La justicia estadounidense está ratificando en los estrados judiciales la invalidez de las extradiciones de Simón y Sonia. En otras palabras, todo es un montaje para tratar de enlodar el nombre de una organización insurgente como las FARC y así justificar los planes imperiales en América Latina y el Caribe. Un pretexto que ya en […]
La justicia estadounidense está ratificando en los estrados judiciales la invalidez de las extradiciones de Simón y Sonia. En otras palabras, todo es un montaje para tratar de enlodar el nombre de una organización insurgente como las FARC y así justificar los planes imperiales en América Latina y el Caribe.
Un pretexto que ya en el primer y segundo ‘round’ en contra de Simón Trinidad fracasó, llevando finalmente a la renuncia del juez, Tomas Hogan, por presionar un veredicto favorable a las políticas en ‘contra de las drogas’ de Bush y a su paria, el narcoparaco Uribe Vélez.
Sarcásticamente el juez federal, Robertson, se refirió a los acuciosos periodistas colombogringos amontonados en sala donde se celebraba la audiencia, «Para quienes están listos para salir corriendo con sus celulares y dar la noticia sobre la sentencia (… de Sonia), debo decirles que eso no ocurrirá».
Contrariamente, el tema de la narcoparapolitica hunde más en el fango de la crisis al régimen uribista y sus áulicos en las esferas de la oligarquía colombiana.