaprobación.
La interpretación de estos resultados de las encuestas, ha sido que el gobierno no viene cumpliendo con las promesas, agravado por la reconstrucción, no sólo lenta, sino que engañosa [1] .
Y aumentando la crispación la lucha al interior de la derecha tanto por la repartija de cargos en el estado, como también por la candidatura presidencial próxima, afirmando una y otra vez que pretenden un nuevo gobierno, y proponiendo desde ya, a 1 año apenas de asumido el gobierno, mecanismos para elegir su candidato.
Crispación que alcanzó su punto más alto, a apenas un año de asumido el nuevo gobierno, tras la presentación por la Concertación junto al PC de la acusación constitucional contra van Rysselberghe: ha renunciado un histórico de la UDI, el concejal Patricio Lynch co-fundador junto a Jaime Guzmán de ese partido por la presión de la directiva UDI sobre cómo votar sus diputados ante la acusación constitucional. Y días antes había renunciado el diputado RN Roberto Delmastro a su partido, aunque por otro motivo: la designación del presidente de RN como senador en reemplazo de Allamand ex senador y ahora Ministro de Defensa.
Para esto, aceleran sus anuncios para mostrar que el gobierno sí cumple sus promesas: en estos días escucharemos la rebaja del 7% a los jubilados; se anunció la primera etapa de implementación del Ingreso Etico Familiar y la presentación del proyecto de ley; las reformas al sistema político (inscripción automática y voto obligatorio o voluntario); las reformas de modernización del Estado (cambios al Sistema de Alta Dirección Pública, que el mismo gobierno vulneró al asumir), etc.
¿Pero se trata de un tema de «letra chica» como denuncia la Concertación, o de incumplimiento en las promesas de campaña?, ¿o se trata, como dice la derecha, de problemas comunicacionales o de que aún deben avanzar en el trabajo en equipo en las instancias de gobierno?
Hay algo de eso. Y hay también algo más.
La caída en las encuestas, refleja un descontento pasivo, que las encuestas captan. Y que puede tener efectos bien prácticos: los días en que se cumplió un año del terremoto, Piñera no pudo visitar como tenía previsto varias ciudades del Bio Bio, y en Dichato sólo pudo hacerlo previa ocupación policial.
Las políticas laborales, «el sello social» que la derecha quiere mostrar que no es patrimonio sólo de la Concertación, no deja conformes a los trabajadores, que ante cada anuncio piensan enseguida dónde está la trampa. Porque sabemos, no sólo con la derecha, también lo ha hecho la Concertación, que lo que dan con la mano izquierda, lo quitan con la mano derecha. Y es así, sólo un ejemplo: el postnatal, reduce el fuero maternal. Si ya hay sindicatos debilitados, y encima se quitan protecciones, en este caso el fuero maternal, ¿cómo hacer que los derechos que se anuncian con leyes se cumplan? Sabemos que la patronal es mandada a hacer para avasallarlos: acabamos de ver, uno entre tantísimos, el caso intolerable de los trabajadores de Santa Isabel encerrados.
Lo que hay de fondo, es una tensión del gobierno de la derecha con el pueblo trabajador.
No es la única tensión: tras los anuncios de la Ministra de Trabajo sobre que no presentaría un proyecto de ley para la flexibilización del trabajo si no se lograba un consenso con la CUT y la Concertación, la clase patronal reunida en ICARE repuso el tema: quieren más flexibilización, es decir, más explotación. A la vez, al presentar el proyecto de ley del Ingreso Etico Familiar, los expertos de la derecha cuestionaron, una canallada para quienes se quejan de sueldos reguleques de más de 3 millones de pesos, que eso sería mantener la flojera de los pobres: pensamiento de olgarcas incrustados en pleno siglo XXI.
Es así que el Gobierno está marcando el paso: no satisface ni a la clase trabajadora y el pueblo, ni a la clase patronal. Esto es fuente de crispaciones, que debilita y tensiona la relación del gobierno de la derecha tanto con unos como con otros. Así, se crean situaciones favorables para irrupciones como las que vimos en Magallanes. ¡Por qué entonces no veamos más de estas luchas, aún? Porque las direcciones oficiales de los trabajadores, la Concertación y el PC que codirigen la CUT, mantienen su pasividad, sus diálogos estériles con el gobierno, su silencio ante las luchas dispersas que aparecen, su política de buscar acuerdos parlamentarios con la Concertación, para que puedan seguir apareciendo como «falsos amigos del pueblo», cuando la Concertación no hace sino sostener al gobierno en sus políticas para aumentar la impunidad patronal y sus ganancias a costa de los trabajadores (con ganancias que aumentaron en el año 2010 36%, mientras que los sueldos aumentaron aproximadamente un 4%).
Si no, recordemos la ayuda de Osvaldo Andrade, presidente del PS, para el aumento miserable para los trabajadores del sector público; o de Ignacio Walker, presidente de la DC, para la ley privatizadora de educación de Lavin; o del PRSD negociando con la derecha la alcaldía de Carahue; o del PPD, con su abogado defendiendo a van Rysselberghe y su autoritarismo en el Bío Bío.
Esta política de la CUT no sirve a los trabajadores ni al pueblo pobre. Desde el PTR-CcC luchamos por refundar la CUT en base a una política sindical clasista y combativa, y ante su próximo Congreso de Abril formar un polo que luche por una política así, que comience por romper con la Concertación. Una de las luchas centrales hoy día es por un aumento generalizado de salarios con un mínimo de $360.000 ajustable por inflación (¡y no la propuesta de Arturo Martínez de negociaciones plurianuales!), ante la creciente carestía de la vida que el aumento incesante de precios amenaza con terminar de instalar, agregando un nuevo padecimiento al pueblo trabajador.
Hace falta una política de clase independiente de toda variante patronal contra el Chile patronal de la derecha y la Concertación, que hoy día muestra una vez más su cara más autoritaria con alcaldes y senadores designados e Intendentes que son más bien pequeños monarcas de sus feudos asignados. Luchar por construir una Izquierda de los Trabajadores y Socialista, como la que luchamos por construir desde el PTR-CcC.
[1] » El gobierno otorgará 220 mil subsidios de reconstrucción, pero sólo la mitad serán viviendas nuevas. El otro 50% será para reparar casas. Los datos oficiales, al 28 de febrero, hablan de 12.503 «viviendas terminadas». Pero de éstas, sólo 1.042 son nuevas. Las 11.461 restantes (91%) son casas reparadas. Lo que no dicen las estadísticas es que estos subsidios de reparación tienen un tope de 55 UF y que el gasto efectivo en materiales promedia $750 mil por hogar. En muchos casos ese dinero no alcanza para arreglar todos los daños de la vivienda, aunque en el discurso oficial esa casa figura como «reconstruida». » ( www.ciperchile.cl )