Dos de los principales líderes hablan de la asociación que logró sostener por 52 dias el paro hasta forzar al gobierno a sentarse a negociar.
José del Carmen Abril tiene los ojos verdes y la piel cuarteada. No sabía que era un líder hasta que encabezó la marcha del retorno. Después de una breve capacitación en Bogotá, Caimito, como se le conoce, tuvo la capacidad de organizar una reunión con sesenta líderes venidos de los municipios que conforman el Catatumbo. El lema de estos soñadores era el de No es bueno que un hombre ande solo. Ellos que hasta la fe habían perdido, ahora se daban cuenta de que si querían aspirar no sólo a quedarse sino a progresar, tenían que marchar unidos.
La inciativa de José del Carmen se consolidó el 16 de septiembre del 2006 en la vereda el Suspiro del Municipio de Teorama, Norte de Santander. Ahora eran 400 los hombres que conformaban la asociación. «En esa fecha se puede decir que nacimos nosotros»- me dice este humilde campesino de 43 años, creador de la Ascamcat, la Asociación de campesinos que durante 52 días puso en jaque con su monumental paro al gobierno del Presidente Santos.
Durante 52 días esta Asociación, desconocida por muchos se hizo sentir en todo el país. Desalentados al ver que se les obligaba a erradicar los cultivos ilícitos de la zona sin presentarles una alternativa deciden irse al paro. La mayoría de los que los apoyaron y salieron a marchar, a bloquear la vía que de Tibú conduce a Cúcuta eran jóvenes de veinte años que vivieron la sangrienta arremetida paramilitar de comienzos de siglo siendo unos niños. Desde muy pequeños se dieron cuenta que vivían en un lugar olvidado por el Estado y por Dios.
Estamos en Cúcuta, en la casa sede de la Asociación, esperando que el gobierno de inicio a los diálogos según lo pactado frente a la comisión degarantes. Estos sin duda que han empezado mal. El Presidente se comprometido nombrar a sus representantes para empezar las negociaciones en la mañana del martes 6 de agosto. Pero no cumplió. Al lado de Abril está Eugenio Guerrero de 40 años de edad, un curtido líder sindical, natural de La Gabarra. Ante mi están estos dos sobrevivientes de uno de los episodios más sangrientos de nuestra violenta historia.
IVAN GALLO: ¿Por qué deciden hacer un paro ahora, en plenos diálogos de paz?
EUGENIO GUERRERO: Porque no podíamos esperar más. Ese paro tenía que hacerse por sobre lo que fuera. Gracias a eso el mundo nos ha mirado a los ojos. Gracias a eso en muchas partes gente que ni siquiera sabe hablar español hoy en día se pronunciando la palabra Catatumbo. Nos sorprendió incluso que hubiera ido hasta Tibú una diputada canadiense (Se trata de Paulina Ayala, del Partido Laborista) que pudo ver y luego comentar en su país las atrocidades que las multinacionales están haciendo en el Catatumbo. El gobierno subestimó el poder campesino y ahí están las consecuencias. Hoy en día la Unión Europea ya sabe que con la plata de las multinacionales gringas se está masacrando el campesinado colombiano.
I.G: En que consiste la lucha de Asociacion campesina del Catatumbo?
E. G: Desde nuestro origen esta ha sido una organización que ha aspirado a reconstruir el tejido social del Catatumbo. Nuestra bandera de lucha es defender nuestro territorio y nuestros recursos naturales. Además queremos afianzarnos en nuestro territorio. No queremos que vuelvan a ocurrir desplazamientos forzados.
I.G: El 5 de septiembre del 2010, un mes después de haberse posesionado, Juan Manuel Santos hablaba de las Zonas de Reserva Campesina como una vía para que los campesinos volvieran a recuperar sus tierras y de paso convertirse en «Prósperos Propietarios», ¿Porqué ahora ustedes tienen que hacer un paro de 56 días para recordárselo?
JOSÉ DEL CARMEN ABRIL: Porqué el quería darnos tierras donde no hay riqueza. Quería darnos por ahí un filo, un desierto. El claro que habló de una Zona de Reserva pero donde el campesino quede pobre, estéril. El nunca ha mencionado los territorios como el Catatumbo que son ricos, fértiles. Como lo va a hacer si en el Catatumbo no más hay 22 compañías extranjeras a las que se le prometió una tajadita. El sabe que si nos entrega esa tierra a nosotros no vamos a dejar que los de afuera se lleven una sola partícula de lo que es nuestro por derecho propio. A veces me provoca no hablar más con (Juan Manuel) Santos y decirle a Obama que venga y hable con nosotros….
I.G. ¿Por qué?
J.C.A.Porque todo ese territorio ahora es de Estados Unidos….(Risas)
I.G. ¿Qué opinión le merecen las constantes acusaciones de que ustedes no son más que un tentáculo de las Farc?
E.G: Esto lo hace el gobierno porque está empecinado en el plan de consolidación del Catatumbo. Buscan con ello dejar al campesinado solo, aislado y apacible. Amansarnos para que no seamos un obstáculo para las multinacionales que necesitan que el Estado les consolide el territorio. Por eso esa persecución incesante a los líderes. El gobierno no sólo dice eso de Ascamcat sino de todo el Catatumbo, que somos todos guerrilleros, esa es la excusa que han sacado para no inviertir un solo peso en lo social. Esa es la excusa para el abandono a los que nos han sometido.
¿Sabe que es lo que hay en el Catatumbo en este momento? Lo que hay es ejército. Usted llega a una vereda y lo que ve es Fuerza Pública. No le miento, hay más soldados que campesinos. Uno se pregunta entonces ¿Por qué le quieren hacer creer al país de que nuestro territorio está lleno de insurgentes?
J.C.A: En este momento en la zona hay por lo menos 12.000 soladados que a veces se comportan como una fuerza invasora. Ocupan las casas de los campesinos, incluso muchos niños no pueden recibir clase porque ocupan las escuelas. La gente les tiene miedo, les tiene miedo por todo el daño que le han hecho a la región.
I.G. ¿Cómo creen que los medios de comunicación mostraron la situación?
E.G: Algunos cumplieron bien su labor, otros lo único que decían era que por culpa del bloqueo Tibú se estaba muriendo de hambre. Nosotros no teníamos la culpa de lo que le podía pasar a la pobre gente de Tibú eso era responsabilidad del gobierno. Nosotros estábamos haciendo respetar nuestro derecho a ser escuchados , a ser respetados. Si iban a erradicar los cultivos de hoja de coca tenían que darnos un cultivo alternativo. No pueden imponer una ley sin escuchar a la gente. Si el gobierno nos hubiera parado bolas téngalo por seguro que nos hubiéramos ido a nuestras casas a los tres días. Pero eso no fue así. Nos estaban ignorando. Muchos periódicos fueron tan irresponsables que colocaron en sus titulares dizque los campesinos estábamos cercando a un pueblo. Eso no puede ser así.
I.G. ¿Usted cree que el Presidente estará dispuesto a declarar Zona de Reserva Campesina al Catatumbo con todo lo que significa para las multinacionales esta región?
J.C.A: Al gobierno le favorecería mucho declarar Zona de Reserva Campesina el Catatumbo. Podría ser un proyecto piloto para la paz. Paz es que todos podamos comer bien, que tengamos las mismas reglas de juego para comercializar con nuestros productos. Paz es que una potencia extranjera no venga a explotar nuestros recursos.
E.G ¿De verdad piensan que el Estado va a preferir cumplir con los campesinos e incumplir con los pactos que tiene con las multinacionales?
E.G: Yo digo que la lucha del campesinado catatumbero no es en vano y por muy gobierno que sea, acá hay unas leyes, hay un derecho sagrado que ningún gobierno se atreverá a pisotear. Acá está en juego la dignidad de una región. Al presidente lo único que le queda es cumplir la Ley y si cumplir la Ley es entregarle esa Zona de reserva campesina a los campesinos No le queda de otra.
I.G. ¿Qué piensan de la lucha que han dado hasta este momento?
J.C.A: Nosotros estamos orgullosos de todo lo que hicimos, orgullosos de los hijos del Catatumbo. Somos sobrevivientes de las peores masacres que se dieron en este país. Estos jóvenes que tuvieron la valentía de marchar nos entregaron su confianza. Ellos están seguros que nosotros no los vamos a defraudar. No los vamos a defraudar. Preferimos volver a bloquear que vendernos.
I.G. ¿Están dispuestos a sanar las heridas?
J.C.A. Yo creo que para muchos de nosotros las heridas siguen abiertas. Estas se van a cerrar el día en que Colombia tenga un gobierno que piense en lo social y en la justicia. El día que el Estado decida aplicarles todo el peso de la ley a esos asesinos que siguen en la impunidad, escondidos en el ejército, en la policía, en un cargo político. Ese día estaríamos dispuestos a perdonar.