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El imperio del terror y la corrupción

Fuentes: Clase contra Clase

Durante las últimas semanas han salido a la luz más datos sobre las millonarias cuentas que Pinochet, su familia y otros miembros del ejército tenían en diferentes bancos, dando cuenta de la verdadera red de corrupción con que operó el dictador. La dictadura militar se dedicó a perseguir las organizaciones obreras y populares, con una […]

Durante las últimas semanas han salido a la luz más datos sobre las millonarias cuentas que Pinochet, su familia y otros miembros del ejército tenían en diferentes bancos, dando cuenta de la verdadera red de corrupción con que operó el dictador.

La dictadura militar se dedicó a perseguir las organizaciones obreras y populares, con una secuela de muertes, desapariciones, torturas y exilios como nunca se conoció en el país. Además de esto, se destruyó la salud, la educación, las pensiones, entregando los recursos naturales del país a empresarios nacionales y extranjeros que se enriquecieron meteóricamente durante estos años, y se implantó un régimen de terror laboral, donde se liquidaron las conquistas que durante años los trabajadores y el pueblo pobre habían conseguido. Así, mientras la mayoría del país se empobrecía y perdía sus derechos, Pinochet y sus colaboradores civiles y militares se enriquecían -gran parte de los grandes grupos económicos de hoy hicieron su fortuna en estos años, comprando por migajas diferentes empresas-, a base de la corrupción y el despojo del país.

Los informes del Senado norteamericano, detectaron una red de aproximadamente 125 cuentas secretas en diferentes instituciones, la utilización de hasta diez identidades falsas por parte de Pinochet, y la cobertura mediante testaferros de otras operaciones, que estarían relacionadas con el «lavado de dinero, involucrando cuentas de Pinochet en varias instituciones financieras, utilizando seudónimos, cuentas off shore y asociados cercanos» (La nación 16/03/05). En los pasaportes falsos encontrados, Pinochet aparece con diferentes nombres, por ejemplo en el Riggs de Miami, utiliza la identidad de Augusto Ugarte, en el Riggs de Londres el de Augusto Pinochet Ugarte, y en el Citibank de Nueva York, aparece como José Ramón Ugarte. Otra de sus identidades era la de Daniel López, la que ha sido incluso reconocida por su propio hijo Marco Antonio. Además de esto, se han encontrado cuentas de otros militares, como Jorge Ballerino -quién habría mantenido al menos dos cuentas por las que «pasaron, al menos, cuatro millones de dólares que transferían las empresas de Pinochet» (La nación, 16/03/05), Guillermo Garín y Gustavo Collao, quién es actualmente uno de los abogados de Pinochet, además de Juan MacLean y Gabriel Vergara, quiénes son miembros activos del Ejército, sin contar las cuentas de sus familiares. Supuestamente estos dineros habrían pretendido a la «Casa Militar», una entidad administrativa que funcionaba al alero de La Moneda, de la cual Ballerino y Garín fueron jefes, dineros que supuestamente servirían para construir la Casa de los presidentes. Algunas de estas cuentas habría transferido fondos a otros oficiales chilenos en nuestro país, ampliando aún más la red. Una de las cosas que preocupa, es que se podría involucrar al ex comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta, ya que en el año 1997 envía una petición de donación por cinco mil dólares al Banco Riggs para la Fundación Pinochet.

Como si esto fuera poco, han aparecido nuevas empresas fantasma a nombre de los Pinochet: Redwing Holding, de propiedad de Lucía Hiriart; Meritor Investment, de Marco Antonio, y Trust MT, del propio Pinochet, vinculadas al Citibank, y las empresas de Trilateral Trust y Santa Lucía Trust, ligadas al Banco Spirito Santo de Miami, además de otra empresa llamada Eastview en el Coutts Bank. Muchas de estas cuentas se «abultaban» luego de «pasar por paraísos fiscales como las islas Bahamas, según el informe, elaborado por el Subcomité de Investigaciones del Senado estadounidense». (La nación, 15/03/05) En el Banco de Chile, en su filial en Nueva York, se encontraron cuentas a nombre de Pinochet, sus hijos Marco Antonio y Lucía y su albacea Oscar Aitken, en donde se habrían utilizado «identidades modificadas para esconder los dineros del militar» (La Nación, 16/03/05), a lo que hay que sumar cuentas en otros bancos de su esposa Lucía y su hija María Verónica. Sobre los dineros, ya nadie se arriesga a aproximar una cifra. Hace un año, se hablaba de nueve cuentas que Pinochet tendría en el Riggs, en las cuales se habrían encontrado movimientos de dineros del orden de unos cuatro a ocho millones de dólares. Según el diario La Nación, en un nuevo informe de este banco, se habrían encontrado «19 cuentas más en el mismo banco, para un total de 28» millones de dólares más, pero se hace difícil calcular los montos porque «los fondos se movían de un banco a otro y de allí a otro más» con el propósito de confundir a los reguladores bancarios». En total, hay más de nueve bancos involucrados en las cuentas de Pinochet, uno de los principales, el ya conocido Riggs, en el que se vio obligado a renunciar su presidente y otros ejecutivos y a pagar una multa millonaria, una parte de la cual iría supuestamente a un fondo para las víctimas de la dictadura militar. Hay que recordar la «amistad» que tenía Pinochet con la familia dueña de este banco, los Allbritton, con los que intercambiaban lujosos regalos y se visitaban con regularidad.

Pero esto sólo en el extranjero. En nuestro país, se ha señalado que los Pinochet han defraudado al fisco por una cifra cercana a los 10 mil millones de pesos, lo que habría motivado una querella del Servicio de Impuestos Internos contra Pinochet y su albacea Aitken, por perjuicio fiscal y fraude tributario, durante los años 1998 a 2004 por 2,5 mil millones de pesos, pero en la cual el juez Muñoz ya ha pedido una ampliación de la investigación hasta el año 1980, querella que se ha ampliado a la petición de desafuero contra Pinochet y el pedido de procesamiento contra Aitken. Por otra parte, se ha conocido que Lucía Hiriart jamás declaró impuestos, por lo que el Servicio de Impuestos Internos ha determinado que, entre 1980 y el año 2004, no ha declarado unos $1.385.056.678 millones de pesos. Recordemos que por sus «inversiones» en el extranjero, Lucía habría ganado más de 2.5 millones de dólares, lo que ha significado que el SII la haya incluido, junto con sus hijos Marco Antonio, Lucía, Augusto, Verónica y Jacqueline, en la querella presentada originalmente contra su padre (La nación, 01/04/05). Uno de los que aparece más complicado es Marco Antonio Pinochet, quién habría actuado como uno de los articuladores de la red secreta, del que se está conociendo su actuación. Uno de los puntos, es que habría mantenido diversas cuentas en el Banco Atlántico, y desde «sucursales en el paraíso fiscal de Gibraltar, Madrid y Zurich, Suiza … se realizaron transferencias a su padre por 5.8 millones de dólares» (La nación, 17/03/05) Lo último que se ha conocido en este caso, es que el Consejo de Defensa del Estado acusó a Pinochet y a Aitken de «usar las mismas fórmulas que los lavadores de dinero a nivel mundial, para esconder el origen de los casi 16 millones de dólares que han sido descubiertos» (La nación, 29/03/05).

Para Pablo Rodríguez, el abogado de Pinochet, «su cliente, debido a sus años y enfermedades, no podía tener una relación procesal normal y por lo tanto no podía ser «sujeto pasivo» en un juicio criminal», además de señalar que si se ocultó información de estas cuentas era para protegerse de una «campaña internacional en su contra».

Sin embargo hoy, pocos de los amigos y colaboradores de Pinochet salen abiertamente en su defensa. Nadie quiere ensuciarse las manos defendiendo lo indefendible. Así, los que durante años justificaron la represión y la muerte, la tortura y la desaparición contra los luchadores obreros y populares, rescatando la obra de Pinochet en lo económico, hoy se muestran horrorizados de que el que aparecía como «íntegro» general no sea más que un corrupto y ladrón, además de asesino. Por eso, salvo los sectores más reaccionarios, como Hermógenes Pérez de Arce desde el Mercurio, todos miran hacia el costado. Es que a pocos sectores de la derecha les interesa indagar más en los negocios de la dictadura. Claramente, el hecho de que una gran parte de los que colaboraron y fueron parte del régimen se hayan enriquecido y hecho negocios turbios, explica esto. Recordemos que hasta hace unos meses, sus colaboradores y amigos justificaban sus dineros explicando que se debían a ahorros, donaciones e inversiones que el dictador habría realizado. Cheyre sigue con su política de mirar hacia delante, y el gobierno de querer mantener separado este problema con la institución. Por eso Ravinet no se demoró en asumir con «orgullo que las Fuerzas Armadas han contribuido de manera sustantiva al proceso de consolidación democrática chileno» (La nación, 18/03/05).

La dictadura permitió el enriquecimiento tanto de sus miembros como de los empresarios que aprovecharon sus ventajas. Y es la democracia para ricos de hoy de la Concertación y la derecha la misma que garantiza a los empresarios sus ganancias a costa del sudor del trabajador.