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El golpe de estado Para-Estatal en Colombia

Fuentes: ANNCOL

Afuera, en la plaza de la catedral, porque me niego a llamarla de Bolívar, un pequeño cortejo fúnebre que logró burlar a punta de hombro, las agresiones y el cordón de protección que la Fuerza Pública en su totalidad, le ofrecía a quienes irían a convertir en un golpe de hecho, al Para-Estado en Estado legítimo de Colombia; entre desgarradores alaridos daban el toque fúnebre a la jornada, escribe el analista Pinzón Sánchez. en la foto, Manuel Cepeda senador comunista, asesinado en Bogotá el 9 de agosto de 1994, en la misma ciudad donde sus matones, antes de ayer, fueran recibidos por sus «jefes» en el Congreso

Cuando el caudillo fascista Francisco Franco, dio el golpe de Estado contra la Republica Española, y desató con la ayuda de Hitler y Musolini, la guerra que le costó a ese país más de un millón de muertos; el poeta Machado escribió estos ominosos versos:

«Españolito que naces, del mundo te guarde Dios, pues una de las dos Españas, ha de helarte el corazón».

Y así, con el corazón helado por el golpe de Estado que antes de ayer 28 de Julio del 2004, el Para-Estado acaba de dar en el Parlamento de Colombia, escribo estas líneas.

Mientras en el Capitolio la Mafia Narco-Paramilitar, en una exhibición MEDIÁTICA largamente preparada y en presencia de la Comunidad Internacional, venía con escolta armada y dictaba a sus mayorías parlamentarias lo que en adelante será el gobierno AUV-AUC, sin escuchar siquiera el zumbido de una mosca.

Solo la fotografía del fusilado por ellos, Senador Manuel Cepeda, levantada en silencio por su hijo, como el símbolo invaluable que siempre fue de la Resistencia al régimen, servía de mudo sarcasmo, a lo que el Mini-führer Uribe Vélez llamó burlonamente, «pruebita de Democracia».

Afuera, en la plaza de la catedral, porque me niego a llamarla de Bolívar, un pequeño cortejo fúnebre que logró burlar a punta de hombro, las agresiones y el cordón de protección que la Fuerza Pública en su totalidad, le ofrecía a quienes irían a convertir en un golpe de hecho, al Para-Estado en Estado legítimo de Colombia; entre desgarradores alaridos daban el toque fúnebre a la jornada.

Esa Colombia Narco Corporativa y Paramilitar, AUV-AUC, que surgió ayer al grito cruzado y purpurado de que «todos somos pecadores», lanzado unas semanas atrás. Es la que en adelante nos congelará el corazón.

Mancuso y su pandilla

Las Parody y los ángeles de Charlie, los Benedeti, los Pardo Rueda (y como quien dice la Embajada USA), junto a todos aquellos cogollos de la clase media arribista del estrato siete, que vive en los barrios exclusivos de las grandes ciudades colombianas.

Que apoyan con alma, vida y sombrero al Mini-führer, creyéndole su prédica democratera y reeleccionista, nunca imaginaron lo que era aliarse y servirle de idiotas útiles a la asesina oligarquía latifundista Romo-Sinuana surgida de la fusión del narco, los ganaderos y los paramilitares, en su camino hacia la toma total, definitiva y por largo tiempo, del control del gobierno con Uribe Vélez.

A ellos, de tan bellas maneras, que hablan el yes y el well, al verse frente a frente con aquellos fríos asesinos a sangre fría, como «botalón, cero uno, y perro-tocó», dándoles órdenes, también (aunque un poco tarde) yo se que se les empezó a helar el corazón.

Y mientras en el parlamento Mancuso y su pandilla explicaban sin ningún pudor su accionar redentor de 30 años de Moto-Sierra Para-Estatal, en la otra pasarela MEDIÁTICA simultánea, que tenía montada el diario del Vicepresidente El Tiempo; el General de la Republica Fresica, lo confirmaba: «!NO HAY DUDA; HEMOS GANADO LA GUERRA!».

Al Parlamentario Gustavo Petro, quien todavía cree en la Constitución del 91 y en la utopía del ex canciller Mejicano Castañeda; deseo enviarle como reconocimiento a sus palabras esa tarde luctuosa del golpe de Estado Para- Estatal en Colombia, este pensamiento del profundo crítico y antifascista Alemán Walter Benjamín, escrito cuando apenas comenzaba la segunda guerra mundial:

«Solo tiene derecho a encender en el pasado la chispa de la esperanza; aquel que esté TRASPASADO por la idea, de que ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo, si este vence».

*El Dr. Alberto Pinzón Sánchez, médico y antropólogo, participó en la Comisión de los Notables en el pasado proceso de paz en Colombia.