¿Por qué el ELN confia en un gobierno de derecha (el de Vicente Fox) para mediar en el conflicto colombiano? Yo no estoy muy seguro de que el ELN confie en el gobierno mexicano. Creo que para el ELN avanzar algunos pasos hacia un eventual proceso de paz en este momento es una decisión táctica […]
¿Por qué el ELN confia en un gobierno de derecha (el de Vicente Fox) para mediar en el conflicto colombiano?
Yo no estoy muy seguro de que el ELN confie en el gobierno mexicano. Creo que para el ELN avanzar algunos pasos hacia un eventual proceso de paz en este momento es una decisión táctica coyuntural. En las filas del ELN se sabe muy bien que el momento en América Latina es muy peligroso. Existe la posibilidad de una guerra entre Venezuela y Colombia y una invasión militar a Cuba y tal vez otra a la región de la Triple Frontera entre Argentina, Brazil y Paraguay. El tiempo se agota y creo que iniciar un proceso de paz podría ganar unas cuantas semanas. El ELN está conciente de que el gobierno de Vicente Fox es un aliado del de Washington y del de Álvaro Uribe, no son ilusos, pero tampoco son tontos. Una guerra entre Venezuela y Colombia, o una invasión a Venezuela abriría la posibilidad de una ofensiva final en su contra incluso con participación estadounidense. Distensar el conflicto colombiano dificultaría una escalada militar en la zona. El ELN sabe esto muy bien y por esto están buscando sacar algún provecho de la eventual participación de un gobierno pro-yanqui como el de Fox, aunque creo que no se hacen ilusiones de la participación mexicana.
¿Puede ser el ingreso de México al Plan Colombia, diseñado por Estados Unidos?
Más que el ingreso, sería una «reactivación» del papel de México en el Plan Colombia. México, de un modo u otro, estuvo incluido desde el principio en lo que en el pasado se conocía como Plan Colombia y que ahora se rebautizó como «Iniciativa Andina». Bajo las condiciones actuales, la participación de México funcionaría como cobertura diplomática y respaldo a un «proceso de paz» viciado de origen y que solo pretende anular la crítica y con ello allanar el camino a la guerra de baja intensidad que Uribe ha venido desarrollando contra las FARC y el ELN desde que tomó el cargo. Es importante recordar que esta no es la primera vez que México se involucra en el caso colombiano, lo ha hecho en el pasado ya. Una de sus participaciones más recientes fue la misión que realizó el Embajador Andrés Rozental como enviado «especial» en tiempos de Jorge G. Castañeda, misión dicho sea de paso, de la que nada sabemos en cuanto a resultados.
¿El apoyo de México como mediador, sería un respaldo a la política contrainsurgente del Presidente Alvaro Uribe?
Sín duda así sería. Lo primero que hay que considerar es que -de acuerdo con las declaraciones del Presidente- todo pareciera indicar que el papel de México no va a ser de mediador sino de negociador. Un principio básico en la mediación es que a las partes en conflicto se les tiene que dar el mismo respeto, el mismo trato. De acuerdo con sus declaraciones, Fox no cumple con este principio básico: A Uribe le da todo el apoyo y el respaldo mientras que al ELN y las FARC las acusa de «terroristas» y de «lacras». Fox prometió a Uribe hacer más expeditos los trámites de extradición de presuntos guerrilleros y «terroristas» al tiempo que ratificó su negativa a permitir que las FARC reinstalen su oficina en la Ciudad de México. El trato a uno y otro no es equilibrado, es evidente que Fox tiene compromisos con una de las partes y eso lo descalifica como «aval» de un proceso de paz o como mediador. Su participación en el proceso está viciada de origen, cargada a favor de Uribe y su política contrainsurgente.
¿Qué diferencia puede haber en este proceso, con la labor diplomática encabezada por México en Centroamerica en los ochenta, hablo en específico del Grupo Contadora?
Una de las diferencias más importantes es que el proceso de Contadora fue conducido por diplomáticos de carrera. Gente muy bien capacitada en materia de mediación y resolución de conflictos internacionales. Quienes conducirían la participación de México en el proceso colombiano son burócratas que nada saben de relaciones internacionales o de procesos de mediación empezando por el Canciller Derbez. Otra diferencia sustancial es el hecho de que en los ochenta la participación de México mediante Contadora en los conflictos centroamericanos funcionó para marcar la distancia y la independencia de México frente al gobierno de los Estados Unidos que era quien estaba detrás de la violencia de ARENA en El Salvador, de la Contra en Honduras y Nicaragua, de Rios Montt en Guatemala, etc. El gobierno actual no tiene ningún interés por falta de patriotismo, visión o inteligencia en marcar esa distancia con los Estados Unidos, de hecho la cancillería y la presidencia están haciendo todo lo contrario. Un tercer elemento que distinguiría al proceso de Contadora con una eventual participación mexicana en el proceso de paz colombiano es la cuestión del prestigio. En diplomacia, mediación y resolución de conflictos el prestigio es muy importante. En tiempos de Contadora la diplomacia mexicana relucía por su apego al derecho internacional y a los principios, además de por su cautela y pertinencia. Hoy la diplomacia se encuentra por los suelos por la torpeza, la mala fe y la imprudencia con la que la ha conducido Vicente Fox. Estas serían nuestras cartas de presentación.
¿Cuál puede ser la postura de las FARC?
Aunque las FARC comparten con el ELN motivos de lucha, son dos organizaciones independientes. Creo que las FARC hacen la misma lectura que el ELN de la situación de Colombia y de América Latina, sin embargo, debemos recordar que las FARC por estos días están festejando sus 40 años de lucha armada. Dar pasos en este momento hacia un acuerdo con el gobierno podría dar la impresión de que están cansados o de que están comenzando a rendirse ante el gobierno. Creo que las FARC serán muy prudentes. Hace algunos días, el 17 de Mayo, Ivan Márquez un miembro del Secretariado de las FARC declamó un discurso de tono muy combativo contra el gobierno. Las FARC creo que buscarán distensar discretamente la situación para no hacerle el juego a Washington, Fox y Uribe. Pero como con el ELN, creo que esta es una decisión táctica por la coyuntura tan delicada que vive el continente.
¿Quisieras agregar algo más?
México está desempeñando aún contra su voluntad un papel muy importante en América Latina. Los encargados de la política exterior o no se han dado cuenta, o han sido cómplices del enrarecimiento dramático de las relaciones interamericanas y han hecho crecer la injerencia del Departamento de Estado. Si fuera por torpeza, la «nueva diplomacia» mexicana tendría alguna disculpa, pero creo que es mala fe. De la cancillería fueon expulsados algunos de los diplomáticos más experimentados y con mayor sentido de patriotismo e independencia, y esto ocurrió porque su permanencia en el servicio diplomático obstaculizaría el nuevo ímpetu pro-estadounidense que se ha impreso en la política exterior mexicana. La situación crítica que viven Cuba, Venezuela y ahora Colombia podría no haberse presentado -o podría no haber sido tan grave- si México hubiera cumplido su papel como potencia regional en un espíritu latinoamericanista. En vez de esto, para nuestra vergüenza, México se ha mostrado más como parte del problema que de la solución de los problemas del continente.