«Fueron asesinados otros hombres, otros que como tú se llamaban Rodrigo» Pablo Neruda Rodrigo Cisternas Fernández, un joven obrero forestal, de 26 años, era uno más de los cinco mil trabajadores de Bosques Arauco, que el 30 de abril, después de más de un mes de negociaciones, decidieron votar la huelga y movilizarse para conseguir […]
«Fueron asesinados otros hombres, otros que como tú se llamaban Rodrigo» Pablo Neruda
Rodrigo Cisternas Fernández, un joven obrero forestal, de 26 años, era uno más de los cinco mil trabajadores de Bosques Arauco, que el 30 de abril, después de más de un mes de negociaciones, decidieron votar la huelga y movilizarse para conseguir mejores salarios y condiciones laborales dignas.
Rodrigo Cisternas Fernández, despachador de grúas desde hace dos meses trabajaba para el gran imperio de los Angelini, él pedía un sueldo que le alcanzara para tener una vivienda digna junto a su esposa y a su hijo de cinco años. El pedía que se eliminara el falso concepto de subcontratación y que Angelini, amparado en sus empresas fantasmas, diera la cara.
El joven Rodrigo Cisternas, se enfrentó a una de las familias más poderosas de Chile, el grupo Angelini, a través de la Empresa Bosques de Arauco, uno de los mayores productores de harina de pescado, que por añadidura controla el rubro de combustibles y que también es propietaria del negocio forestal a través de su filial Celulosa Arauco, no sólo a nivel nacional, sino también mundial, que supera un valor bursátil de US$ 19.000.-millones, (según cifras oficiales que entregan ellos en sus informes) todo esto sin mencionar que además poseen activos en los sectores pesqueros, minero y de generación eléctrica.
Este obrero, de tan solo 26 años junto a otros miles de trabajadores se manifestaron, tomándose la ruta 160 de la provincia de Arauco, después de intentar ante sus patrones, una negociación que no dio ningún resultado positivo frente a sus demandas.
La respuesta, ha sido la misma que han recibido todos aquellos que se han organizado y se han movilizados por sus demandas justas. Cientos de policías, con refuerzos de tres ciudades, acudieron al llamado de estos poderosos empresarios, que vieron peligrar sus intereses.
Rodrigo Cisternas Fernández, uno de los tantos trabajadores humildes de este país, quiso cambiar el rumbo de una historia sembrada de denigración y represión, se subió a uno de los vehículos cargadores de la empresa y sin más ánimo que frenar la locura de balazos y bombas lacrimógenas en las que estaban envueltos, las emprendió contra quienes aún, actúan con plena impunidad.
La respuesta de las fuerzas policiales, quienes se han convertido hoy en el brazo armado del gran empresariado, no se dejó esperar, y tres balas certeras, una de ellas directa a la cabeza, lo dejó arriba de su herramienta de trabajo, cegando sus sueños, sus demandas y su alegría de pensar que una petición justa, tendría como recompensa, un futuro distinto para su familia que esperaba tranquila en casa, el final del conflicto.
La Presidenta Michelle Bachelet ha declarado hoy que «la muerte de Rodrigo es la derrota de todos», una frase extraña, pues nada podría justificar la muerte de este obrero. La Presidenta de Chile debió haber precisado que este tipo de «hechos», de asesinatos, es producto de una cultura de la impunidad de la que los gobiernos de la concertación se han hecho cómplices.
Más de 15 mil personas, despidieron a Rodrigo en el cementerio de Curanilahue, una localidad del sur de Chile, las casas sencillas del sur lluvioso, despidieron a Rodrigo con banderas enlutadas a media asta, mientras Pascual Sagredo, presidente del Sindicato de Trabajadores Forestales manifestaba «uno de nosotros ha caído, pero se levantaran miles de trabajadores humildes y sencillos de la provincia de Arauco».
Los trabajadores movilizados no son parte de su derrota señora Presidenta, ellos, los más sencillos, los más humildes, exigen justicia, exigen un trabajo digno, demandan la inmediata retirada de las fuerzas policiales. Un joven trabajador, ha caído en esta larga lucha contra las desigualdades sociales. Otro obrero más ha sido asesinado y las plazas de todo Chile hoy tendrán su nombre escrito, Rodrigo Cisternas Fernández, estará en las pancartas, en las voces de hombres y mujeres que seguirán esta marcha que no termina con su muerte, que continuará con su ejemplo de valentía y de vida.