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El imperturbable avance del sector empresarial

Fuentes: Rebelión

EXPLICACIÓN PREVIA Puede parecer extraño que, en esta oportunidad y ante las manifestaciones de protesta que han tenido lugar durante los últimos años, hayamos querido referirnos a las eventuales tareas posibles que tiene por delante el empresariado chileno. Puede, por lo mismo, parecer una tarea un tanto inútil pues no deja de ser cierto que […]

EXPLICACIÓN PREVIA

Puede parecer extraño que, en esta oportunidad y ante las manifestaciones de protesta que han tenido lugar durante los últimos años, hayamos querido referirnos a las eventuales tareas posibles que tiene por delante el empresariado chileno. Puede, por lo mismo, parecer una tarea un tanto inútil pues no deja de ser cierto que muchas de aquellas protestas han menguado en intensidad y no poseen el vigor y la fortaleza que mostraron hace dos o tres años, circunstancia que invitaría a ese empresariado a perseverar en su tradicional conducta. Es cierto, igualmente, que gran parte de la antigua dirigencia social ha sido convenientemente cooptada por el actual Gobierno (algunos de sus representantes desempeñan cargos en la administración pública en el carácter de expertos o asesores ministeriales) o por otras instancias estatales (el Parlamento) y ya no representan para el conjunto social la esperanza que fueron en otras épocas sino, más bien, sus figuras provocan una profunda decepción [1] . Por lo demás, el sector más lúcido del movimiento estudiantil se encuentra hoy, en gran medida, dividido entre los que desean apoyar al pacto Nueva Mayoría y quienes buscan actuar con absoluta libertad de los grupos políticos. Los avatares de la escena política parecen haber conquistado una parte del movimiento social.

En la evolución del ser humano, sin embargo, todo es posible, y las protestas que ocurrieron en años anteriores pueden volver en gloria y majestad. Con nuevas exigencias y con nuevos rostros. Especialmente ahora, pues ya no constituyen, simplemente, la expresión focalizada de una juventud insatisfecha. En un mundo globalizado, y en una nación que se quiere mostrar como exitosa, los sectores sobre los cuales ha recaído el peso de la modernización buscan adquirir protagonismo. Pero no como lo han hecho hasta ahora los partidos tradicionales. Y eso lo sabe muy bien el empresariado nacional. El movimiento social reivindica para sí los mismos beneficios que existen en las naciones a las cuales los empresarios quieren asimilarse. Atestigua aquello la proliferación de los conflictos sindicales que se han sucedido en estos meses y que han puesto en tela de juicio las direcciones de la Central Unitaria de Trabajadores y del Colegio de Profesores, organizaciones conducidas por militantes del partido Comunista que, a su vez, forma parte del pacto ‘Nueva Mayoría’. Por eso, nos parece importante mirar el actuar del empresariado, sus reacciones, sus encuentros, sus proyecciones. Facilita a su contraparte la formulación de planes que puedan conducir al establecimiento de un modelo más inclusivo. Le ayuda a prever lo que puede suceder en el futuro.

LA CULTURA DE LAS CLASES Y FRACCIONES DE CLASE DOMINANTES

No deja de tener razón el malogrado teórico italiano Antonio Gramsci cuando afirma que la cultura de las clases y fracciones de clase dominantes se caracteriza por ser una, típica, homogénea y consciente, a diferencia de la de su contraparte (las dominadas) que, por el contrario, es múltiple, atípica, heterogénea e inconsciente. Que esos rasgos identifiquen a la cultura del sector social dominante no debe sorprender: para ser tales. dichos estamentos no pueden constituir una variedad de proposiciones sino más bien asimilarse a un ejército que procede verticalmente, de manera jerárquica y autoritaria. La dominación que no se ejerce de ese modo no es dominación; es un chiste o, simplemente, no existe.

Las clases y fracciones de clase dominante tienen plena consciencia de su carácter de tal; de otra manera no invitarían a su servidumbre a incorporarse a la ‘gran clase mundial’ [2] ; también, por lo mismo, están ensayando constantemente nuevas formas de organización. Así sucede en el plano internacional; así parece haber comenzado a ocurrir en Chile.

En efecto, en diciembre del pasado año (2013), y ya con el resultado en las manos de las elecciones de ese año, que daban el triunfo al pacto ‘Nueva Mayoría’, se reunió en el Hotel Miramar, de Viña del Mar, el sector dirigente de la Confederación de la Producción y del Comercio CPC, bajo la dirección de Andrés Santa Cruz, a fin de analizar la posibilidad de definir un plan de trabajo para esa organización. Estaban presentes en el encuentro dos personajes que anteriormente habían participado en la empresa consultora ‘McKinsey’ y que hoy representan a su homónima ‘Virtus Partners’. Aun cuando poco o nada se supo de dicha reunión, existen antecedentes que permiten suponer, como motivo central del encuentro, la presentación y discusión de un documento redactado por su presidente en el cual se abordarían temas de índole económica que podían afectar al empresariado durante el curso de 2014; presumiblemente, el documento contenía, además, un análisis acerca de cómo los cambios sociales de los últimos meses habían impactado a ese sector. Se sabe sí, a ciencia cierta, que no hubo posibilidades en dicho cónclave de pronunciarse sobre el contenido del documento pues solamente asistieron al mismo los presidentes de cada una de las entidades miembros que son seis. Las organizaciones empresariales son bastante rigurosas en cuanto a consultar la opinión de sus consejeros y miembros participantes. No actúan como a menudo lo hacen otras, sino aplican entre ellas la más absoluta democracia.

Durante el presente año, esa misma organización del empresariado nacional (CPC) ha continuado con sus reuniones. La última de todas éstas fue efectuada el miércoles 22 de octubre pasado con presencia de la generalidad de sus directivos, con excepción del representante de la Sociedad Nacional de Minería SONAMI, Alberto Salas. En esa oportunidad acordaron volver a sostener un encuentro a fin de fijar la política de la entidad en diciembre próximo.

LO QUE SUCEDE EN EL GREMIO EMPRESARIAL

Un profesor de derecho de la Universidad de Concepción definió a Chile, en cierta oportunidad, como ‘un país de repercusión, pero de repercusión tardía’, pues las prácticas de las naciones poderosas que llegan, sin lugar a dudas, al país, no lo hacen con la celeridad que podría suponerse; a menudo, tales prácticas se incorporan a la actividad nacional con décadas de retraso.

Es costumbre del empresariado y de los gobiernos de las naciones centrales, el estudio y formulación de planes o estrategias, y la determinación de tareas a realizar en el corto, mediano y largo plazo. Esta circunstancia no debería sorprender pues toda planificación o fijación de estrategias constituye una expresión de lo que podemos considerar, con Gramsci, la ‘consciencia’ de las clases y fracciones de clase dominantes. Pero en Chile, esta consciencia no siempre se manifiesta con celeridad, como ya se ha indicado, sino los cambios advienen con décadas de retraso. Sin embargo, en este último tiempo, y como consecuencia de las manifestaciones sociales de los últimos años (especialmente, las protestas estudiantiles), una novedosa forma de entender el comportamiento social parece haber comenzado a germinar dentro del empresariado [3] . Las clases y fracciones de clase dominantes asumen nuevas formas de organización y se preparan para enfrentar los conflictos del futuro con instrumentos más eficaces y acordes a las tendencias que se advierten en el plano internacional.

LA ORGANIZACIÓN DEL EMPRESARIADO CHILENO

El empresariado chileno se organiza a través de la Confederación de la Producción y del Comercio CPC que, como lo hemos dicho, está dirigida actualmente por Andrés Santa Cruz. La integran seis instituciones, a saber, la Sociedad Nacional de Minería SONAMI, que dirige Alberto Salas; la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras ABIF, que preside Jorge Awad; la Sociedad Nacional de Agricultura SNA, liderada por Patricio Crespo; la Cámara Nacional de Comercio CNC, encabezada por Ricardo Mewes; la Cámara Chilena de la Construcción CCHC, a cargo de Jorge Mas; y, finalmente, la Sociedad de Fomento Fabril SOFOFA cuyo presidente es Hermann von Mühlenbrock.

La CPC es la expresión más genuina de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo; pero no nos engañemos: no es la única, pues también forman parte de esa clase las empresas e instituciones estatales. No son menos compradores de fuerza o capacidad de trabajo la Empresa Nacional del Petróleo ENAP, Corporación del Cobre CODELCO o el Banco del Estado de Chile BANCOESTADO, todas de propiedad estatal, que la Sociedad Quimica y Minera de Chile SOQUIMICH, de propiedad de Julio Ponce Lerou (ex yerno de Pinochet) o Almacenes París, de propiedad de Horst Paulmann. Lo interesante de la existencia de la CPC radica en que, constituida por organizaciones patronales que se han unido para los efectos de la dominación, es una estructura que adquiere tal presencia e importancia dentro del sistema capitalista criollo que bien podemos considerarla como el ‘estado mayor’ del empresariado chileno. Y porque es el campo en donde se manifiesta con mayor transparencia la fracción hegemónica del Bloque en el Poder que, como lo hemos señalado en otros documentos, está constituida por la banca e instituciones financieras.

LOS PLANES DE ESE EMPRESARIADO

La CPC no ha ocultado cuál es, en la actualidad, su principal preocupación. La CPC es una organización de las clases y fracciones de clase dominantes. Sus objetivos no son simplemente de carácter coyuntural o contingente como podría suponerse: reforma tributaria, reforma laboral, reforma constitucional, en fin. No. Una organización de esa naturaleza, que se respete a sí misma y tenga consciencia del rol que debe jugar en el concierto nacional e internacional, no tiene tan limitadas y febles finalidades. Lo cual no quiere decir, en modo alguno, que dichas materias no le interesen; simplemente, no tienen la importancia de otras, que son a largo plazo como, por ejemplo, definir su rol dentro de la sociedad chilena y dentro del contexto internacional, tanto regional como mundial. No por otro motivo ha propuesto a quienes la integran, la contratación de asesorías externas – en el carácter de ‘coaching’ – , que tengan como meta realizar precisamente ese trabajo. No se explica de otra manera la presencia en el cónclave de diciembre del pasado año, en Viña del Mar, de Marcelo y Gonzalo Larraguibel, los expertos de ‘Virtus Partners’, la consultora que presta asesorías a las empresas que deseen elaborar estrategias adecuadas a la actividad de la organización. De hecho, así ha procedido ya la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras ABIF, contratando a esos mismos asesores para sus actividades internas.

POSIBLES CAUSAS DE ESTE CAMBIO DE ACTITUD

Los empresarios chilenos, de a poco, se empiezan a incorporar a las grandes fortunas mundiales. Las gigantescas brechas sociales creadas con la instalación de la dictadura pinochetista, la expoliación de los dineros de los trabajadores en manos privadas (Administradoras de Fondos Previsionales AFP e Instituciones de Salud Previsional ISAPRES) y la continuación y profundización de esas políticas, realizada diligentemente por la Concertación de Partidos Por la Democracia, han permitido la emergencia de enormes riquezas al interior de la formación social chilena. Sus multimillonarios ya figuran en las encuestas de la fortuna mundial realizadas por la Revista ‘Forbes’. Esos acaudalados sujetos, asesorados por ex ministros y personeros dela Concertación, comienzan a extender sus empresas por América Latina e incursionan con relativo éxito en los mercados de Estados Unidos, Europa y otros países grandes. En América Latina, Brasil, Argentina y México concitan la atención de las grandes potencias y se muestran como naciones emergentes capaces de tomar en sus manos las tareas que pueda encomendarles el sistema capitalista mundial. En algunos de esos países (y en otros no tan notables) han hecho sus inversiones los empresarios chilenos. Porque ese Chile empresarial necesita salir del cascarón en que se encuentra. Para ello debe ponerse a tono con el sistema capitalista mundial lo que implica adaptar sus instituciones a ese sistema y aceptar desde ya los cambios que ya se han producido en otras naciones más poderosas. Muchos de aquellos han sido puestos ya sobre el tapete de la discusión por los movimientos sociales. No constituyen, por tanto, exigencias sorprendentes o que puedan poner en peligro la dominación que ejerce el empresariado nacional; por el contrario: en algunos casos, son verdaderas condiciones que ha de cumplir dicho estamento para poder participar con éxito en la dominación tanto regional como mundial.

Por eso, las organizaciones que participan dentro de la CPC han empezado ya a analizar la propuesta de la nueva ruta a recorrer en esta fase que presenta la evolución del sistema capitalista mundial y que traza, en Chile, fundamentalmente, la ABIF, fracción hegemónica de las clases y fracciones de clase dominante, a cargo de la conducción del Bloque en el Poder. Los consejos directivos de la CNC, la SNA y la CCHC prometen comenzar a analizar este mes esas propuestas; también ha dicho que va a hacerlo la propia ABIF. Solamente la SOFOFA y la SONAMI han manifestado su deseo de no establecer fechas para realizar tal tarea; pero no porque sean renuentes a aceptar el nuevo camino emprendido por la CPC sino, simplemente, por razones de organización.

Así, pues, los planes inmediatistas de analizar los detalles de las reuniones sostenidas con la presidenta en La Moneda, el balance de la gira presidencial y el análisis de la reforma laboral, temas que se pensaba tratar en el mes de septiembre pasado, han quedado postergados ante la necesidad de fijar de una vez el rol de la máxima entidad del empresariado y su ruta de actividades para los años que se aproximan. La CPC cambia, de ese modo, su forma de proceder que, en los años anteriores, se centraba en las elecciones de su dirigencia y no en el rol de la entidad ni, mucho menos, en sus planes de trabajo.

No saquemos, sin embargo, cuentas alegres de todas estas reflexiones. La clase empresarial no va a aceptar la generalidad de las propuestas de reformas que se le presenten. La lucha de intereses (negada por tantos ‘izquierdistas’) que se da en el plano político se encuentra caracterizada por la extrema debilidad de quienes la libran; esa circunstancia no es desconocida por el empresariado que no va a vacilar en aprovecharla en su propio beneficio.

PREOCUPACIONES ACTUALES DE LA CPC

Por de pronto, las preocupaciones de la CPC son:

1. Las reformas que se aproximan;

2. Estructura interna de la CPC e incorporación de otros gremios;

3. Renovación generacional y de género dentro de la organización; y

4. Relaciones de la entidad con el Gobierno de la ‘Nueva Mayoría’.

1. Las reformas que se aproximan.

El empresariado no es contrario a las reformas que propuso el gobierno del pacto ‘Nueva Mayoría’. Ya lo hemos afirmado en otras oportunidades. Y el propio timonel de la CPC se ha encargado de hacerlo presente:

«El empresariado confía en la Presidenta de la República. Ella es una mujer inteligente, capaz y con liderazgo» [4] .

Pero el empresariado es una clase ‘consciente’ de su carácter de clase dominante. Ya lo hemos dicho. Se da cuenta de la extrema debilidad del pacto gobernante y sabe perfectamente que puede sacar ventajas de esa debilidad, lo que hará sin temor alguno, sin importarle quien quiera reprocharle su falta de escrúpulos. Está frente a un gobierno que sufre las consecuencias de sus errores o, como lo señala el editorial de un periódico digital, frente a una persona (Michelle Bachelet) que ha transformado su Gobierno

«[…] además de unipersonal absoluto, en el gobierno más solo desde la vuelta a la democracia» [5] .

Y el empresariado actuará. Porque no sólo puede sino debe actuar de esa manera. Y es que no sería únicamente poco inteligente hacerlo de otro modo en esas circunstancias sino estaría introduciendo un principio de renuncia a su proverbial capacidad de dominar, lo que podría transformarla en un verdadero absurdo social. Por eso, no hay que sorprenderse si continúa procediendo como hasta ahora lo ha hecho, es decir, protestando en contra de las proposiciones del Ejecutivo o atribuyéndole la culpa de la desaceleración pero, a la vez, concediendo su beneplácito a las mismas y corrigiendo el texto de cada uno de los proyectos presentados [6] . Y en eso estará secundado por su representación política natural que es la Alianza Por Chile. No de otra manera serán examinadas las reformas pendientes que son la Educacional, la Constitucional y la Laboral.

2. Estructura interna e incorporación de otras agrupaciones.

Hasta el momento, la estructura interna de la CPC se ha mantenido sin variaciones. Seis son las instituciones que participan en ella, las mismas a que hemos aludido en otro acápite de este análisis. Esa ha sido su estructura originaria.

Sin embargo, la organización, bajo la conducción de Andrés Santa Cruz, ha querido adaptarse a los nuevos tiempos, lo que pone de manifiesto, una vez más, su cultura esencialmente ‘consciente’ y, por ende, su capacidad de entender que debe adecuarse a los cambios que se están produciendo constantemente dentro de su entorno y más allá del mismo; entre aquellos, aceptar que nuevas instituciones, nacidas en otras épocas y oportunidades, puedan también participar dentro de ella con plenos derechos y obligaciones en la conducción del conjunto social.

En efecto, a partir de la reglamentación dictada en tiempos de la dictadura, se fueron organizando estructuras comerciales que mueven hoy volúmenes no despreciables de dinero; aun cuando esas sumas no les pertenecen, tienen el poder de administrarlas y disponer de las mismas en la forma y tiempo que quieran. No está de más recordar que el origen de ese dinero no es otro que una sostenida expoliación a la clase trabajadora. Pertenecen a ese segmento las Administradoras de Fondos de Pensiones AFP y las Instituciones de Salud Previsional ISAPRES. Otras, como las ATE, los Colegios Privados, en fin, aun cuando se encuentran plenamente vigentes, carecen aún de real significación pues se trata de estructuras cuya organización, precaria aún, no ha alcanzado a adquirir el poder y presencia de aquellas que emanan de la privatización y mercantilización de servicios destinados a satisfacer derechos elevados en otros tiempos al rango de ‘constitucionales’ (salud, educación, vivienda, trabajo).

Es lógico pensar que, en primer lugar, las AFP van a pasar a integrar el ‘estado mayor’ del empresariado chileno; no existe inconveniente para pensar que, en un tiempo probablemente corto, las seguirán las ISAPRES. Y en un futuro, tal vez, y si se organizan seriamente, las demás instituciones mercantiles que el paso de Pinochet por la historia de la nación dejó como legado.

3. Renovación generacional y de género dentro de la organización.

La CPC tampoco podrá evitar que las transformaciones internacionales la afecten. Y es porque las clases y fracciones de clase dominantes son estamentos verdaderamente revolucionarios pues nada les cuesta derribar lo que han construido y reemplazarlo por algo nuevo. De hecho, así han procedido a lo largo de la historia. Y es que viven de la extracción del plusvalor; pueden destruir o derribar para, luego, construir o levantar. Nada les cuesta. Porque su forma de vida es apoderarse de lo que otros producen para su propio provecho. Son estructuras esencialmente parasitarias por lo que todo su patrimonio está constituido por exacciones y despojos ajenos; lo pueden dilapidar cuando quieran y como quieran porque saben que, de inmediato, se resarcirán del todo.

La sociedad humana, en otras formaciones sociales, tiende a renovarse generacionalmente y a dejar en manos de las mujeres la dirección de las empresas y organizaciones. La mujer que sirve al empresario y la mujer empresaria (llamada en otras épocas ‘mujer mercadera’) toma su lugar ya sea como representante del empresario o como compradora directa de fuerza o capacidad de trabajo, y participa activamente en la captura y caza del plusvalor. También lo hace en otros aspectos de la vida social, y el empresariado no puede estar ajeno a tales cambios. Es probable que también la CPC comience a imponer la incorporación de la representación de género en sus organizaciones (hasta el momento exclusivamente masculinas) a la manera que sucede en las formaciones sociales europeas. La modernización llegará al empresariado chileno de la mano de la incorporación de la mujer a las tareas de la explotación.

4. Relaciones con el Gobierno del pacto ‘Nueva Mayoría’.

El examen del rol de la CPC en el concierto nacional e internacional y la formulación de planes o estrategias a futuro, implican el análisis de las relaciones que dicha organización ha de tener con el Gobierno del pacto ‘Nueva Mayoría’. Y éstas pasan por el examen de un sinnúmero de circunstancias entre las que se pueden citar los acuerdos que han de firmarse sobre política energética, las reformas laborales, la tuición que algunos organismos de Gobierno puedan ejercer sobre las empresas vinculadas a la CPC, las relaciones del empresariado con los habitantes originarios de Gulumapu, el problema de la delincuencia, en fin [7] .

La labor de establecer vínculos con el estamento gobernante es importante. Desde hace un tiempo considerable y con el triunfo de la economía social de mercado como modelo a imponerse en Occidente, los gobernantes no representan, como antaño, el interés del estado-nación, sino son agentes comerciales. Bástenos recordar las enormes delegaciones comerciales e industriales que viajan con los representantes políticos de cada nación. De ahí que uno de los hechos a analizar por la CPC ha de ser su rol no sólo dentro de la nación sino en el concierto latinoamericano y mundial. Así, pues, las labores que esperan a ese ‘estado mayor’ del sistema capitalista chileno ´para los próximos meses son muchas.

Y no deja de ser lamentable que los sectores sobre los cuales debería recaer la tarea de construir la nueva sociedad que ha de reemplazar a la actual, no puedan desarrollar una tarea de unificación como la que realiza imperturbablemente la organización empresarial sino, como manifestación de la cultura legada por la dictadura pinochetista, predominen en sus actos las luchas por imponer liderazgos, a menudo inmerecidos, o la despreciable defensa de intereses bastardos [8] .

Santiago, noviembre de 2014



[1] Una encuesta de la Universidad Diego Portales UDP (Encuesta ICSO-UDP 2014) dada a conocer el miércoles 5 del presente señaló que el desempeño como diputados de los ex dirigentes universitarios que lideraron en 2011 y 2012 el Movimiento Estudiantil, cuenta con una alta desaprobación de 52,1 por ciento y una aprobación de sólo 26,5 por ciento.

[2] Así lo hizo durante muchos años (fines de 1900 y principios de 2000) la empresa transnacional sueca ‘Ericsson’, cuyos ejecutivos estaban permanentemente invitando a sus trabajadores a perfeccionarse para pertenecer a la ‘gran clase mundial’.

[3] Una de los personajes más lúcidos en este aspecto es el empresario Roberto Fantuzzi, hombre que parece estar adelantándose permanentemente a sus colegas en la previsión de los hechos.

[4] Radio Cooperativa: «Andrés Santa Cruz: El empresariado confía en Bachelet», 14 de septiembre de 2014.

[5] Editorial: «Perdidos en la noche», ‘El Mostrador’, 07 de noviembre de 2014.

[6] Es en ese contexto que deben analizarse las expresiones de Hermann Von Mühlenbrock, presidente de la SOFOFA cuando, en la Cena Nacional de la Industria, realizada el 5 del presente, a la cual asistió la presidenta Bachelet, señaló a ésta su preocupación por ‘el creciente clima antiempresarial que se ha venido creando en el papis’, según lo informa un cable de la Agencia UPI fechado el 6 de noviembre de 2014.

[7] En este último tiempo, un hecho significativo lo ha constituido la protección policial temporal que el Gobierno ha dado a la banca e instituciones financieras con motivo de los reiterados asaltos realizados a los camiones blindados. En el afán de proteger los intereses del empresariado se manifiesta, así, la increíble paradoja en virtud de la cual los guardias armados de las empresas de seguridad, pagadas por el sector financiero para trasladar las remesas de dinero, han necesitado de la protección de la policía uniformada para poder realizar su labor.

[8] Un claro ejemplo del predominio de los intereses particulares por sobre los de la colectividad se ha dado en el caso de la llamada reforma educacional. Sobre el particular, puede leerse el documento de Edison Ortíz «Política y egos: la difícil tramitación de la reforma educacional», ‘El Mostrador’, 03 de noviembre de 2014.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.