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El Informe de Interpol no pasaría las indicaciones actuales del Departamento de Justicia Estadounidense

Fuentes: Aporrea

Hace unos días acaba de ser publicada -en línea- la segunda edición de la «Guía para las Primeras Respuestas de Cualquier Investigación de la Escena de un Crimen Electrónico» del Departamento de Justicia Estadounidense. Un reporte especial del Instituto de Justicia de esa nación, con 74 páginas, que se distribuye en inglés bajo el formato […]

Hace unos días acaba de ser publicada -en línea- la segunda edición de la «Guía para las Primeras Respuestas de Cualquier Investigación de la Escena de un Crimen Electrónico» del Departamento de Justicia Estadounidense. Un reporte especial del Instituto de Justicia de esa nación, con 74 páginas, que se distribuye en inglés bajo el formato electrónico PDF. En la introducción, página VII, se puede leer:

«Cuando se trata con evidencia digital, los principios y procedimientos de la generalización forense deben ser aplicados:

* El proceso de recolectar, asegurar y transportar la evidencia digital no debe cambiar la evidencia.

* La evidencia digital debe ser examinada solamente por aquellos que estén específicamente entrenados para ese propósito.

* Cualquier cosa hecha durante la preservación, transportación y almacenamiento de la evidencia digital debe ser totalmente documentada, preservada y disponible para su revisión.»

Unas líneas más abajo se añade:

«En adición a las ramificaciones legales del accceso impropio a los datos que están almacenados en un computador, quienes respondan de primero deben comprender que los datos de computadores y otras evidencias digitales son frágiles. Solamente el personal entrenado apropiadamente debe intentar examinar y analizar la evidencia digital.»

En función de esta guía de acción se puede entonces, revisar la cita textual del Informe de Interpol de Mayo del 2008, con relación a los supuestos computadores de Raúl Reyes, que señala en su página 8, de la versión en español:

«Conclusión no. 2b: Entre el 1 de marzo de 2008, fecha en que las autoridades colombianas incautaron a las FARC las ocho pruebas instrumentales de carácter informático, y el 3 de marzo de 2008 a las 11.25 horas, momento en que dichas pruebas fueron entregadas al Grupo Investigativo de Delitos Informáticos de la Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) de Colombia, el acceso a los datos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados para la aplicación de la ley».

Así pués, un simple análisis de relación de los contenidos conlleva a pensar que las dos primeras indicaciones del reporte especial estadounidense fueron incumplicadas y de esa forma se puso en entredicho toda la veracidad de las evidencias digitales que Ronald K. Noble, en nombre de la Interpol aseguró no haber detectado hayan sido manipuladas.

Tal vez en armonía con las indicaciones del documento gringo y en otras latitudes, Interpol pudo haber concluído que su falta de haber encontrado indicios de manipulación de las pruebas instrumentales, no descartaba que ello fuese posible. Un esfuerzo profesional y serio de la Interpol debería haber agregado también que, el incorrecto tratamiento de la evidencia digital por parte de quienes respondieron de primero -en Colombia-, resultaba una grave falla que contravenía las pautas de la justicia estadounidense.

Se pudo haber recomendado profundizar en el tercer señalamiento que deja abierta la posibilidad de revisar, con mayor detalle, el tratamiento de la evidencia digital para determinar así su validez real en cualquier proceso legal en los Estados Unidos. En especial cuando se tenía información de que los computadores y dispositivos de almacenamiento digital fueron extraídos ilegalmente de territorio ecuatoriano y bajo condiciones «muy peculiares».

Como se puede entender, los funcionarios estadounidenses conocen bien cómo se deben hacer las cosas para que las mismas sean correctas, pero con una gran debilidad de la ética profesional, figuras tristes como Ronald K. Noble, se prestan para turbios manejos mediáticos con tal de promover los intereses políticos de la pérfida junta Bush-Uribe.

Un lamentable ejemplo de la gran crisis moral de los EEUU que viene a reforzar aquella cita del filósofo griego Demócrates, quién en cierta ocasión sentenció:

«Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa.»

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