«Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y que lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros», escribió Martí hace más de un siglo, en julio de 1889, para la primera edición de La Edad de Oro, revista dedicada a los niños pero de contenido sabio y útil […]
«Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y que lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros», escribió Martí hace más de un siglo, en julio de 1889, para la primera edición de La Edad de Oro, revista dedicada a los niños pero de contenido sabio y útil para todas las edades.
El apóstol tuvo claro que no bastaba con decir lo que se pensaba, era necesario decirlo bien, para evitar tergiversaciones, malos entendidos y que otro más avispado confundiera el sentido original de las palabras. Sin embargo, «decirlo bien» no es una condición innata sino fruto de la preparación y el acceso cotidiano a las fuentes de la cultura.
Quienes concibieron el sistema de democratización de la cultura en Venezuela continúan las ideas del Maestro, pues el objetivo fundamental del mismo es extender el acceso al libro, una forma elemental de acceso al conocimiento, a la mayoría de los habitantes de su país.
En la XV edición de La Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) el país invitado de honor es Venezuela, un pretexto ideal para que la nación centroamericana nos haga partícipes de sus logros.
Ramón Mederos, presidente del Centro Nacional del Libro de Venezuela, conversó sobre la presencia venezolana en esta cita y los avances de su tierra en materia de la masificación de la lectura.
¿Qué significa para los expositores venezolanos estar presentes en la XV Feria Internacional del Libro de La Habana?
Por primera vez en los quince años de La Feria de La Habana -una de las más importantes dentro del contexto caribeño- Venezuela es el país invitado de honor. Dados los lazos entre ambos países, constituye una ocasión más para estrechar los vínculos y compartir experiencias e intercambiar productos culturales y de pensamiento. Es un escenario más para afianzar la amistad y la hermandad.
Cuba y Venezuela son dos pueblos que sueñan con la libertad, que comparten ideales antiimperialistas, humanistas, de solidaridad, de dar poder a los menos afortunados. Por lo tanto, presentarnos aquí, en estas condiciones, constituye un enorme reto porque debemos estar a la altura de esos ideales. Nuestro principal objetivo es expresar que Venezuela y Cuba son como una misma nación.
Ambos pueblos creemos que el libro es un instrumento de integración, como dijo nuestro presidente Chávez al recibir el Premio José Martí y lo reafirmó el comandante Fidel Castro: el libro es un instrumento de lucha de los pueblos. Permite elevar el nivel de conciencia de la sociedad, de la cultura, la cual es un factor esencial en el proceso de socialización.
¿Cuántos títulos presenta Venezuela en la Feria?
Aproximadamente mil quinientos títulos con alrededor de un millón doscientos mil ejemplares. Ocupamos un área de setecientos cincuenta metros cuadrados.
Es la primera vez que un país abarca tanto espacio en quince años. Tenemos planificadas ochenta actividades entre literarias, académicas y artísticas. Una delegación de ochenta personas asiste a la cita, de las cuales treinta y cinco son escritores. Para obsequiar contamos con treinta mil Quijotes, doscientas setenta mil Bibliotecas Básicas Temáticas y seiscientos mil pasaportes culturales. Con este pasaporte se invita al pueblo cubano y a otros pueblos a sentirse venezolanos. El venezolano visto como un ser universal, revolucionario, que comparte las mismas ideas de los cubanos. El mensaje es decir «siéntete venezolano».
Es primera vez también que un país obsequia tantos libros y trae tantos libros.
La presencia ha sido intensa y contundente, pero la asumimos con mucha humildad, porque queremos fundamentalmente que en Cuba y en el mundo se sepa lo que estamos haciendo.
¿Qué temáticas abordan los libros expuestos?
Son un resumen de todo el pensamiento universal. Abarcamos desde la ficción hasta el ensayo, pasando por el discurso político. Luchamos por derrotar la bibliografía burguesa: el secuestro que la sociedad capitalista neoliberal ha hecho del pensamiento liberador.
Francisco de Miranda, precursor de la bandera venezolana, cuando llegó a Venezuela lo hizo con una imprenta. A partir de allí, se difundió todo el pensamiento francés, europeo y revolucionario, en Venezuela y el área. De ahí la primera emancipación.
En esta segunda emancipación, se requiere de una nueva bibliografía, de un rescate de la historia. En eso estamos: creando una alternativa bolivariana, martiana, reforzada con la publicación de obras universales. Hemos editado para obsequiar al pueblo venezolano -y lo hemos traído también a este evento- El Quijote que, además de un clásico, encierra un conjunto de valores libertarios.
¿Cómo se manifiestan los lazos entre ambos países en el aspecto cultural?
La experiencia cubana en lo relacionado al libro nos ha servido de modelo. El sector del libro en Venezuela sostiene una relación excelente con el de Cuba. De hecho la Feria del Libro en Venezuela fue este año la más exitosa de los doce años de existencia.
La renombramos como FILVEN -Feria Internacional del Libro de Venezuela- siguiendo el ejemplo cubano. Fuimos a varias ciudades del país, por tanto ya no es la Feria de Caracas sino la Feria de Venezuela. Su primera edición fue esta, respetando la continuidad de la de Caracas.
Por primera vez adquirió un carácter internacional, más de cien invitados foráneos, más de treinta países, trescientos cincuenta actividades y más de setecientas mil personas acudieron a la cita. Elevamos todos los índices, establecimos nuevos referentes que superaremos en el futuro.
Este año planeamos hacer una cruzada en todas las provincias, una alianza por el libro y la cultura para que cada ciudad luche por un presupuesto propio, por un grupo de trabajo propio, por mecanismos para institucionalizar una Feria en cada ciudad. En pocos años, esperamos que cualquier ciudad del país, por más alejada que esté, compita y tenga una calidad en la muestra de su feria tan importante como la de Caracas. Estamos «descaraqueñizando» la cultura en Venezuela, pensando en los casi veintiséis millones de habitantes de Venezuela.
Digo esto porque un grupo de cubanos participó con nosotros en la última Feria y aprendimos mucho de ellos y ellos de nosotros. Eso contribuyó en buena parte a desarrollar de manera exitosa nuestra Feria.
En los cinco pabellones que comprenden la muestra venezolana se demuestra todo lo que he hablado y eso es parte de los lazos establecidos mediante el factor cultural. Para finalizar digo lo que quizás debí haber dicho al principio: que todo esto se debe al hecho de contar con un presidente que es el gran promotor del libro y la lectura en Venezuela.
Al respecto, el primer pabellón está dedicado a «los libros de Chávez». En cada Aló presidente, el comandante convoca a la lectura, reseña libros y autores, cita de memoria poemas, lee textos, pasajes de políticos y filósofos, Gramsci, Dietrich, de los grandes pensadores contemporáneos y antiguos, nacionales y foráneos. Nosotros recopilamos una muestra de más de doscientos títulos que él citó al menos en más de dos ocasiones y los editamos. Unas cincuenta obras.
El presidente ve el proceso de transformación a través del pensamiento universal depositado en los libros. Lo dijo durante la entrega del Premio: el hombre es la suma de muchos libros. El hombre interactúa con sus semejantes y con la sociedad, en parte, mediante las ideas y estas se conservan en los libros.
¿Qué papel se le concede en Venezuela a la cruzada por masificar el acceso a la cultura?
Nos dirigimos hacia una nueva sociedad socialista, eso requiere perfeccionar el nivel de conciencia. Es preciso formar un sujeto revolucionario con un sentido superior de la causa de su lucha. Para eso debe conocer el pasado, entender el presente. No puede hacerlo cabalmente sin los instrumentos para decodificar la realidad que lo rodea y de no ser así, no podrá forjar su futuro.
En cuanto al desarrollo de la creación, publicación, difusión y recepción literaria en Venezuela se está creando el llamado el sistema nacional del libro. Consiste en fortalecer y construir todos los procesos que posibiliten democratizar el acceso libre a la lectura.
¿En qué consisten los procesos que usted menciona?
El proceso de creación: tenemos más de dos mil quinientos escritores agrupados en una red nacional -una agencia literaria de reciente lanzamiento- que permite proyectar y difundir ese producto intelectual: la Agencia Literaria Venezolana. Jamás había existido en el país una entidad semejante. Esta organización ha difundido la concepción del pensamiento de la Revolución, oponiéndose a la ideología burguesa. Lo hemos denominado proceso creador.
En total son tres procesos interrelacionados. El segundo sería el de transformación. A este le concierne la parte industrial, productiva, donde están involucradas las tres editoriales del estado: Biblioteca Ayacucho, El Perro y la Rana y Monte Ávila Editores. Las mismas se han erigido en las puntas de lanza del proyecto de masificación, desconcentración y democratización de este bien y servicio cultural que es el libro.
El proceso de transformación -durante el cual se transforma el producto intelectual en el soporte impreso, el texto- va más allá de lo material. Se trata de llegar al pueblo. Hemos reforzado este proceso con la adquisición de una gran imprenta -Imprenta Cultural- que tiene como misión, en enlace con las editoriales, producir más de veinte millones de libros al año. Buena parte de estos de manera gratuita. Para hacer efectivo este proceso se han adquirido una red de máquinas Rizo, una experiencia tomada de Cuba.
He mencionado apenas dos de los procesos, el creador y el transformador. Con toda la infraestructura implementada, probablemente con el tiempo se conviertan en instituciones, como la propia imprenta, aunque haya nacido como programa y hasta ahora se conciba así. La Agencia Literaria dentro de un año está llamada a ser una Fundación del Estado. El Perro y la Rana, de reciente constitución, se estrena también como fundación.
El proceso siguiente, el de circulación, es el reto más grande. Después de impresos los libros hay que distribuir los veinte millones de ejemplares y hacerlos llegar a todos los rincones del país.
El Ministerio de Cultura se vale de Kuaimare -fundación que hacia mediados del año 2003 contaba apenas con catorce librerías y ya para hoy suma cuarenta y siete- para enviar las obras por toda la nación. Dicho sea de paso, por lo meritorio, el crecimiento de Kuaimare es único en el mundo: casi tres librerías por mes. En España, donde estuve hace poco, los libreros independientes, aquellos apartados de las grandes compañías, me hablaban de que se cierran dos o tres pequeñas librerías al mes en toda Europa.
Nosotros estamos creando una red que responda a este proceso de circulación. Crecemos de manera exponencial en la instalación de librerías en todas las regiones del país. La meta para este año es llegar a sesenta librerías implementadas y ya vamos por cuarenta y siete, con lo cual incluso la superaremos. Para el año 2011 esperamos ascender a trescientas sesenta y cinco librerías y otra fundación nueva que estamos construyendo: la Distribuidora Venezolana del Libro.
El último proceso, aquel que completa el sistema, es el de la recepción. Como sociedad hemos sufrido, estamos sumidos o manipulados por un proceso de legitimación de las artes. Es decir, el ingreso de un autor al mercado de las artes está directamente relacionado con el carácter de rentable dado al objeto artístico.
¿Cuál sería el objetivo final de los procesos? ¿Hacia dónde se encaminan los esfuerzos del gobierno venezolano?
Queremos justamente crear un país de lectores y escritores. Soñamos con conformar una nación donde todos lean y escriban; así como todos tenemos algo de deportistas. No se trata de que seamos grandes escritores o lectores, sino de ganar en cuanto a competencia lingüística. Eso es lo más importante.
Se trata de que la sociedad futura, la que construyamos -hacia donde se dirige este sistema- reciba un producto intelectual correspondiente a sus necesidades de formación e información. Es todo este pensamiento descrito a través de tales procesos interrelacionados lo que queremos mostrar en esta Feria.
¿Cuáles son las pretensiones de los expositores venezolanos para con el pueblo cubano? ¿Qué expectativas les despierta el mismo?
Pretendemos sobre todo compartir los logros alcanzados hasta el presente con el pueblo cubano. Esa es nuestra principal meta.
El lector cubano nos enseña. Vemos acá una gran fiesta: el pueblo cubano desbordado en las instalaciones de La Cabaña. Es una población culta, deseosa de saber, sedienta de entender el caso venezolano porque siente curiosidad sobre qué sucede en Venezuela.
Ciertamente, somos una Revolución de siete años de vida. Todavía joven, aprende de sus aciertos y de sus errores. Y la Revolución cubana en todos los casos sirve de aliento e inspiración.
Hoy en día, lo que veo aquí es un ejemplo de sociedad. Un ejemplo de pueblo liberado, convencido de que el mundo debe cambiar y cuál es la vía para el cambio. Nosotros aprendemos de ustedes que debemos soñar con un pueblo venezolano que tenga una conducta similar. Ojalá en pocos años todos los venezolanos se unan en un solo ser, un solo espíritu y reconozcan el bien y el mal.